Es una de las tendencias del momento, una moda que se ha extendido durante
la pandemia del Covid 19 y que parece destinada a persistir durante mucho
tiempo. Hablamos del suprarreciclaje (del inglés
“upcycling”), el proceso de conversión aplicado a los productos desechados
o a las materias primas de desecho que, a diferencia de la «reutilización»,
otorga una nueva vida a los productos, haciéndolos aún más bellos e
interesantes también desde el punto de vista económico. Se trata de una
forma de reutilizar cosas que cada vez es más popular en casi todo el
mundo.

El suprarreciclaje puede aplicarse a muchísimos productos: desde
joyas a muebles, pasando por artículos útiles para el hogar o ropa y
accesorios de moda. Hacer pulseras con viejas chanclas, lámparas con
botellas viejas, transformar la madera de desecho en sillas y librerías,
esto y mucho más ocurre gracias al reciclaje creativo.

Pero es en el sector de la moda donde el suprarreciclaje se ha
convertido en una tendencia de crecimiento exponencial en los últimos dos
años, afectando incluso a la política comercial de las grandes marcas.
Nacido como un fenómeno de nicho, el reciclaje creativo de ropa y
accesorios se está convirtiendo en una verdadera estrategia económica por
la que apuestan muchas grandes marcas de todo el mundo. Digamos que los
resultados económicos han dejado claro que las iniciativas vueltas a
promover la eco sostenibilidad son bienvenidas y además aportan discretos
beneficios. Por no hablar del hecho que este fenómeno reduce en gran medida
los costes y es el medio para recuperar los beneficios de las mercancías no
vendidas. Un buen modo de evitar el despilfarro.


El suprarreciclaje ha superado al vintage

No se trata de ponerse ropa o accesorios ya usados, sino que significa
hacer nuevos productos a partir de los viejos, combinar tejidos,
reconvertir su uso, de manera que de un mantel hago un bolso, de un
pantalón largo hago un short, de una camisa hago una camiseta de tirantes,
etc. Un estilo, una elección, una forma de repensar el vestuario que
también siguen VIPs, influencers, gente importante y famosa.

El ascenso social

La etiqueta #upcycledclothing tiene más de 668.000 publicaciones en
Instagram y en TikTok #upcycledfashion supera los 427 millones de
visualizaciones. Cada vez más personas se sienten atraídas por el suprarreciclaje, una propuesta creativa que concilia ética y
estética. Al navegar por las redes sociales, cada vez es más fácil
encontrarse con tutoriales que explican cómo reinventar un vestido que ya
no te gusta, o renovar y alegrar una vieja blusa con los colores del
momento. Hay vídeos de expertos en la materia que alcanzan millones de “me
gusta” y visualizaciones.

Suprarreciclaje
y Generación Z

La reducción del consumo, la oportunidad creativa y la asequibilidad hacen
el suprarreciclaje atractivo sobre todo para la Generación Z. La
investigación muestra que alrededor del 90% de los jóvenes de 18 a 25 años
prefieren comprar ropa de segunda mano, y casi el 80% estaría más dispuesto
a comprar de marcas sostenibles. La Generación Z tiene una mentalidad
diferente en lo que respecta a la ropa que encaja en el clima de opinión ya
establecido de la sostenibilidad medioambiental. Los residuos y la
creciente huella de carbono de la industria de la moda la convierten en una
de las más contaminantes del mundo. Al parecer, la industria de la «moda
rápida» emite más CO2 que las industrias de la aviación y el transporte
marítimo juntas y utiliza unos 80.000 millones de metros cúbicos de agua
dulce al año, mientras que la producción de materias primas y textiles
contribuye de forma significativa a la contaminación del agua debido a los
tintes utilizados.

Por ello, los jóvenes prefieren reutilizar y hacer revivir la ropa vieja,
combinar las joyas antiguas, no desperdiciar y apoyar la economía circular
en todos los sentidos. Se calcula que en unos años el volumen de negocio de
este sector específico de la moda podría superar el doble del de la moda
rápida en 2030.

Mientras tanto, las aplicaciones van en aumento

En definitiva, se trata de un cambio impulsado por el consumidor al que
también se están adaptando las marcas de moda y los estilos de vida.
Estamos asistiendo a un fenómeno que ha tenido y tiene su principal
difusión en la red, afectando principalmente al sector del comercio
electrónico y, de hecho, se nota a un fuerte crecimiento de las
aplicaciones de ropa sostenible. Cada vez hay más plataformas que ofrecen
alternativas al envío de artículos no deseados a los vertederos, que
permiten a la gente intercambiar ropa, aprender a reutilizar artículos y
textiles de forma creativa, y algunas de ellas están registrando
incrementos de más del 100% en tan solo un año. Hay aplicaciones de
reutilización de ropa y accesorios con 20 millones de usuarios; hay
aplicaciones para todos los gustos y necesidades, y la moda infantil
también está creciendo con fuerza. Reducir-reutilizar-reciclar:
Este lema es cada vez más popular también en la industria de la moda,
convirtiéndose en una tendencia del momento. Para seguir este nuevo modelo,
se puede apostar por la reconversión de las prendas, también con vistas a
su mayor durabilidad. Así que la aguja y el hilo, las tijeras y las viejas
herramientas de la abuela vuelven como instrumentos de creatividad y
sostenibilidad. Así, se da espacio a los tutoriales y vídeos para las
intervenciones de «bricolaje», mientras que para todo lo demás, las grandes
marcas se preparan, confiando cada vez más el sector del suprarreciclaje a los diseñadores expertos.

En resumen, este fenómeno es para el consumidor una oportunidad de comprar
de forma responsable y, para las empresas, un negocio de miles de millones.

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