En un artículo de Laura Stein publicado en Communication, Culture & Critique —6, (2013) pp. 353-37— se examina la participación en el ámbito de las políticas de usuario tomando como ejemplos las plataformas Facebook, YouTube y Wikipedia.

Su autora realiza un completo repaso de la participación de los usuarios en estos medios online y afirma que, aunque esos sitios se presenten como plataformas para la expresión y la interacción, los usuarios no pueden controlar plenamente la comunicación en ellas. Este hecho ha generado que tanto los propietarios como los usuarios se hayan enfrentado sobre los términos y condiciones de uso, lo que ha provocado la demanda por parte de estos últimos de un tratamiento más respetuoso de sus datos personales, del contenido y los derechos de autor, con diversos grados de éxito.

Algunos predijeron que los medios interactivos señalaban el paso de una cultura comercial de los medios a una cultura popular de los contenidos. Esta era la filosofía del Web 2.0, según muchos autores, entre ellos Jenkins que divulgó la idea de una “cultura de la participación”. Stein recuerda que las condiciones de participación en los medios de comunicación en general, así como como la capacidad comunicativa y de influencia de los ciudadanos, son elementos importantes de las sociedades democráticas. En principio los medios digitales ofrecen nuevas oportunidades para la comunicación, en la práctica hay que ver cómo se realiza esa participación, cuáles son las oportunidades reales para participar en la creación de contenidos y en el gobierno o control de la comunicación.

Participación, poder y política

El interés central de este artículo ha sido la de comprender cómo la política de usuario enmarca o condiciona la participación. Stein propone una adaptación de la tipología de la participación de Arnstein como herramienta para el reconocimiento de las formas de participación específicas y los niveles de poder que ofrecen. Arstein establecía 8 niveles de participación en los diferentes sistemas sociales, que van desde los “no participativos”, pasando por aquellos en los que la participación es más bien formal (los afectados por las decisiones son informados, consultados y, eventualmente, tranquilizados sobre sus efectos), hasta los que otorgan verdadero “poder”. Aplicando esta graduatoria a las tres plataformas examinadas, Stein concluye que, si bien las políticas de YouTube y Facebook ofrecen a los usuarios alguna participación sobre los contenidos y el gobierno del sitio, esta es mínima, mientras que sólo Wikipedia ofrece a los usuarios máxima influencia y control. La conocida enciclopedia online sigue una política de verdadera colaboración con sus usuarios —principales protagonistas del proyecto—, permitiéndoles compartir o tener el control dominante del sitio y la gobernabilidad.

Stein examina en su artículo los acuerdos o “contratos” de uso de manera exhaustiva, siendo estos importantes factores estructurales de comunicación que condicionan al usuario. No hay que olvidar que, para los propietarios de esas plataformas, los “acuerdos de uso” son vinculantes legalmente, modo con el que aquellos se protegen en caso de conflicto, aunque los usuarios no sean plenamente conscientes cuando aceptan con su simple click esas condiciones. La autora sugiere que los términos de uso de los sitios web estudiados ofrecen una imagen bastante precisa, aunque no definitiva, de cómo los propietarios de esas compañías entienden realmente la participación.

Decidir con conocimiento de causa

Laura Stein considera los conceptos de democracia y participación desde el punto de vista de la comunicación en la Red. Nos plantea que algo tan cotidiano para nosotros como el compartir nuestros propios contenidos implica un conjunto de decisiones de ambas partes —dueños de los sitios web y usuarios— y que quizás no leemos, que nos puede pasar inadvertida o bien que no meditamos a fondo. Y, sin embargo, decidir sabiendo a qué condiciones y políticas de uso nos acogemos al compartir información en los medios de comunicación online es imprescindible.

Es cierto que las plataformas son de propiedad privada y que los usuarios podemos no hacer uso de ellas o cancelar nuestro perfil de usuario si no nos gustan los términos y las condiciones que se nos ofrecen. Pero, más allá de “sutilezas contractuales”, y citando a Stein, “los usuarios pueden y deben cuestionar los términos y condiciones de las plataformas en las que aportan contenidos, realizan intercambios, se socializan, se comunican e interactúan”.

El artículo, no obstante no se base en un estudio empírico, sino en la aplicación de un modelo teórico de participación tomado del contexto de la intervención de los ciudadanos en los planes urbanísticos, ayuda a comprender el carácter público de la comunicación, cualquiera que sea el tipo de medio (“nuevo” o “viejo”) en el que ésta se presenta. Tampoco los propietarios de los nuevos medios pueden sustraerse a esa lógica “pública” en la que ellos basan su estrategia comercial para conquistar nuevos usuarios.

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