Últimamente se habla mucho de los problemas de Facebook a partir del escándalo de Cambridge Analytica, sociedad que ha vendido datos personales de perfiles de 87 millones de usuarios de la red social (87 millones que sepamos a fecha de 5 de abril) a terceros, es decir, a clientes suyos para fines comerciales y políticos.

Zuckerberger, un tiempo el mito del “web y de la sociedad abierta”, está en estos meses luchando por drenar la erosión de la reputación del gigante de Internet, frenar las ingentes pérdidas en bolsa de su empresa, contener la hemorragia de usuarios, y afrontar las peticiones de los cuerpos legislativos en Estados Unidos y en Europa para explicarse. En resumen, una política de contención de daños de uno de los Cinco grandes de Silicon Valley, y que puede revelarse un gigante de papel maché… virtual.

Pero el problema no es nuevo. Es solo que la opinión pública o, mejor, los medios de comunicación miraban a otro lado. Quizá la “obsesión” de ciertos medios sobre las presiones rusas en las campañas electorales americanas, del Brexit, del referéndum en Italia, etc. ha llevado a despertar a un perro que dormía.

Bien venga este despertar, que algunos observadores más atentos habían denunciado ya, como revela este estudio “Facebook usa datos sensibles para la publicidad en Europa”, realizado por tres investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid y publicado en febrero de este año. Pero ¿qué había descubierto esta investigación? Un dato preocupante avalado por un estudio riguroso a partir de las propias herramientas que la red social ofrece a los anunciantes: Facebook tiene en mano los datos personales sensibles (opiniones políticas, religión, pertenencia sindical, datos sanitarios, vida y orientación sexual) de cerca el 40% del total de los ciudadanos europeos. Esto significa que los datos personales de cerca de 205 millones de europeos no son completamente anónimos y su identidad podría ser identificable en base a los datos archivados en Facebook poniendo en serio peligro la privacidad de los usuarios. Pero la cosa todavía más increíble es que Facebook maneja estos datos sin el consentimiento de los inscritos. Veamos cómo.

“Facebook usa datos sensibles para la publicidad en Europa”: El estudio

Facebook asigna a cada usuario un conjunto de “preferencias de anuncio”, o sea un conjunto de intereses derivados de los datos proporcionados por el usuario con su actividad en la red social y en las páginas web externas, en app y servicios online donde Facebook está presente. Estas “preferencias de anuncio” son de hecho los intereses ofrecidos a los anunciantes en Facebook Ads Manager para configurar sus spots publicitarios. Por lo tanto, si a un usuario se le asigna “Relojes” dentro de la lista preferencias de anuncio, este será un potencial objetivo de cualquier campaña publicitaria configurada para alcanzar a los usuarios interesados en “relojes”.

En la mayor parte de los casos, las “preferencias de anuncio” son deducidas a partir de la activación de un perfil usuario de Facebook. La cosa increíble es que el usuario no puede revocar el consenso explícito a Facebook para elaborar los datos personales con fines publicitarios. Además, aceptando los “Términos de servicio”, los usuarios conceden el permiso de elaborar y archivar los datos personales, pero no hay ninguna referencia a los datos sensibles, que son sin embargo regularmente manejados por Facebook.

En conclusión, los investigadores – José González Cabañas, Ángel Cuevas y Rubén Cuevas – afirman que Facebook está “explotando comercialmente datos personales sensibles para fines publicitarios”, una práctica prohibida por el nuevo GDPR – Reglamento Europeo en materia de Protección de los Datos Personales – que entra en vigor el próximo 25 de mayo en todo el territorio europeo y cuyo incumplimiento puede ser sancionado con multas equivalentes al 4% de la facturación global anual de la sociedad.

Llega el nuevo reglamento Europeo para la tutela de los datos. Pero,¿se cierran los ojos para los gigantes de la Web?

Lo que sorprende realmente es que la cantidad de datos, conservada y tratada por Facebook, ha sido tomada y archivada durante años, sin que los legisladores tomaran medidas. En 2017 fue aprobado el GDPR, es decir el Reglamento Europeo en materia de Protección de los Datos Personales, que entrará plenamente en vigor el 25 de mayo próximo en todos los países miembros de la Unión Europea.

Gracias a este nuevo Reglamento todos los datos suministrados en la web podrán tomados y tratados solo en presencia de un consenso explícito.

Pero, no obstante el artículo 9 del GDPR prevé la obligación de “tratar datos personales que revelen el origen racial o étnico, las opiniones políticas, las convicciones religiosas o filosóficas, o la pertenencia sindical, y tratar datos genéticos, datos biométricos dirigidos a identificar de forma unívoca a una persona, está prevista una excepción para Facebook y todos los otros grandes gigantes de la web que podrán tratar estos datos sensibles solo si “ el interesado ha prestado el propio consentimiento explícito”.

Por tanto, en el caso de Facebook, en el momento de la apertura de la cuenta se aceptan automáticamente los términos de servicio.

El derecho al olvido con el GDPR

El derecho al olvido, sin embargo, permite pedir que los propios datos sean eliminados en el caso en el sean obsoletos o no subsistan los motivos para su uso. Desde el momento de entrada en vigor en mayo 2014 de la precedente normativa sobre la privacidad, conocida como Cookie policy, los links eliminados por Google para cumplir el derecho al olvido pedido por los interesados eran ya más de 220.000. Pero, en lo que se refiere a los perfiles de redes sociales, ¿se ve realmente reconocido el derecho al olvido de las informaciones?

Ya, porque no todos saben que en el momento en el que una persona pide eliminar su cuenta, Facebook, por ejemplo, no elimina los datos sino que los mantiene en la propia base de datos.
Esto explica que cuando alguien, tras haber eliminado una cuenta,
quiere inscribirse nuevamente después de un periodo de tiempo, se encuentra frente a la vieja cuenta con la posibilidad de reactivarla.

Hay que decir que, para poder eliminar definitivamente un contenido, compartido más veces, significa tener que rastrear cada contenido individualmente por lo que la sustancia del derecho a la privacidad está muy comprometida. El debate sobre este punto es todavía muy intenso.

Atención a las App que pueden usar nuestros datos

Sucede a menudo que en Facebook se rellenan test de personalidad o se da acceso a otras app para juegos. Lo que no sabemos es que, cada vez que autorizamos un app acceder a nuestro perfil, estamos dando acceso a nuestros datos. Para controlar por tanto si hay app que usan nuestros datos, es necesario ir a la configuración de las aplicaciones y controlar una por una, cancelando las que usan datos que no se quieren divulgar a terceros.

Siempre en la misma sección, en el último recuadro, o sea, “App usadas por los otros”, se dan informaciones que nuestros amigos pueden “compartir” con otras app cuando las usan: en este caso, el consejo es deseleccionar todo.

Atención también a la geolocalización.
Quizá es el momento de desactivarla de las configuraciones App del móvil, deseleccionando “Tu posición” para Facebook de las posibilidades.

En definitiva, por lo menos intentemos hacer difícil la vida al ojo del Gran Hermano.

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