Entrevista a la neuropsiquiatra infantil y psicoanalista Caterina Saccà
Que sea a través del teclado de un ordenador, de un videojuego o de un teléfono celular, cambia poco: lo importante es estar siempre conectados. Es la generación de los «nativos digitales», niños y adolescentes que han nacido con Internet, en la primera mitad de los años 90, y han crecido en ambientes dominados por las nuevas tecnologías.
Con ellas han aprendido a interactuar desde la infancia, desarrollando estilos relacionales y cognitivos con natural espontaneidad. Son los llamados tecnoagers que lo saben todo acerca de los smartphone, las redes sociales y la Playstation, dispositivos y aplicaciones que también han entrado en el léxico y en la práctica cotidiana de quienes se han incorporado más tarde como «inmigrantes digitales”. Estos últimos han crecido en el universo analógico tradicional a base de pan, radio-televisión y prensa, acercándose sólo más tarde y parcialmente a un mundo revolucionario que sigue siendo desconocido para ellos. ¿Cuáles son los efectos de los nuevos medios en los niños? ¿Qué oportunidades y riesgos comportan? ¿Qué hacer en caso de comportamientos disfuncionales? ¿Qué enfoque educativo adoptar?
Hemos entrevistado acerca de estas cuestiones, a la psiquiatra, neuropsiquiatra infantil y psicoanalista Caterina Saccà, experta en orientación familiar y adolescencia.
Tecnófilos y tecnófobos, optimistas o pesimistas: la invasión de los medios electrónicos en el hogar y el trabajo suscita alarmas y desata polémicas. ¿Usted tiende a situarse entre los apocalípticos o entre los integrados?
«La difusión de estos medios plantea muchos temores, incluso legítimos y justificados, por algunas de sus propiedades, y sin embargo, es necesario recordar, empezando por mí misma, que “lo nuevo”, las novedades que ganan terreno, siempre han sido una fuente tanto de desconfianza como de fascinación. Basta pensar en las preocupaciones por los efectos de la escritura que expresó Platón en el Fedro y anteriormente Sócrates».
Interesante, pero …¿y su opinión?
«En lugar de inclinarme en una dirección u otra, trato de ejercitar el sentido común y la moderación. Estoy convencida de que cualquier medio tecnológico en sí mismo no es ni bueno ni malo: todo depende del uso que se haga de él. Reconocerlo es un buen punto de partida para abordar temas críticos en algunos casos evidentes y graves. Dicho esto, es preciso añadir que los medios digitales tienen un potencial indudablemente único que merece una consideración especial».
En este sentido, estudios recientes en el campo de las neurocienciasmuestran que el uso de estos dispositivos influencia notablemente las capacidades cognitivas. ¿Qué nos puede decir al respecto?
«Un ambiente dinámico y altamente estimulante tiene la capacidad de influir en nuestra estructura cognitiva. Actualmente, gracias a la ayuda de técnicas de “neuroimaging” funcional, sabemos que en presencia de estímulos relacionados con la adquisición de habilidades se activan nuevas conexiones entre las células nerviosas. Son acontecimientos aleatorios que quedan inscritos en nuestra historia evolutiva y que se están repitiendo incluso en las redes neuronales de los nativos digitales».
¿Nuestros hijos son realmente tan diferentes a nosotros cuando teníamos su edad?
«Mire, no sabemos qué consecuencias tendrán sobre ellos el creciente uso de los nuevos medios de comunicación a largo plazo, pero actualmente ya podemos captar algunos aspectos novedosos. En este sentido, varios estudios demuestran tendencias concretas».
Se habla mucho de multitasking…
«La capacidad de realizar varias tareas contemporáneamente es un talento muy acentuado entre los nativos digitales, pero no es el único, y está acompañado por otros elementos de interés, como la marcada inteligencia visual-espacial. Por el contrario, los chicos de hoy parecen ser menos reflexivos, tienden a una capacidad de reelaboración cognitiva más superficial y son más propensos a un déficit de atención y a la hiperactividad, con excesos de impulsividad o menor capacidad de concentración».
