Dependencia de sexo e Internet: hablan dos terapeutas
Hablamos con las doctoras Serenella Feduzi y Elena Mattioli, directora y coordinadora del centro San Nicola, en Arcevia (Ancona, Italia): dos terapeutas que emplean métodos de diagnóstico y tratamiento para diversas formas de adicción (alcohol, drogas, juego y otros). En Family and Media nos interesa centrarnos en la adicción al sexo relacionada con Internet. Las imágenes pornográficas, los videos, los chats,… ¿pueden generar adicción?, ¿qué es una adicción?; ¿cómo nace?; ¿cuáles son las principales causas? Estas son algunas de sus respuestas:
Dependencia: ¿qué es y cómo nace?
“Todo puede convertirse en objeto de dependencia. Con frecuencia pensamos en el alcohol, las drogas o los juegos de azar. Pero también se puede volver uno dependiente de otra cosa, por ejemplo, el trabajo o, también, el sexo. La adicción intenta satisfacer en la superficie una necesidad oculta.
Produce un alivio aparente de una herida que está bajo el umbral de la conciencia. La adicción procede siempre de una sentimiento de inadecuación, de una profunda inseguridad o de baja autoestima. El objeto de dependencia se convierte en “compensatorio”.
¿Cómo se reconoce una adicción? ¿Qué sucede si se aleja el objeto que lo crea?
“Cada dependencia presenta estas características o pasos: compulsión (necesidad irrefrenable de acercarse al objeto deseado), tolerancia (acostumbrarse a un comportamiento inicialmente esporádico), habituación (no se puede prescindir ya de ese objeto o ese comportamiento). Para curar a una persona, no es suficiente alejarla físicamente del objeto de su obsesión: la adicción es un síntoma, que revela algo más profundo, que debe emerger, porque necesita ser sanada. Hay que excavar y averiguar lo que está oculto “debajo”.
Sexualidad, jóvenes e Internet: ¿qué pueden decirnos?
“Por un lado, hoy se exhibe con facilidad el sexo, y se instrumentaliza (basta pensar en la publicidad, cuando utiliza el sexo como cebo para vender); por otro, faltan figuras de referencia para los muy jóvenes que puedan permitirles acercarse con serenidad al descubrimiento de una dimensión humana tan importante como es la sexualidad.
Con frecuencia los adultos se cierran ante estos temas, porque sienten vergüenza. Los chicos que atraviesan la pubertad no saben con quién hablar sobre lo que sienten, a quién dirigir sus preguntas. Y a menudolo hacen con sus compañeros, o buscan respuestas...”
¿En Internet?
“Exactamente.
Mientras los padres prefieren no entrar en profundidades, pasando por alto el “tema sexo”, el mundo digital ofrece un montón de estímulos, muchos de los cuales los chicos no saben cómo manejarlos. Internet puede ser una valiosa herramienta. El problema nace cuando un chaval, a solas con sus preguntas, pide las respuestas a la Web. Allí puede salir de todo: imágenes, vídeos, contactos inadecuados para su búsqueda interior. La experiencia, que tenía una intención “cognoscitiva”, se vuelve “traumática”.
“A veces, los padres piensan que mientras su hijo esté “encerrado en su cuarto”, está a salvo, y puede quedarse allí. No saben que, para los nativos digitales, hay una vida real online, que escapa a su control; y es mucho más peligroso dejar a chicos preadolescentes frente a un ordenador, en un espacio virtual, que en un espacio físico, en el patio trasero.
Los padres preguntan a los hijos qué han hecho en el colegio, pero ¿le preguntan alguna vez qué ha hecho en Internet? En Internet, el chico hace a menudo lo que siente que “no puede hacer en el mundo real”…
¿Por qué nace la adicción al sexo? ¿qué lo provoca?
“Es obvio que nacemos en dependencia: un hijo, antes de independizarse, es “dependiente”, debe experimentar contención, acogimiento. La persona que desarrolla una adicción patológica, sin que se dé cuenta, busca ese sentido de pertenencia, que es inherente a su naturaleza, y para la que no ha encontrado una respuesta adecuada en el momento adecuado.”
