¿Quién hubiera pensado hace algunas décadas, en la época de nuestros abuelos, que un día se podría comprar todo lo que se necesita desde un ordenador o un smartphone y que se entregaría directamente en casa?
Sorprendentemente, desde hace algunos años, la entrega a domicilio se ha convertido en un verdadero fenómeno mundial que ha influido en todos los sectores de la industria, incluso en la delicada industria alimentaria.

Estamos hablando de la entrega de comida a domicilio, uno de los muchos fenómenos globales del momento y cuyo crecimiento sigue en constante aumento.

La historia, en breve, de la entrega

El fenómeno tiene orígenes lejanos, en términos de cultura, tiempo y distancia geográfica. América del siglo XVIII: los hoteles de las grandes ciudades coloniales anunciaban un servicio especial para las familias, que podían permitírselo, de entrega diaria de comidas de todo tipo, llevadas a sus casas por los mismos sirvientes del hotel-proveedor.

El primer ejemplo de verdadero comercio electrónico en América se producirá en 1994. Tras 4 años del nacimiento de la World Wide Web, una pizzería de la cadena «Pizza Hut» en Santa Cruz, California, abre una página web donde los clientes pueden pedir pizza por Internet.

Entrega de comida: ¿apoyo a la familia moderna o pérdida de tradiciones?

Partiendo de la rápida trayectoria histórica del fenómeno de la entrega de comida, vemos cómo este servicio nació y evolucionó de acuerdo a las necesidades de las familias y las personas. No es sorprendente que, con el paso del tiempo, muchas cosas hayan cambiado y muchas otras estén destinadas a hacerlo. La sociedad actual exige ser rápida, decidida y concreta y no perder el tiempo en cosas “superficiales” o que pueden delegarse a otra persona. En una vida agitada entre familia, trabajo y aficiones personales, se hace cada vez más necesario optimizar el tiempo. La posibilidad de cenar, hacer la compra y de tener un regalo de última hora, ya empaquetado, a la hora que le has indicado al «rider» (repartidor de comida a domicilio ajeno de la empresa que la produce) se está convirtiendo en una necesidad cómoda, especialmente para las nuevas generaciones, que están acostumbradas a tener todo lo que quieren con un solo clic. Ahora todo está al alcance de tu mano: un clic y te encuentras con la difícil tarea de elegir. Decides todo de forma autónoma, desde la hora de entrega (en algunas ciudades incluso hasta la medianoche), el tipo de pago preferido, hasta el uso de descuentos electrónicos, puntos y promociones. Puedes leer los comentarios sobre los repartidores o elegir retirar el pedido personalmente en un punto de entrega o en la tienda, saltándote todas las filas y evitando un gasto de tiempo precioso. Además, cómo olvidar el apoyo que han dado las entregas a domicilio durante todo el periodo de crisis que estamos pasando.

Con el tiempo y con el inevitable y constante crecimiento de los servicios, el riesgo es que las personas tiendan, en algunos aspectos, a ser más sedentarias, prefiriendo la compra online, perdiendo también algunos pequeños gestos como preparar una cena o un almuerzo todos juntos en la cocina. Además, salir de compras era, a menudo, una forma de socializar con el vecino, de pasear por las tiendas y escaparates y, con la excusa de «estar de paso», reunirse con un amigo para tomar un café o un aperitivo, o aprovechar la salida simplemente para desconectar. Como en todo, por tanto, hay apreciaciones personales que deben hacerse según el carácter y la forma de pensar de cada uno, lo que, en consecuencia, se refleja en las elecciones que se hacen.

¿Pero qué valor social y familiar puede tener la entrega de alimentos a domicilio? Ciertamente, tener la comida o la cena lista, cocinada y traída de un restaurante, nos quita ese toque de magia y cariño que la preparación de una comida en la cocina siempre nos brinda. Pero también hay algunas ventajas. Por ejemplo, se podría tener más tiempo libre para estar con los hijos, o tal vez se pueda organizar mejor y con más tiempo la sobremesa de la cena, con juegos en familia o una buena película para ver. En resumen, la entrega de comida no impide la convivencia en la mesa, sino que puede reavivarla, aportando nuevo entusiasmo y energía. Descubra nuestro consejo para preservar la convivencia en la mesa.

¿Innovación digital? Sí, pero con criterio

Después de haber analizado su origen y su desarrollo en las diferentes realidades culturales y geográficas, es evidente para todos que hoy, más que nunca, el mundo de la entrega de comida es un negocio con una tendencia destinada a crecer exponencialmente y que producirá millones de dólares en todo el mundo.

Es inútil negar que la compra online ha sido una de las innovaciones que ha cambiado nuestra forma de vida y nos ha apoyado durante algunos períodos históricos importantes, como el que estamos viviendo con la pandemia. Sin embargo, como en casi todo, la verdad está en el punto medio.

Es importante ser capaz de equilibrar cada elección y decisión de la mejor manera posible para poder ser más inteligentes y dedicar el tiempo libre a las cosas que nos gusta hacer, pero al mismo tiempo ser conscientes de que el abuso de la «comodidad» podría tener en algunos casos consecuencias negativas al reducir las oportunidades de salir de casa y vivir los momentos de sociabilidad que incluso una simple compra puede dar. Después de todo «Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada, sustituye la mirada del ser humano», como dice el famoso escritor Paulo Coelho.

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