Algunos neurobiólogos ponen todo esto en relación con el creciente abandono de la lectura tradicional. Es decir, podría provocar en los chicos un menor desarrollo de la actitud simbólica y una mayor propensión perceptiva, a diferencia de lo que nos ha sucedido a nosotros, que hemos crecido a base de pan y libros, desarrollando buenas capacidades de imaginación…
«Hay algo de verdad en esta afirmación, porque la observación de las tendencias sugiere que el riesgo existe. Sin embargo, cabe señalar que se trata de fenómenos que todavía no han sucedido, y que requieren ulteriores investigaciones. Es cierto que la lectura lineal tradicional requiere profundizar porque es una práctica que estimula la capacidad de reflexión, pero no es menos cierto que con la modalidad hiper-textual de conocimiento, más rápida y atractiva, hemos entrado en una fase intensamente cognitiva. Por lo tanto, se debe educar a los chicos a cultivar ya sea la una que la otra porque así se les ayudará a mantener y desarrollar importantes habilidades intelectuales».
Mala maestra o caja mágica, la televisión, gracias a la tecnología digital, sigue siendo un medio fundamental en nuestras vidas, a veces demasiado si pensamos en los chicos. ¿Qué consejo se puede dar a los padres y educadores?
«Lo primero es que no la demonicen, porque no serviría para nada y porque sigue siendo un medio útil de información y entretenimiento. Más bien podemos ayudar a nuestros hijos a convertirse en espectadores competentes y expertos, afinando su pensamiento crítico a través de formas de acompañamiento en el uso. Podemos reducir el excesivo número de pantallas que tenemos en nuestros hogares, situando de nuevo el televisor en el salón con el fin de evitar el uso privado que con frecuencia es inapropiado. Y, por último, se pueden identificar tiempos y modos para evitar el abuso (por el exceso de exposición) que, sobre todo en los niños, conduce a problemas de salud a largo plazo, como la obesidad, resultado de malos hábitos alimenticios inducidos por la publicidad».
Un enfoque pedagógico que sin embargo, no debe reducirse a un simple ejercicio de control…
«Por supuesto. Es muy importante promover el crecimiento autónomo y responsable de los chicos, fomentando formas de diálogo e intercambio. Pero déjeme decirle una cosa más: debemos prestar más atención a nuestros hijos. Apatía, estados de ansiedad e irritabilidad, trastornos del sueño, son señales que nos deben hacer pensar y tal vez empujarnos a pedir consejo a un especialista, si están acompañadas de una reducción drástica de las actividades sociales y de otras diversiones alternativas».
El salto del mando a distancia de la tv a las pantallas multi-touch de los smartphone y a las igualmente atractivas de los pc y los videojuegos ha sido muy breve: los periódicos y telediarios dedican cada vez más espacio a la dependencia de los medios de comunicación electrónicos. ¿Estas tecnologías son realmente tan temibles?
«Se trata de dispositivos que han modificado las prácticas cotidianas de todos nosotros, acelerando y enriqueciendo estilos de relaciones y de comunicación. Activar un perfil en las redes sociales, usar SMS, difundir videos en YouTube, elaborar contenidos en los blogs, pueden ser formas creativas de relacionarse con la realidad e interactuar con los demás».
Eso es cierto especialmente para los jóvenes…
«Efectivamente. Ellos están preparados de forma natural al uso de estos medios para consolidar y ampliar su horizonte afectivo, experimentando una sensación omnipresente e inmediata del lugar y de la relación y al mismo tiempo una multiplicidad del propio ser, apropiado a la construcción y gestión de una identidad más libre, ya que está menos condicionada por los estereotipos sociales. Sin embargo, hay que considerar también la otra cara de la moneda…»
Exacto, esa que, por así decirlo, no es precisamente tranquilizadora…
«Efectivamente. En la práctica clínica, cada vez es más frecuente conocer a chicos que incurren en una crisis de pánico si no tienen su teléfono móvil o que desarrollan una fuerte agresividad y agitación psicomotora ante la ausencia de una respuesta a sus sms o que permanecen durante horas pegados a la pantalla del PC o de la Playstation descuidando todo lo demás. La llegada de estas tecnologías revolucionarias, al transformar nuestras estructuras cognitivas y afectivas, ha producido también una serie de condiciones favorables para la aparición de conductas problemáticas y formas de dependencia».
