¿Cuántas veces queremos ver una película en familia y no sabemos cuál elegir?

Poner de acuerdo los gustos de todos no es tarea fácil, pero algunas historias lo consiguen. Como el film «Jojo The Rabbit«: estrenada hace menos de un año, está ya disponible en vídeo.

La mayor parte de los filmes que tratan de un período oscuro y trágico como la segunda guerra mundial, tienden a llevarnos a planteamientos en que podamos distinguir con claridad entre el bien y el mal.

Suelen ser películas dramáticas, donde el mal es representado por los “malos”, los nazis, culpables de crímenes horrendos contra la humanidad. Esta película consigue evitar los tópicos, mostrándonos con tonos ligeros cómo el respeto hacia el otro, la tolerancia y el amor, superan las barreras y se convierten en principios universales.

Nos sitúa en la Alemania nazi de 1945, cerca del colapso, y lo vivimos a través de los ojos de Johannes Jojo Betzler, un niño de diez años que tiene como amigo imaginario a un divertido Adolf Hitler. Jojo no sabe nada de su padre, que desde hace dos años combate en el frente, su hermana falleció por una gripe, y su madre pasa fuera de casa gran parte de su tiempo.

Ha crecido con el mito de Hitler, con la fidelidad ciega al régimen y la convicción de que los judíos son criaturas extrañas y perversas. Es un ferviente mini-nazi, perfectamente integrado en la juventud hitleriana, y ha jurado dedicar todas sus fuerzas y energías al salvador de su patria.

Es como si el destino del pequeño Jojo estuviese marcado: ha crecido en un clima de violencia y odio hacia el otro (lo que -para él- representa la normalidad): ¡Jojo nunca podrá cambiar!

Pero, con ocasión de uno de los “fantásticos week end de entrenamiento”, en el que militares semejantes a jefes Scout enseñan a los adolescentes a “divertirse” a golpes de «Heil, Hitler» y explosiones de granadas, se desvela por primera vez el alma inocente del chico.

“!Mata! ¡Mata! ¡Mata!”: a su alrededor, camaradas mayores le ordenan matar un conejo, como demostración de fuerza. A pesar de la presión de los matones, Jojo no cede; se niega a matar al conejo e intenta ponerlo en libertad, por lo que es humillado y, como burla, le ponen el mote de ”Rabbit”.

Tras una breve conversación con su amigo imaginario, vuelve y, para demostrar su coraje, sin permiso de nadie, lanza una granada, pero con su inexperiencia lo único que consigue es herirse. Obligado a una convalecencia forzosa, descubrirá que no está solo en casa; con él vive Elsa.

Elsa es una antigua compañera de clase de su difunta hermana, apenas una adolescente, le gusta el dibujo y la poesía pero, sobre todo, es judía. Un detalle que el pequeño Jojo no puede pasar por alto. Enemigos declarados, los dos se ven obligados a convivir, ella para sobrevivir, él para proteger a su madre, a la que quiere más que a nada. Los dos tienen que pasar juntos muchos ratos, y pronto el amor y la amistad, más fuertes que el odio racial, se abrirán paso en el alma del muchacho.

Jojo y Elsa se ayudarán a superar momentos difíciles, hasta que el “lavado de cerebro” del chico, encarnado por su amigo imaginario, Adolf Hitler, desaparezca del todo. La conciencia de Jojo le empujará a dar de patadas a su ídolo, oponiendo a las consignas nazis el valor de la poesía y de la amistad.

El hilo rojo de la trama es el amor. Diversos momentos y personajes muestran que el bien es más fuerte que el mal, que la amistad es un valor que se construye y se hace indispensable, y, sobre todo, que el miedo a lo diferente no es más que una gran mentira que se vence con el diálogo y la apertura.

Este film demuestra, en clave ligera, que nadie nace odiando a sus semejantes por culpa de su raza, y que igual que aprendemos a odiar, podemos aprender a amar; porque el amor sigue siendo un sentimiento natural y más fuerte que el odio. “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar. El amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario” (Nelson Mandela).

La trama no se ha desvelado del todo: ¡buscad un poco de tiempo y disfrutad de la película con la familia!

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