«Educar a los jóvenes en el amor y la amistad a través de los clásicos«. El título de la jornada de estudio celebrada el viernes 23 de noviembre en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, revela el objetivo del seminario, dirigido a educadores, profesores y escritores: reflexionar -con la ayuda de grandes profesionales de la narración- sobre cómo algunas obras de gran calidad pueden hacer crecer a los jóvenes en las virtudes que son la base de las relaciones de amor y de amistad.

Existen relatos universales, que solemos denominar “inmortales”: historias antropológicamente tan significativas que permanecen fuera del tiempo o, mejor dicho, que pueden vivir en cualquier tiempo, porque tienen siempre algo que decir al hombre de cualquier época y cultura. Son los “clásicos”: obras literarias que hablan a toda la humanidad, y pueden ayudar en especial a quienes se asoman a la edad adulta.

Estas premisas dieron lugar a la iniciativa, organizada por nuestro grupo de investigación, Family and media, dentro de la Cátedra Elina Gianoli Gainza.

¿Qué leen y ven los jóvenes?

Norberto González Gaitano, catedrático de Opinión Pública en la Facultad de Comunicación de la Santa Cruz, así como director de nuestro portal, abrió la jornada explicando el
proyecto «Educating for love and friendship through stories», un trabajo de investigación de alcance internacional, aún en curso, cuyo obejtivo es investigar los gustos de los jóvenes sobre libros, películas y series de televisión, y organizar unosfocus group para hablar con ellos de amor y amistad, utilizando como instrumentos de debate precisamente los libros, las películas o las series más valoradas.

Los resultados de la primera fase de la investigación, apenas concluida, fueron presentados por David Iglesias Pérez, experto en comunicación y metodología de investigación social y política en GAD 3 (Madrid).

David Iglesias explicó la metodología utilizada en el sondeo (con el sistema de cuotas, estadísticamente representativo de la población), sobre una muestra de 3.700 jóvenes entre 18 y 28 años de nueve países (Alemania, Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y México), algunas características de los cuestionarios, y, en fin, los resultados del trabajo.

Los resultados son esperanzadores (aquí sólo damos una parte, para picar la curiosidad de los lectores). Aunque es verdad que 50 sombras de Grey, libro de la escritora inglesa E. L. James en el que la pasión se convierte en esclavitud y el amor se degrada en opresión, resultó muy leído por los jóvenes (ocupa el sexto lugar en la clasificación) -también gracias al bombardeo publicitario-, no supera a obras de gran valor formativo como El principito de Antoine de Saint-Exupéry, o El Señor de los anillos de J. R. R. Tolkien, donde sí se exaltan valores como el respeto, la humildad y la solidaridad.

No falta aprecio por películas como Antes de ti, de la realizadora inglesa Thea Sharrock, donde se exalta la búsqueda individualista de la felicidad; pero resultan preferidos filmes en los que los protagonistas entregan heroicamente su vida por los demás (Titanic, de James Cameron, Spiderman de Sam Raimi, Las Crónicas de Narnia de Andrew Adamon).

¿Qué nos puede decir esto?

Los jóvenes necesitan “héroes”, y también redescubrir el valor de las cosas sencillas

Dio una respuesta el profesor y escritor Alessandro D’Avenia, que presentó su libro Ogni storia è una storia d’amore (Cualquier historia es una historia de amor), haciendo vibrar los corazones de los participantes con sus aforismos y su especial profundidad: » Los jóvenes necesitan héroes – afirmó – necesitan ver las cicatrices de quienes vencieron la batalla antes de ellos».

Los chicos desean salir de la mediocridad, buscan respuestas que den sentido, buscan plenitud en los relatos: “Por eso los clásicos no pasan nunca: hablan de héroes que lucharon y ganaron, dan un sentido de plenitud”.

¿Pero de qué modo podemos alcanzar la plenitud, cómo podemos ser héroes, si no pasamos nunca por situaciones extraordinarias como las que aborda Spiderman?

Por ejemplo, apostando por la realidad de que “el amor salva”: dando la vida a diario, en las ocupaciones más comunes y triviales de lo cotidiano, aprendiendo a valorar lo esencial, que -a menudo- se encuentra en las cosas más sencillas, en el pan de la mesa o en un arriate bien cuidado de una estación de servicio…

De la alegría que nace y crece en las cosas más sencillas habló también el catedrático de Semiótica, Historia y Lenguaje cinematográfico Armando Fumagalli, que intervino sobre Anna Karenina, la obra maestra del escritor ruso Lev Tolstoi.

