Todo ángel es terrible. La historia de la familia de una gran escritora de finales del siglo XX
Susanna Tamaro. Todo ángel es terrible, Seix Barral 2013
Susana Tamaro es una escritora italiana que se dio a conocer en la escena literaria internacional con Donde el corazón te lleve, best seller publicado en 1994 y que ha llegado vender más de 15 millones de ejemplares en más de treinta idiomas.
Le siguieron otras novelas, cuentos para niños y también ensayos, entre los que, en mi opinión destacan Anima Mundi, Respóndeme, Tobías y el ángel, El caballero Corazón de melón, todos traducidos a los idiomas más importantes.
La escritura es una lucha, no tanto física como del alma. Susana Tamaro hace que sea visible en su última obra, Todo ángel es terrible. Ella afirma que el proceso de creación es como un descuartizamiento del espíritu. Leyendo el libro se puede afirmar que Tamaro no exagera. De hecho, se trata de una especie de «ajuste de cuentas» con ella misma, es decir, con la historia de sus propias raíces, que es, sin duda, una clave literaria para gran parte de su obra. El sufrimiento aquí es doble, porque la que paga el pato no es sólo la autora, es también la persona. Y el lector resulta muy implicado.
La obra de Tamaro no pretende ser autobiográfica, aunque puede ayudar a entender quién es ella y la historia de sus parientes, sobre todo sus padres ya desaparecidos. El libro tiene una intención verdaderamente literaria, por lo tanto potencialmente universal en su concreta y particular historia; es la historia novelada de su familia.
En una cultura donde la familia se rompe y los dolores de estas fracturas familiares se esconden, porque dan miedo, o se denuncian, con inútil propósito de venganza, la historia de Tamaro es una historia de esperanza y curación. Ella nos dice que la negatividad heredada no es la última palabra, que el perdón no es facultativo ni una cura psicológica a buen precio, sino la única condición posible de estabilidad interior, de la propia madurez humana y por tanto espiritual.
La mirada de Susana Tamaro sobre su propia identidad sedimentada de los vínculos, de la herencia que se revela y se reconoce poco a poco al ritmo de la narración de los penosos acontecimientos familiares, es una mirada curativa. Se advierte el dolor, se toca, pero es un dolor que ya ha desarrollado su acción purificadora. Los dolores ya se han calmado y se perciben como fecundos.
Susana Tamaro, con su «novela», se centra en las preguntas de por qué se escribe y para quién se escribe. Es por eso que Todo ángel es terrible termina con reflexiones sobre el arte de escribir, sobre el esfuerzo y el dolor de la escritura, así como de las alegrías. También ofrece indicios interpretativos de sus obras, leídas sumariamente por algunos críticos. Cito un resumen de las dos dimensiones que se entremezclan en toda obra literaria, el aliento de la propia vida y la respuesta a un talento, a un don que implica esfuerzo interior. El tío Abraham, hermano de Italo Svevo, abuelo de Tamaro, era un carnicero dedicado a la schechitah, el descuartizamiento ritual propio de la comunidad judía. Para Susana Tamaro hay algo que une a los dos oficios, el de carnicero y de escritor: «Hay que conocer la anatomía y hay que tener compasión, pero es necesario que esta compasión no nos haga temblar la mano, convirtiendo el corte en una inútil agonía. Escribir es un descuartizamiento. Un descuartizamiento de la propia vida, que a cada momento se sujeta a esa tiranía, y de la realidad que comparece ante nuestros ojos. Pero, a diferencia del descuartizamiento nihilista, es un descuartizamiento que adquiere sentido en cada instante. Descuartizo para arrojar luz, no para confirmar en la oscuridad».