¿Cuánto confiamos en los políticos, los gobernantes, las instituciones, las empresas?

¿Qué credibilidad damos a la prensa y a los medios de comunicación en general?

¿Tememos una manipulación ideológica “desde arriba”?

¿Vemos normalmente segundas intenciones detrás de la elección de dar o de ocultar cierta información?

Ofrece algunas respuestas el informe Edelman, un estudio mundial que, desde hace veinte años, mide en 28 países la credibilidad de las instituciones, los gobiernos, la política y los medios de comunicación.

2020: el año de los miedos y de la pérdida de confianza

El Barómetro de confianza de Edelman muestra cómo en 2020 hubo una caída significativa de la confianza en varias áreas de la vida social.

Sin duda, incide en este fenómeno la pandemia de Covid19, que ha generado o acentuado temores e incertidumbres.

En primer lugar, dice el Informe, está el miedo a perder el trabajo, seguido de la preocupación por el cambio climático.

El miedo a contraer el virus figura en cuarto lugar, después del temor a resultar víctimas de ataques de hackers, también a causa del crecimiento del uso de sistemas informáticos en los diversos ámbitos de la vida.

Un dato interesante que ofrece la investigación es la pérdida general de confianza en los “líderes”.

La de los gobernantes cae dos puntos. De hecho, los líderes políticos son “vistos con recelo”: la gente teme que, para defender algún interés concreto, “pueden decir cosas que saben que son falsas”. La confianza en los líderes religiosos también cae 4 puntos.

Periodistas: los actores sociales que más han perdido la confianza de la gente

Sin embargo, los periodistas son los que más han decepcionado a los ciudadanos: la confianza en ellos cae 5 puntos.

A tenor de los datos, se ve que la emergencia sanitaria ha llevado a la propagación de desinformación y, en especial, se sospecha de los medios de comunicación tradicionales (sobre todo, durante la segunda mitad de 2020).

Mirando el campo de la información, se ve que ninguna categoría alcanza el umbral de credibilidad (situado en 60 puntos): el mejor lugar en el ranking lo ocupan los buscadores, con 56 puntos, por debajo del aprobado.

Y en el caso de los medios tradicionales, es mayor la decepción: de hecho, solo logran 53 puntos.

No es sólo la “calidad” y la elección de las noticias lo que se pone en duda. No convencen el modo de titular, el lenguaje utilizado, el tono del estilo. Los encuestados señalan que la narración de noticias tiende a alarmar (generar pánico) en lugar de informar, de hacer que los lectores sean conscientes de la realidad.

Sospechas de influencia política en la prensa y aumento de la demanda informativa

El 59% de la muestra total sostiene que los periodistas deciden deliberadamente “engañar al público” o exagerar.

Sobre los diarios, se generaliza la opinión de que están más interesados en defender una postura política que en informar.

Se teme que la prensa no sea libre, sino que defienda intereses partidistas.

Por último, cabe destacar que las empresas, en el contexto actual, aparecen como más “creíbles” que los medios de comunicación, pero, al mismo tiempo, la demanda de información es cada vez mayor, lo que significa que los ciudadanos confían poco en la prensa, pero saben que la necesitan.

Supone un acicate para cuantos ejercen la profesión periodística o están involucrados de algún modo en el campo de la información.

Las personas reconocen la importancia del sector, y valoran la gran responsabilidad de los que deben informar. Por eso abrigan grandes expectativas.

Estos datos pueden suscitar un sincero examen de conciencia, y motivar a los responsables para recuperar la confianza perdida.

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