El profesor subrayó la diferencia que presenta la novela entre el amor puramente carnal y, por tanto, destructivo -el de Ana y Vronskij- y el amor marcado por la ternura y un proyecto vital, avivado y protegido en el ambiente de la vida doméstica –el de Levin y Kitty-, destinado a madurar en el tiempo y a dar fruto. “Es en medio de los pequeños y grandes deberes familiares donde crece el verdadero amor entre un hombre y una mujer”: fue el principal mensaje de su intervención.

Si para ser amables hace falta antes ser amados

Heroísmo es también ir más allá de las apariencias, profundizar, aceptar los tiempos del otro. Puede parecer fácil y lógico amar a quien ya es amable, pero ¿y si el verdadero amor exigiera un cambio de paradigma, es decir, amar para hacerse amable?

Esta es la tesis sostenida por la escritora española Natalia Sanmartin Fenollera: recibir amor nos hace mejores. Este gran misterio, afirmó, está contenido en cuentos como La bella y la bestia, o en novelas intemporales como Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.

Todos buscan la felicidad y hablan de amor, pero pocos saben que los verdaderos “príncipes azules» necesitan la gracia, la delicadeza, la confianza de una mujer, para llegar a serlo. El protagonista de Orgullo y prejuicio, Darcy, es un hombre honesto, leal, valiente, pero necesitaba que Elizabeth se lo hiciera ver para poder reconocerse en esas virtudes.

Otra novela que invita a ir más allá de las apariencias y a apostar por un “amor paciente” es El velo pintado, de William Somerset Maugham, del que habló Antonio Malo, profesor de Antropología en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. “ No todos los instintos son buenos por el simple hecho de manifestarse”, explicó el profesor Malo; si el instinto nos lleva a seguir la pasión, la razón ayuda a conocer y discernir entre los distintos deseos, para comprender cuáles son buenos y cuáles malos.

Ser amantes es fácil, algo inmediato. Pero amar requiere la capacidad de “ acostumbrarse al otro” y de perdonar. Es más difícil, pero lleva a una vida más plena y feliz. Es lo que experimentan los protagonistas de la novela: Kitty se pierde en una huida romántica, carente de proyecto. En cambio, reconstruir la relación con su marido, esforzarse por conocerlo a fondo, y cuidarlo hasta su muerte es el desafío ganador de Kitty, que le dará la fuerza de vivir con dignidad también la viudez.

Humildad y servicio: dos formas de heroísmo

Otra forma de heroísmo, especialmente en una sociedad narcisista, es la humildad. Y estar al servicio de los demás, en lugar de buscar ser servido, es quizás el acto revolucionario más grande que podemos realizar en la vida.

Trató de este tema, profundizando en las temáticas de El Señor de los Anillos, Andrea Monda, escritor y ensayista brillante y con un gran sentido del humor, que mostró cómo los verdaderos ayudantes de Frodo en su viaje no son los grandes, los poderosos, sino los pequeños, los hobbits, es decir, «los medio-hombres», despreciados y desdeñados por ser bajitos. Sin embargo, precisamente en ahí reside su fuerza.

«Hemos visto hasta dónde nos llevó el Superhombre de Nietzsche: hemos visto cómo fue el siglo XX”, dijo el ensayista. “No necesitamos superhombres, sino “medio-hombres”, personas humildes, que se reconozcan incompletas, y estén dispuestas a dejarse completar por los demás. Por otra parte, sólo
puede darse una verdadera amistad si aceptamos que no nos bastamos a nosotros mismos».

La pasión de los ponentes y la positiva respuesta del público

A todos los ponentes va nuestro más sincero agradecimiento, no sólo por haber aceptado la invitación, sino también por haber preparado cuidadosamente sus intervenciones, por haberlas expuesto con claridad y pasión, por haber demostrado compartir nuestra inquietud educativa.

Y si alguien se atreve a decir que “la belleza salvará el mundo”, vosotros, captándola y ofreciéndola a los demás, formáis parte sin duda de esta misión.

La gran afluencia y la positiva respuesta del público revelan además cuánto necesitan las personas la belleza, y desean hablar seriamente de amor y amistad. Aunque muchas veces nos sintamos atraídos por la frialdad y el cinismo, lo cierto es que los grandes temas todavía siguen interpelándonos.


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