Hace algún tiempo una famosa influencer italiana que tiene más de 30 millones de seguidores, Chiara Ferragni, compartió un post con “errores” de bulto sobre el aspecto de un feto de ocho semanas.

La foto enseñaba una masa de polvo informe. El objetivo, confirmado por el texto que acompañaba la foto, era afirmar que en el vientre materno, en dicha fase de gestación, no había ningún ser humano. No tenía cabeza, ni manos, ni pies. Simplemente polvo.

En los comentarios de la página en la que se compartía la fake news, intervinieron médicos y biólogos explicando que se trataba de una noticia falsa, que dicha imagen no mostraba la verdad. Algunos de ellos, aunque se declaraban a favor de la ley 194, que en Italia permite abortar en esa fase del embarazo, decían que no estaba bien mentir.

Después de algún tiempo, los gestores de la página tuvieron que quitar la imagen y los contenidos ligados a ésta, porque eran claramente falsos.

“Bien está lo que bien acaba”, podríamos pensar. Si bien nos alegramos de que la noticia se haya eliminado de la página principal, ¿cómo no cuestionarnos cuántas personas han recibido una noticia falsa siguiendo un perfil de una influencer de más de 30 millones de seguidores?

¿Cuántos, aparte de la noticia inicial, han recibido la rectificación? Suponemos que pocos, ya que la influencer en cuestión no ha rectificado en su perfil ni se ha disculpado por haber dado un paso en falso.

La pregunta que se impone ante situaciones como esta es exigida: ¿Cómo parar un bulo, cuando lo comparte una persona famosa, que alcanza millones de usuarios con un click? El primer paso es ayudar a los internautas a tomar mayor consciencia de que también en las redes sociales se les puede engañar.

He aquí unos cuantos consejos para defenderse de las fake news:

  1. Tener claro que existe el problema. Los buscadores online intentan luchar contra estos sitios web, las redes sociales menos. Y es precisamente en ellas donde se multiplican las fake news. Con internet aumenta el radio de difusión también para los medios más pequeños, que rápidamente, gracias a la ignorancia inculpable de muchos usuarios, consiguen alcanzar un gran éxito masivo en las redes sociales. Abramos los ojos a este fenómeno. Tal vez quien comparte un bulo lo hace de buena fe, pero no es oro todo lo que reluce ni es verdad todo cuanto las personas que seguimos Pueden equivocarse.
  1. En el mundo no sólo existen los buenos, dice un refrán, y tampoco en la web. En las redes sociales, como en la vida, se pueden encontrar personas que nos pueden confundir. Las fake news, de hecho, son una verdadera falsificación de noticias, que va desde la distorsión hasta la desinformación o incluso a la manipulación. Bastaría con verificar. Y para verificar se requiere sentido crítico, no ser ingenuos y no asumir todo como verdadero de entrada.
  1. La consigna es verificación: Verifiquemos que cuanto estamos leyendo o escuchando llegue de una fuente fiable. Verifiquemos que las noticias que leemos en las redes sociales como Instagram, Twitter o Facebook vengan de fuentes fiables.
  1. No leamos sólo el título, sino el contenido: busquemos además otras fuentes para ver nuevos puntos de vista sobre el mismo tema.
  1. Avisemos a quien comparte una desinformación que está difundiendo un “bulo”, cuando nos demos cuenta.
  1. En definitiva, como nos sugiere el sentido común, creemos nuestra propia lista de fuentes fiables.
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