El coraje de las propias ideas: entrevista a Oscar de Montigny
«Un héroe es un hombre sencillo. Más que fuerte y poderoso, es aquel que realiza un acto de valentía extraordinario y generoso que implique el sacrificio consciente de sí mismo para proteger el bien ajeno o el bien común».
Oscar de Montigny
La mañana es húmeda y calurosa, de esas que hacen esperar que llegue la noche cuanto antes. El autobús, tras atravesar lenta y perezosamente el centro de la ciudad, me deja justo delante del hotel donde estamos citados. Atravieso el enorme hall, repleto de dorados espejos y sofás rojos. Al fondo de la sala, entre la penumbra de unos vasos orientales enormes, me espera Oscar Montigny, manager internacional de éxito, pero al mismo tiempo inspirador y divulgador de los principios de una Economía 0.0, una nueva propuesta para una economía sostenible, que conjugue los negocios con la filosofía, las finanzas con el arte y la ciencia. Llevo en mi mano El tiempo de los nuevos héroes, su último libro. Mientras me da la bienvenida, me pregunto por qué un hombre de la alta finanza gasta su tiempo en promover y difundir ideas y conceptos con un fuerte valor social, más típicos de un pensador que de un manager. ¿Qué es lo que impulsa a hablar de bien común, valores y héroes, a alguien acostumbrado al frío lenguaje de los números? Y es precisamente esta curiosidad y las ganas de ir más allá de los clásicos prejuicios sobre los hombres de finanzas, la que me impulsa a entrevistarrlo. Y al final, seré sincero, abandono el hall de los dorados espejos y los sofás rojos, feliz de haber conocido un hombre que ama pensar e ir más allá de las convenciones.
Oscar, en una época cada vez más dominada por la tecnología y la globalización, ¿sigue habiendo un sitio para los héroes? ¿Quiénes son los héroes de nuestro tiempo y de nuestra sociedad?
Los héroes de nuestro tiempo son todos los que cada día se sacrifican y hacen algo bueno y útil por la comunidad y el prójimo, sin pedir nada a cambio. Hay hambre de nuevos héroes, de personas que pongan el amor y la gratitud en primer lugar, más allá del egoísmo y el interés individual.
Pero atención. No hay que pensar que esto sólo es posible a los santos. Cualquiera puede ser un nuevo héroe. Y todos nosotros podemos tener la suerte de encontrar nuevos héroes en la vida de cada día. El heroísmo no es algo abstracto o un ideal que está por encima de nuestras fuerzas, sino por el contrario es una semilla plantada en cada uno de nosotros, real, verdadera, siempre dispuesta a germinar. Basta con regarla cada día con amor y convicción, para transformar la semilla en una planta lozana que sepa dar buenos y dulces frutos para la humanidad.
Tenemos que aprender a dejarnos guiar con confianza por los valores familiares para contribuir todos al bien del conjunto del que formamos parte. Sólo de este modo viviremos eternamente, en esa parte de nosotros que habremos entregado a los demás.
Hay una afirmación en el libro que me ha llamado la atención: «La verdadera revolución hoy ya no reside en el cambio, sino en la velocidad de este cambio». En esta continua carrera ¿no corremos el riesgo de perder de vista los verdaderos valores y nuestras raíces? Y quizás también tomar la dirección equivocada.
Hace unos años tuve la suerte de conocer a Tara Gandhi, nieta de Mahatma Gandhi. Tara me contó que su abuelo le decía siempre: «No es la velocidad la que hace la diferencia, sino la orientación». Y la orientación no la dan los viejos sistemas sociales, las estructuras políticas o económicas, las ideologías o las grandes empresas. Entonces, ¿quién puede darla? Nosotros, solo nosotros. Todas las personas de buena voluntad que quieran dejar un rastro de bien en este mundo. Y el nuevo guía de nuestros tiempos es el hombre normal, con su entrega diaria en favor de la colectividad. Esta es la verdadera gran revolución de hoy. Ya no estamos en el tiempo de los semidioses de la Grecia clásica, los profetas carismáticos de la Edad Media o los grandes líderes de pueblos del siglo XX. La persona normal es el nuevo héroe que traza el camino.
Para una empresa de hoy, ¿es importante crear cultura y compartir valores, más que vender productos?
Es fundamental. Para una empresa hoy en día, apostar sólo por la venta de un producto o un servicio sería la ruina. Los tiempos han cambiado y las empresas deben aprender a crear y difundir una cultura de valores para ir más allá del estrecho recinto de los propios intereses comerciales. El objetivo es dar su aportación a una economía sostenible – lo que yo llamo Economía 0.0.-, donde filosofía, arte y ciencia se encuentran y se armonizan con el negocio para ofrecer a la colectividad no sólo un producto, sino un bien. Puedo dar un ejemplo. He ideado y lanzado hace algún tiempo centodieci, una plataforma que ofrece gratuitamente ideas e instrumentos para ayudar a construir una cultura de los valores humanos y sociales, y para ofrecer conocimientos y formar en capacidades. Invertir en cultura produce siempre valor social y ventaja competitiva, que es el fin al que una empresa moderna debe aspirar siempre. A través de centodieci ofrecemos, por ejemplo, estímulos y reflexiones sobre cómo la tecnología está impactando cada vez más sobre nuestra sociedad, sobre las costumbres de nuestras vidas y hasta sobre nuestros valores y raíces. Esto puede ser un bien o un mal. No me toca a mí decidirlo. Mi tarea es orientar y ayudar a las personas a reflexionar para que luego, con autonomía, tomen las opciones más justas y acertadas. Busco ayudar a las personas a plantearse preguntas y a que se esfuercen en darse respuestas.
Si lo consigo, aunque sea en modo mínimo, cada día seré más rico en satisfacción, porque yo también habré contribuido a construir una pequeña parte del bien común.
Nota
Oscar de Montigny es un manager internacional y difusor de los principios de la Economía 0.0.
Es autor del blog
Riflessioni per il Terzo Millennio.