Tengamos la fiesta en paz, un musical familiar, navideño, lleno de valores
El pasado 3 de diciembre se estrenó en los cines españoles la película “Tengamos la fiesta en paz”, un musical familiar dirigido por el cineasta Juan Manuel Cotelo a través de su productora Infinito + 1.
Después de lo tocada que ha resultado la familia a causa del confinamiento por la crisis del coronavirus, este largometraje llega como agua de mayo a la gran pantalla. Ésta no ha sido la única pandemia que hemos padecido a nivel mundial. Lamentablemente también hay otra plaga, las rupturas familiares. Tantas horas en casa, de convivencia, nos han puesto a prueba a todos; y en más de una ocasión el roce ha llevado a disputas que han echado por tierra más de una relación.
Un musical optimista, divertido, familiar y navideño
Aprovechando la fuerza que tiene el séptimo arte para la transmisión de valores, Cotelo hace uso del trinomio música, humor y Navidad para ofrecer una historia de matrimonio al borde del divorcio.
La trama gira en torno al matrimonio entre los actores Teresa Ferrer y Carlos Aguillo (papá y mamá en la película), quienes tienen tres hijos: Belén, Ángel e Irina. Éstos, hartos de la crisis matrimonial de sus padres, condimentada con gritos y reproches, deciden urdir un plan y escriben una carta a los Reyes Magos y Papá Noel a modo de ultimátum que dice así:
“Queridos Reyes Magos y querido Papá Noel: Este año nos hemos portado muy mal, pero nuestros padres se han portado peor. Y por su propio bien hemos tenido que castigarles”.
Sin embargo, el secreto de esta encerrona es que en realidad no se trata de un castigo sino de un regalo, pues quieren lograr una reconciliación y volver a empezar.
Para ello, los confinarán en la casa familiar bajo llave, sin pantallas ni distracciones de ningún tipo, para que tengan que volver a mirarse a los ojos y pedirse perdón.
A través de las distintas canciones, compuestas por el exconcursante de Operación Triunfo, Luis Mas, los miembros de esta familia sacarán a la luz recursos escondidos dentro de ellos mismos.
Trataré de plasmar algunos de ellos, a continuación, recorriendo algunas canciones de la banda sonora del film:
No hay lobos
La primera canción, que es tipo tango y algo agresiva, presenta una situación que resulta ser un clásico en las familias: dentro del coche, perdidos, algún niño mareado.
La letra nos sitúa en un contexto en el que las peleas matrimoniales han llegado hasta tal punto que ya marido y mujer no se demuestran el amor de un tiempo. Los lobos a los que se refieren son los ladrones de sueños, que pueden estar fuera o dentro del mismo hogar.
Estas paredes
Esta canción, más melancólica, nos traslada a la infancia que la madre pasó entre las paredes de la casa donde van a celebrar la Navidad.
Ella soñaba con un hogar unido parecido al que vivió de pequeña y se lamenta de haber perdido la fe en ese proyecto al comprobar que está muy lejos de alcanzar esos sueños de niña.
Más leña al fuego
El padre siente claustrofobia y ansiedad por culpa de su trabajo y de su despiadado jefe quien le explota hasta límites insospechados. Su empleo le absorbe por completo e influye negativamente en su relación matrimonial. Él se refugia en las pantallas: ordenador, móvil y televisión.
Como se verá al final de la película, a veces hay que saber cortar por lo sano y escoger lo que realmente le hace a uno feliz y por el bien de la familia.
Canción de la abuela
Esta copla resalta la experiencia y consejos de la abuela. Como decía la Madre Teresa “amar hasta que duela. Si duele, es buena señal”.
Lo voy a intentar
Ambos recuerdan cuando se enamoraron y preguntan a Dios cómo han llegado a ese punto.
Esta canción supone el cambio de rumbo o punto de inflexión en la que los padres quieren intentarlo otra vez. Se trata de reenfocar la situación y volver a mirar con ojos nuevos a la persona amada.
Como el primer día
Existen muchos agentes externos a la pareja que les pueden distraer de su cometido: ligues en el trabajo, el estrés laboral, las pantallas, la influencia de los demás.
Cuando la pareja se ve abrumada por estas distracciones conviene volver al principio sin perder de vista la Meta: llegar juntos al Cielo.
Tengamos la fiesta en paz
Para preservar la paz familiar existe un truco que revierte cualquier situación: el perdón. Una reconciliación a tiempo actúa como bálsamo de cualquier herida y evita que un problema se haga más grande.
En definitiva, una película para toda la familia que custodia el tesoro de la unión familiar con un mensaje claramente reparador y esperanzador.