¿Se trata de nuevas enfermedades?
«Las adiciones tecnológicas son un subgrupo de las New Addictions o Addictions Drug-Free, adicciones de tipo comportamental asociadas a actividades socialmente aceptadas, que son objeto de un controvertido debate en la comunidad científica internacional. Presentan los síntomas y las características de enfermedades que, en parte, se pueden superponer con las formas clásicas inducidas por sustancias psicoactivas como las drogas y el alcohol. Se caracterizan, además, por una etiología multifactorial, que tiene en su origen elementos de naturaleza socio-cultural, pero también neurobiológica, psicológica y psiquiátrica».
La frecuencia y la intensidad con la que utilizamos estos medios hace pensar que todos somos un poco adictos…
«Eso no es del todo cierto. La realización del diagnóstico no es fácil porque el fenómeno aditivo es muy complejo y porque no existen instrumentos de evaluación adecuados ni una nosografía oficial. Este problema se espera resolver a partir de la próxima edición del DSM, gracias a la valiosa contribución de colegas italianos, que desde hace años se ocupan de estas cuestiones, desde La Barbera a Cantelmi y Caretti. Para poder hablar de adicción no es suficiente que el uso del dispositivo sea prolongado e intensivo, se necesitan otros factores…».
¿Cuáles? No nos deje en vilo…
«Simplificándolo al máximo, digamos que es necesario que la conducta comprometa significativamente la vida real y genere formas de malestar clínicamente detectables. El uso del medio en estas situaciones se manifiesta como una conducta persistente, recurrente y de mala adaptación e involucra a la persona hasta el punto que esta descuida, hasta deteriorarlos, todos los demás aspectos de su vida, desarrollo trastornos físicos heterogéneos, similares a las de los adictos a las drogas en crisis de abstinencia, junto con cambios en el estado de ánimo y distanciamiento social. ¿Está más tranquilo ahora?».
Yo diría que sí… ¿Pero qué es lo que empuja hacia estas conductas obsesivas?
«La adicción patológica, especialmente durante la adolescencia, tiende a constituirse como una defensa que no permite la adaptación, útil para escapar de los núcleos problemáticos de la realidad ordinaria. Las defensas disociativas, si son transitorias, son un recurso individual importante, pero las cosas cambian cuando la fuga de los estados de angustia y de las dificultades se reitera de forma excesiva, ya que empuja al individuo a perder el contacto vital con la realidad. El fenómeno, en cualquier caso, es muy complejo precisamente por su naturaleza multifactorial».
¿Cuáles son los principales factores que predisponen a esos comportamientos?
«Los resultados obtenidos por la investigación y la observación clínica nos dicen que en el origen del fenómeno hay varios elementos que no siempre están presentes a la vez: los rasgos de la personalidad, los condicionamientos socio-culturales, cuadros psicopatológicos mixtos, bajo forma de trastornos psiquiátricos y adicción múltiples, pero también factores relacionados con las características del medio».
¿Características del medio? ¿Puede poner un ejemplo?
«Piense en el sentido narcisista de omnipotencia que puede derivar del uso o de la mera posesión del teléfono móvil, que se ha convertido en los últimos años, en una especie de extensión física para todos nosotros, y para algunos en un verdadero ídolo tecnológico».
¿Qué se puede hacer en términos de cuidado y prevención general, especialmente para los niños y adolescentes?
«Ante la ausencia de criterios nosográficos oficiales, se procede sobre la base de protocolos terapéuticos no estandarizados con formas de intervención basadas en el tratamiento psicoterapéutico y, cuando es necesario, psico-farmacológico. Para la prevención, sin duda son útiles las formas de control y responsabilidad, dirigidas a favorecer el uso saludable y la adaptación a estos medios..Con la ayuda del sentido de la realidad y del limite es posible también evitar trampas peligrosas, tales como la pedofilia. Pero no hay que contentarse: como padres y educadores hay que esforzarse también en desarrollar una apertura mental y ciertas competencias en estas tecnologías, para acercarnos a nuestros hijos con menos prejuicios y mayor capacidad de decodificar su experiencia existencial».