¿Qué son los memes? Tal vez muchos padres, como yo, se hicieron
esta pregunta cuando un hijo adolescente les dijo: «¡mira este meme!». Totalmente perdidos, pero con el aire de quien tiene la
situación bajo control, sin hacer la inútil (o retrógrada, incluso)
pregunta: «¿qué es?», revelando el abismo generacional entre nosotros y los
chicos, nos acercamos a nuestro hijo para comenzar una inesperada
aproximación a su mundo.

De este modo, si dejamos paso a la curiosidad, sin etiquetar este nuevo
modo de comunicar como una pérdida de tiempo, o algo inútil, o incluso un
peligro que esconde quién sabe qué especulación económica, puede nacer un
diálogo fructífero y emocionante entre nosotros y nuestros hijos.

Origen de memes

Es una palabra que proviene del griego mímēma, que significa
«imitación». El término fue acuñado por primera vez por Richard Dawkins, un
biólogo inglés, en su libro de 1976, The Selfish Gene, en el que
proponía la aplicación de los conceptos de biología evolutiva al estudio de
la transferencia de información cultural. Según Dawkins, de manera similar
a un gen,

un meme es una unidad de información cultural, una idea, un
comportamiento, que se transfiere de una persona a otra propagándose
rápida y viralmente.

Son, por tanto, elementos de una cultura o de una civilización que se
transmiten por medios no genéticos, sino por imitación.

En el lenguaje actual hablamos de «memes por internet», es decir,
una imagen o vídeo acompañado de una frase divertida, que se difunde por
internet y se hace viral. La viralidad, es decir, la rápida difusión en la red, es una característica
esencial, sin la cual los memes serían simples mensajes icónicos. Se
produce un efecto dominó que da lugar a un consenso y
participación, que alcanza a millones de personas a través de los canales
sociales.

El éxito del meme se debe a que es un producto de fácil consumo y
cuyo único propósito es entretener, aunque a veces aporta contenidos
importantes. Durante la cuarentena circularon muchos, algunos inspirados en
noticias, otros en declaraciones de políticos o científicos expertos;
algunos hilarantes, otros portadores de información seria.

Volviendo al diálogo con nuestros hijos, el meme puede ayudar al
acercamiento de dos mundos aparentemente opuestos y distantes; muchos
retratan las infinitas facetas de la vida, los estados de ánimo y
pensamientos de un adolescente, incluidos los problemas en las relaciones
con sus compañeros, con sus padres y con la escuela.

El meme

pone en acción esa toma de conciencia por la que, cuando nos apoyamos
sobre una base de ironía saludable, no etiquetamos,

no juzgamos, no perdemos la paciencia; nos hace descubrir -con una sonrisa-
cómo es posible soportar con paciencia los años de desarrollo de los
chicos, y nos abre a la comprensión de su mundo. Por el contrario, cuando
reciben un meme sobre los divertidos hábitos o manías de sus
padres, descubren que no son las únicas víctimas de unos padres antiguos y
pesados, y la risa que estos memes despierta en ellos, junto con
la sensación de formar parte de un grupo, genera el llamado “mal de muchos,
consuelo de tontos”, y probablemente se acercarán a nosotros y a nuestros
defectos con mayor clemencia.

Usos inteligentes del lenguaje de los memes

Como prueba del error de tachar de inútil todo lo que viene de las nuevas
generaciones, existe el uso de memes en algunas áreas: por
ejemplo, en el mundo de la enseñanza, se han inventado algunas que
sintetizan y ayudan a memorizar teorías filosóficas o acontecimientos
históricos; o son un apoyo educativo válido para aquellos que, por diversas
razones, tienen un rol educativo, por ejemplo, monitores de campamentos, y
se utilizan para que los niños se motiven. No faltan memes con
contenidos extremos e inconvenientes, pero incluso en este caso puede ser
útil aprovecharlos para poner en práctica el papel de educadores, y enseñar
a los hijos a saber elegir; como todo, tiene su lado positivo y negativo, y
nada debe ser condenado a priori; hay que saber distinguir lo
bueno de lo malo, siguiendo lo que nuestra conciencia, naturalmente
inclinada al bien, nos indica cada vez.

No nos encerremos en la incapacidad de entender lo que significa la
tecnología para nuestros hijos; al contrario, vivámosla juntos, dejándonos
enseñar por ellos, dejándonos implicar con entusiasmo en las innovaciones,
y así podamos convertirnos en sus aliados.

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