Mi hermano persigue dinosaurios: una comedia familiar sobre la discapacidad
En Véneto (Italia) el declive demográfico no es un problema tan grave como en el resto del país: la crisis económica no le afecta y la natalidad sigue siendo un valor. Sin embargo, lo que sí entra en duda allí es la aceptación de la vida sin condiciones. Concretamente existe una ciudad, Treviso, donde 7 de cada 10 mujeres, después de haberse sometido a exámenes prenatales, y ante la posibilidad de tener un hijo con malformaciones, deciden abortar.
Las principales víctimas son los niños con Síndrome de Down, que son abortados en la mayoría de los casos, como se puede leer en el artículo La denuncia. Abortos selectivos, caso de Treviso. «Bebés con síndrome Down desaparecidos».
“La mentalidad eugenésica que se ha inculcado en nuestro país es que si el «juguete» no es perfecto, entonces no vale la pena traerlo al mundo», comenta el presidente nacional del Movimiento Italiano por la Vida, Gian Luigi Gigli.
Sin embargo en Véneto, más precisamente en Castelfranco Véneto, vive una familia que ha hecho un recorrido por toda Italia contando su historia: es la familia de Giacomo Mazzariol, autor de un best-seller Mi hermano persigue dinosaurios, Einaudi, 2016 (que vendió 300.000 ejemplares y se distribuyó en más de 15 países), en el que cuenta la llegada de su hermanito con síndrome de Down.
La historia, verdadera y autobiográfica, llegó a la gran pantalla, gracias a una película de Stefano Cipani, estrenada en septiembre de 2019, y que lleva el mismo título que el libro.
Una película que muestra la belleza de aceptar al otro tal y como es
El protagonista de la película es Jack, un niño que tiene dos hermanas y desde siempre ha querido tener un hermanito con quien poder jugar.
Cuando descubre que su madre está embarazada de nuevo, no aguanta más: finalmente tendrá un compañero de aventura, con quien jugar y compartir todo.
Lo que Jack no sabe es que su hermano tiene una patología que lo hará un niño diferente de los demás, y diferente de como le gustaría que fuera: tiene el Síndrome de Down.
Para «prepararlo», los padres le dicen que Giovanni (Giò) es un niño » especial«. Jack, entonces, se lo imagina con súper poderes y está ansioso por descubrir qué capacidades increíbles puede tener…
Sin embargo, cuando Jack descubre que la diversidad de su hermano consiste en la discapacidad, nace en él un profundo sentimiento derechazo que lo llevará a avergonzarse y a evitarlo. Le gustaría tanto que no estuviera allí, que en la adolescencia llega incluso a decir a sus compañeros, a su novia, que Giò está muerto.
La verdad saldrá pronto a la luz y lo más importante es que Jack descubrirá la verdad sobre su hermano. Descubrirá que Giò tiene realmente esos súper poderes: con su alegre disposición, su dulzura, su afecto, podrá, de hecho, implicar a Jack, conquistarlo y hacerle comprender que la belleza está en la singularidad de una persona sin tener en cuenta el número de cromosomas… y sobre todo que quien ama no construye al otro a su medida, sino que lo acepta y lo valora tal como es.
Una comedia que llega directamente a la mente y al corazón
Uno de los protagonistas principales, el padre de los niños, es interpretado por el conocido actor Alessandro Gassmann, quien afirma de la película: «Es una historia que me gusta porque utiliza la comedia para tocar temas importantes, que habla de comunicación, de vergüenza y presenta una familia que con el nacimiento de Giò se ve obligada a escucharse más entre sí. Creo que si hubiera más familias Mazzariol, nuestro país sería mejor».
No siempre el egoísmo es la causa principal por la cual se rechazan los niños con pequeñas o graves malformaciones. Algunas veces es el miedo lo que dicta decisiones tan drásticas: el miedo a no poder llevarlo adelante con las propias fuerzas, a ser abandonados por la sociedad, a no disponer de los recursos suficientes para satisfacer las múltiples necesidades.
Esta película, que -recordamos- cuenta una historia real, muestra que la unión, el diálogo, el compromiso, el deseo de caminar juntos, paso a paso en la familia, pueden hacer desaparecer hasta las sombras más oscuras.
«Todos somos maravillosamente diferentes – continúa Gassmann – y en una sociedad donde la discapacidad, pero también cualquier otro tipo dediversidad, se experimenta con un cierto malestar, cierre, miedo o incluso agresividad, esta película ayuda mucho”.
Giò, de hecho, es realmente “especial” y tiene mucho que enseñar a aquellos que tienen miedo de todo, sobre todo de los demás, que no saben mirar hacia adelante, que no aprecian la belleza de las cosas pequeñas, porque, como Jack llegará a entender, «tiene un mundo interior que la gente tiende a dar por sentado… es genio e ingenuo al mismo tiempo. Giò es uno que todavía no ha entendido por qué su sombra lo sigue, y entonces se da la vuelta para ver si todavía está allí. Giò es el que corre cuando está en un pasillo porque en los pasillos se corre. Giò es el que se levanta todas las mañanas y te pregunta si hay sol afuera…. y todas las mañanas trae flores a las hermanas y, si es invierno, hojas secas. Si preguntas a Giò si teme la muerte, responde «no… yo estoy vivo”.