Tres películas de animación sobre el valor de la amistad, para grandes y pequeños
¿Buscan una película para disfrutar en familia? He aquí algunos dibujos animados aptos para niños y adultos (algunos más antiguos, otros más recientes) unidos por un hilo conductor: promueven el valor de la amistad, la lealtad, la importancia de compartir la vida con los demás, especialmente en momentos de dolor.
En busca del valle encantado (Don Bluth, 1988)
Estamos en la prehistoria: los protagonistas de esta película de animación son unos simpáticos y valientes dinosaurios. Estamos en un periodo de grave sequía, varias manadas de dinosaurios buscan un lugar mejor, más seguro y habitable: un paraíso conocido como «El Valle Encantado».
Piecito, un cachorro de la manada de cuello-largo, conoce a Cera, una tres-cuernos. Los dos, que se gustan, empiezan a jugar juntos. Regañados por sus padres, que dicen que no es bueno crear vínculos entre diferentes razas de dinosaurios, siguen viéndose en secreto. Un día, mientras Piecito y Cera están juntos, aparece un feroz Diente-Agudo y los ataca. La madre de Piecito corre al rescate, pero resulta gravemente herida. Al mismo tiempo, un terremoto abre una profunda grieta que se traga al Diente-Agudo y separa a Piecito y Cera de sus rebaños. Piecito encuentra a su madre moribunda, quien, con sus últimas fuerzas, le pide a su hijo que llegue al Valle Encantado.
Así es como comienza nuestro fantástico viaje… Piecito emprende, junto con algunos amigos que encuentra en el camino, un intrépido e inolvidable viaje, hecho de trabajo, de esperanza y de compartir, donde los momentos de paz se alternan con los de tensión.
Es un viaje que representa bien el camino de la vida, un camino que se hace menos difícil cuando se afronta junto a otros.
A nivel simbólico, la película sugiere que podemos aspirar a un mundo mejor que el que habitamos. Se trata de esforzarse por buscarlo, por construirlo, por conseguirlo. Se trata de no quedarse quieto y sufrir la infelicidad, sino de moverse, junto con otros, y luchar por algo diferente.
Historia de una gaviota (Enzo D’Alò, 1998)
Un clásico de película de animación sobre el valor de la lealtad.
Una gaviota hembra, a punto de morir tras un accidente, pide a un gato -con las últimas fuerzas que le quedan- que guarde el huevo que acaba de poner. El gato, al principio reacio, finalmente accede a hacerle tres promesas: guardar el huevo, no comérselo y enseñar a su hijo a volar.
El gato, que siempre ha comido huevos y no tiene ni idea de cómo enseñar a volar a un pájaro, acepta y se empeña. Sabe que es responsable de ese frágil pájaro: ha dado su palabra, ha tomado las últimas palabras de su madre, siente que no puede defraudarla.
Así llegará a defender a ese cachorro de todo y de todos, incluidos sus amigos los gatos. Le enseñará a volar, como lo habría hecho su madre.
Un hermoso mensaje sobre la importancia de cumplir los compromisos.
La película también se presta a abordar con delicadeza el tema de la muerte de los padres.
Frente a la gaviota que acaba de morir, el gato responde a las preguntas del cachorro, que le pregunta qué hace el pájaro en el suelo, indefenso: «No está durmiendo», explica, «voló hacia el cielo» y sugiere que para ese tipo de vuelo «no se necesitan alas».
Por último, es conmovedor ver cómo incluso un huérfano, cuya vida está marcada por el dolor, puede despegar en la vida, gracias a los cuidados de quienes le rodean (que en el caso de un niño pueden ser los abuelos, los tíos, toda una comunidad). Una historia que da esperanza a jóvenes y mayores, porque nos ayuda a creer en la vida y a ver que la muerte no tiene la última palabra…
Big Hero 6 (Don Hall, 2014)
San Fransokyo es una ciudad imaginaria y futurista con paisajes espectaculares: una mezcla entre San Francisco y Tokio.
Hiro, un niño genio, vive allí con su hermano mayor Tadashi y su tía.
Con sólo trece años, nuestro protagonista explota su vívida inteligencia y emplea sus mejores energías en peleas ilegales de robots para conseguir dinero fácil. Su hermano, más serio y responsable, preocupado por la forma en que Hiro pierde el tiempo, querría que utilizara sus talentos en algo más edificante y útil para la sociedad.
Así que le invita a presentarse en su universidad, donde forma parte de un grupo de inventores del Instituto de Tecnología, dirigido por el profesor Callaghan.
Hiro accede a presentar uno de sus inventos para ser admitido: unas micropartículas que pueden ser controladas por la mente y son capaces de realizar cualquier tipo de trabajo.
Sin embargo, poco después el laboratorio se incendia y Tadashi muere.
Hiro sospecha que alguien se ha apoderado de su invento y que esto ha causado la trágica muerte de su hermano. Así que decide ponerse manos a la obra para detener al criminal, con la ayuda de los jóvenes inventores del laboratorio y de Baymax, un robot gigante blando e hinchable, inventado por Tadashi.
Baymax representa ese amigo verdadero, leal, fiel y honesto con el que todo el mundo sueña. Es dulce, ingenioso, un poco torpe, pero cariñoso, atento, presente, con un gran corazón y un profundo espíritu de sacrificio.
La película muestra hábilmente el ideal de la amistad y aborda temas importantes con seriedad y delicadeza: desde las crisis y los cambios de humor que todos los adolescentes experimentan, hasta la elaboración del duelo, la superación de la ira y el descubrimiento de que los talentos de uno tienen sentido cuando se ponen al servicio de los demás…