Si este año queréis regalaros algo de “valor”, que ayude a avanzar en ese viajar juntos de la vida, os aconsejamos un libro que puede ser considerado un himno al verdadero amor entre hombre y mujer; un libro que todos los enamorados deberían leer alguna vez en la vida…

Cartas, edición de Elio Guerrero (Edizioni San Paolo, 2012, 15 euros), es una colección de cartas intercambiadas entre los esposos Pietro Molla y Gianna Beretta (Santa Gianna Beretta Molla para la Iglesia católica).

El amor lleva a una “vida nueva”

Estas cartas van desde los años de noviazgo (agrupadas en el capítulo titulado “Quisiera hacerte feliz”), los primeros tiempos de matrimonio (contenidas en el capítulo “ Tu gran amor me ayudará a ser fuerte”), pasando por los largos períodos de lejanía (en el capítulo “ Ya saboreo la alegría de volver a verte”), para llegar hasta los años maduros del matrimonio (“Mi consuelo y mi tranquilidad es tu vigilante y sabia presencia”).

La última carta fue escrita por Pietro en 1961, pocos meses antes de que su mujer muriese después de haber dado a luz a su cuarta hija.

Gianna, en efecto, se sacrificó para que naciera su hija, Gianna Emanuela. Cuando se descubrió que tenía un fibroma, le habrían podido extirpar el útero, pero no quiso porque, como estaba embarazada, habría puesto fin a la vida de su hija.

Pietro falleció en 2010, después de haber pasado casi 50 años de viudez.
Sin embargo, tras la muerte de su mujer, nunca dejó de recordarla, de amarla, de hablar de ella a sus hijos, de agradecerle por haberlo llevado a una “vida nueva”. Por sentido del pudor, pidió a sus hijos que no se publicaran hasta después de su muerte.

Cartas de amor, en el verdadero sentido de la palabra

A través de las conversaciones escritas de los Molla, el lector no sólo “conoce la historia” de estos esposos de Magenta (Milán), que formaron una familia en la Italia de posguerra; en cierto sentido entrarán dentro de nosotros, saborearemos la vida de ese período y compartiremos el amor verdadero que los unía, un amor hecho de confianza mutua, de alegría de estar juntos, de propósitos, de sueños y también de problemas, que para los Molla siempre se debían abordar unidos.

De esa frecuente correspondencia – sobre todo, cuando el trabajo de Pietro (conocido empresario de la época) les mantenía alejados durante largos períodos-, se deduce que el amor vivido por Pietro y Gianna es un amor que crece, en lugar de consumirse; un amor que no se apaga con la llegada de los hijos, sino que se transforma, madura, se hace cada vez más hermoso, gracias a las pequeñas y grandes alegrías compartidas en torno al hogar doméstico.

La grandeza de estas cartas – escritas, sobre todo, en los años del matrimonio, cuando los cónyuges ya eran padres – es mostrar, en la práctica, que el afecto hacia los hijos no sustrae intensidad y pasión a la relación de pareja, sino que regala a los esposos la felicidad de generar juntos la vida, en ellos y fuera de ellos.

El 7 de abril de 1957, por ejemplo, Pietro escribe: “No puedo irme a descansar sin ponerme antes en cariñosísima comunicación contigo; me gustaría tenerte siempre a mi lado, estar contigo, cariñosísima siempre y atenta. Te veo en este momento con Pierluigi en brazos… y beso y vuelvo a besar con todo mi cariño la fotografía de los dos que llevo encima”.

Leyendo estas pequeñas obras maestras, parecerá que hacemos un viaje en el tiempo. Y no sólo por el lenguaje, algo pasado de moda, sino también porque en aquellas dulces conversaciones se respira elegancia, sentido del pudor, delicadeza al entrar en la vida del otro, aspectos que nos cuesta vivir en esta sociedad nuestra donde, a veces, todo transcurre con demasiada rapidez. Ponen en evidencia la alegría de darse, en lugar de utilizarse, de preocuparse de la felicidad del otro, y aceptarse sin poner pegas.

¿Por qué aconsejo este libro?

Porque no nos da a conocer el matrimonio desde el exterior, nos lleva a penetrar en la vida de una familia real. Y si a veces puede parecernos que entramos en un mundo desaparecido, probablemente no nos sentiremos lejos de esta pareja: sus cartas hablan, en efecto, de algo que traspasa las barreras del tiempo y del espacio; de un amor que todos, en el fondo, conscientemente o no, deseamos.

Cartas es una obra maestra porque muestra la esencia de la familia: un maravilloso diseño de amor. A veces tememos que la familia se convierta en tumba del amor, en un lugar de frustración, de aburrimiento, de privación.

Los Molla no estaban imbuidos de ninguna ideología, sino de una fe cristiana vivida; ni siquiera imaginaban que sus conversaciones serían publicadas algún día. Sin embargo, sin saberlo, se han convertido en autores de un cuadro maravilloso, que también hoy puede motivar e inspirar a muchos jóvenes.

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