“Más claramente: nunca hay una sola causa detrás de cada adicción: se habla de patología multifactorial. Es como el juego del Tetris, el puzle en el que hay que encajar una serie de piezas. Dan lugar a una adicción muchas situaciones, sufrimientos, necesidades imprevistas- Por supuesto, es posible identificar un hecho desencadenante. Pero la dependencia, para que crezca, necesita un terreno fértil, preparado por muchos y diferentes factores (en casa, en el colegio, en la relación con los compañeros…). Para nosotras, el síntoma es un “mensajero”; las causas más profundas deben buscarse siempre en la infancia, en los primeros años de vida, en los “afectos” con los que uno ha crecido.. Esto se aplica también a la adicción al sexo.”
¿A qué conduce una adicción de este tipo?
“Hay que insistir en que la adicción conduce siempre al aislamiento. Y es muy difícil intervenir, especialmente cuando la persona no se deja ayudar. También debe tenerse en cuenta que el entorno circundante a menudo cubre y mantiene viva la adicción. Pensemos en una esposa que descubre que su marido es adicto a la pornografía. ¿Qué hace? Le impone que lo deje, y nada más.
El marido acepta, para no perderla, pero la herida de la adicción permanece abierta. Los dos no viven una relación serena, él vuelve a recaer -además, no ha decidido curarse, sigue sin ver la pornografía como un problema suyo: sólo le importa contentar a su mujer-, y la adicción persiste. Cada vez que cae, se disculpa; su esposa se siente frustrada, pero le perdona; tal vez llega incluso a negar el problema, ya que plantarle cara le dolería demasiado. De esta manera, ambos alimentan la adicción, en lugar de combatirla. Estos cónyuges se abandonan a una zona “de confort”.
En estos casos, ¿qué puede hacer una mujer para ayudar al marido y a sí misma, y salvar el matrimonio?
“Una esposa que se dé cuenta del problema, debe ser neta: “O te curas o me pierdes”.
El miedo a una ruptura, a una situación vista como más dolorosa que la adicción misma, sacude siempre a los que son esclavos de una dependencia que no reconocen como tal. También porque la adicción hace de paliativo, da la impresión de saciar.
Por cierto, una mujer que acepta durante mucho tiempo esta adicción en su matrimonio, necesita terapia ella misma. Detrás de la aceptación de este tipo de cosas, hay otras heridas que necesitan ser escuchadas y sanadas. (En Family and media hemos hablado de la pornografía en el matrimonio en otro artículo).”
¿Cómo convencer a la persona adicta de que necesita ayuda?
“Es inútil obligar a una persona a que se someta a una terapia. Sólo puede curarse si se da cuenta de que está muy mal, de que no puede continuar así, y si tiene miedo a perder a las personas que más quiere. La terapia no es eficaz si otros le obligan. Tiene que empezar desde el interior, la petición de ayuda debe partir de uno mismo. Y vemos que el dolor es siempre el motor que lleva a buscar una solución. Se sigue con la adicción hasta que se toca fondo, hasta que se pierden por este motivo relaciones importantes…
Es como el submarinista. Baja hasta el fondo, todo lo que puede. Pero cuando se agota el aire, no tiene más remedio que subir.
Cuando el dolor causado por la adicción se vuelve tan intenso que no se logra respirar, entonces uno se ve obligado a pedir ayuda.
En Family and Media nos gustaría terminar con un mensaje de esperanza “Hay situaciones tan dramáticas, dolores tan profundos, comportamientos erróneos tan radicados, que alguien podría pensar que está “perdido para siempre”. Pero le invitamos a reconocer su valor, su potencial, para ponerse en camino de vuelta a la vida. Porque estamos hechos para la felicidad, no para la desesperación y, como dice el Papa Francisco, “con Dios, no hay corazón que no pueda renacer.”
“El mal que se experimenta puede parecer incurable, pero se puede todavía sanar, “escapar”. Hoy mismo se puede empezar a pedir ayuda, a buscar el amor de Dios, a confiar en personas queridas y competentes. Se puede empezar en todo momento a construir un futuro diferente.”