Hoy en día, a menudo no son los hombres de traje y corbata los que crean la política y la cultura. ¿Alguna vez has oído hablar de los influencers? Son cantantes, actores, VIP: personajes que desde los escenarios o desde sus perfiles influyen en un público masivo, sensibilizan y mueven a la opinión pública en una clara dirección.

¿Sus principales armas? Las redes sociales.

¿Su público favorito? Los jóvenes, los hombres y mujeres del mañana, que son personas en formación.

Si, en general, para enviar un mensaje es más fácil ir a las tripas que pasar por la cabeza, también hay que decir que cuanto más joven, más emocional y apasionado eres, y fácilmente te dejas llevar por el entusiasmo.

En Occidente, los políticos han comprendido que para hacer propaganda hay que pasar por los artistas: utilizar caras, personajes concretos estimados y seguidos, que den testimonio de batallas culturales y/o ideológicas.

El arte: un vehículo para los mensajes culturales

Si quieres cambiar el mundo, tienes que entrar en el mundo del entretenimiento. Parece una novedad, pero, de hecho, civilizaciones precristianas como los antiguos griegos ya lo habían comprendido.

La ideología de género es una de las cuestiones que – para colarse en la vida real- está entrando con fuerza en el arte.

Las películas, las series de televisión, las novelas, son sin duda medios eficaces, puestos al servicio de esta causa. Pensemos en las series de televisión como Modern Family, por ejemplo.

Sin embargo, si los espectáculos tienen el enorme poder de crear marcos (contextos) (frames), ciertos mensajes son mejor acogidos si son encarnados y transmitidos por personas concretas, artistas amados por el público que abrazan la causa en su vida privada.


Hoy en día, casi todos los influencers están empeñados en destruir cualquier diferencia entre hombre y mujer, y en negar la idea de que el matrimonio y la generación se basan en la unión complementaria
entre ambos.

Podría dar muchos ejemplos. Voy a mencionar algunos que he visto de cerca.

Las imágenes y posiciones del artista: una poderosa combinación

Hace unos meses conocí a una estudiante de bachillerato “enamorada” de un cantautor británico, Harry Styles, que debutó en el mundo de la música en 2010.

Desde el escenario difunde mensajes de amor hacia los pobres, se muestra sensible hacia los niños y se opone al acoso escolar.

También arremete contra lo que considera “estereotipos” sobre hombres y mujeres. Más que dar largos discursos, prefiere “mostrar” lo que piensa. Por ejemplo, cambiándose a sí mismo varias veces en sus propios videoclips. Primero se viste de hombre, luego de mujer, luego mitad y mitad, usa a la vez una camisa de hombre y zapatos de tacón.

¿Qué explicación da? Que debemos rebelarnos contra la “masculinidad tóxica”, contra la violencia de los hombres “todo músculos y ni un gramo de cerebro”. En una época marcada por el pensamiento débil y el relativismo, parece olvidarse de que entre una masculinidad tóxica y el rechazo absoluto de la masculinidad hay un mundo, por ejemplo, una virilidad sana.

En sus videos, vistos por millones de jóvenes, no se contempla en absoluto este punto de vista. Y el mensaje que se recibe es que hay que privar al hombre de su masculinidad y feminizarlo.

La libertad de expresión de un artista es casi ilimitada

Otra cosa que hay que tener en cuenta cuando se habla de influencers es que la “licencia poética” parece no tener límites. Es muy difícil que la opinión pública reaccione contra un artista por los mensajes que propone.

Las letras de las canciones no parece que merezcan “análisis” o juicios, porque, en nombre de la libertad de expresión, se puede cantar cualquier cosa (“al fin y al cabo solo es ficción”).

Sucede a menudo, como ya se ha señalado en nuestro portal, que los cantantes con textos obscenos –y “políticamente correctos”– son defendidos en sus mensajes antisociales simplemente porque son artistas.

¿Resultado? Una profunda incoherencia, que genera confusión.

Un influencer no tiene que ser coherente, sino persuasivo

Un influencer italiano, Fedez, se ha manifestado a favor de una ley (decreto de ley Zan) que -según los promotores- debería servir para combatir la homofobia. Desde un escenario, en directo, y con el fin de denunciarlas, leyó frases homófobas pronunciadas por políticos de derechas, provocando la indignación de la opinión pública. La paradoja es que él mismo cuenta en su repertorio con canciones que contienen frases homófobas.

“¿No sabes qué es el análisis de texto?”, “Las canciones tienen este lenguaje duro, pero no quería ofender a nadie”, “el género trap es crudo, pero Fedez es una persona sensible hacia estos derechos”. Estas son solo algunas de las cosas que me respondieron cuando subrayé la incoherencia del cantante a quienes me hablaban de su “valiente intervención” durante el concierto.

Ayudemos a los chicos a decodificar los mensajes que reciben

A los padres, educadores, profesores que me leen, me gustaría decirles: el arte es una especie de mundo paralelo para vuestros hijos, y los artistas se convierten en guías espirituales, modelos educativos, ídolos. Los mensajes más deletéreos hoy en día pasan a través de notas musicales o de las pantallas de un cine.

Si quieres a tus hijos, te invito a que dediques tiempo a razonar y reflexionar juntos sobre los textos que escuchan y las
películas que ven
. Esfuérzate para ayudarles a decodificar los mensajes. Ayúdales a entender que una cosa mala sigue siendo tal aunque se la ponga en una rima . Ayúdales a razonar con su inteligencia, y a entender el valor de la coherencia.

Muéstrales el peligro de seguir a un personaje sin hacerse preguntas, y sin tener un pensamiento crítico propio.

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