¿Cuáles son sus “propósitos digitales” para este año?
Cuando termina un año y comienza otro, suele ser el momento de hacer balance. Repasamos lo que ha pasado: nuestros logros, nuestros éxitos y nuestros fracasos. Nos preguntamos qué progresos hemos hecho y cómo podemos mejorar en el futuro.
El comienzo del año es también una época de “buenos propósitos”: empezaré una dieta, haré más deporte, tendré más paciencia con mis hijos, etc…
Cada uno tendrá los suyos, para cada ámbito de la vida: familiar, laboral, relacional, social. En Family and Media nos gustaría sugerir “tres buenos propósitos digitales”, tres comportamientos que podemos esforzarnos por poner en práctica en el año en curso, relacionados con nuestro estar conectados, es decir, vinculados a nuestra vida virtual. Aquí están…
1) Cada día, dedicar más tiempo “ocioso” (o al menos igual) a leer libros que a consultar las redes sociales
¿Quién de nosotros no pasa un poco de tiempo “inútil” en las redes sociales, para tomarse un respiro, para distraerse, para recuperar el aliento antes de volver al trabajo?
Internet no es sólo una herramienta útil, sino que a menudo se utiliza como un “pasatiempo”. Navegamos sólo para relajarnos, hasta el punto de que normalmente, cuando entramos en una red social sólo para divertirnos, preferimos mirar fotos, leer textos breves, en vez de dedicarnos a artículos serios sobre temas importantes.
Sin embargo, sin estigmatizar este hábito, es una buena idea moderarlo: intentemos mantener bajo control el tiempo que pasamos en Internet así, sin “un propósito” y, si es excesivo, reducirlo.
Podríamos dedicar el mismo tiempo que pasamos sin rumbo en Internet a leer unlibro que nos interese.
2) Cada mes, al menos un día libre de móvil
Los días libres de móvil no deben considerarse como un momento de exclusión del resto del mundo, más bien deben aprovecharse para pasar tiempo de calidad con la familia. El riesgo de no estar unidos entre nosotros, en casa, porque estamos distraídos con nuestros teléfonos móviles y conectados con otras cien personas, excepto con las de nuestro hogar, está siempre a la vuelta de la esquina.
Elijamos un día – quizá durante el fin de semana – en el que enviaremos de vacaciones al móvil. Durante el tiempo que estemos alejados del móvil, es preferible colocarlo en un lugar donde no lo veamos (ya sabes: ¡tiene efecto imán!).
Cuando en mi casa vivimos el primer día libre de móvil, hace ya unos meses, hicimos balance y nos dimos cuenta de que:
– En un día sin teléfono, las tareas domésticas se terminan mucho antes;
– no nos aburrimos, al contrario, nuestra creatividad se estimula más;
– te centras más en tus hijos (en sus preguntas, en sus juegos, en los progresos que hacen);
– te sientes más inclinado a buscar temas de conversación;
– y, lo que es más importante, nos reímos más.
3) Dialogar y discutir más cara a cara o por teléfono, en lugar de a través de comentarios/mensajes escritos. Buscar la mayor interacción posible con los demás.
Las redes sociales tienden a volvernos irreflexivos e impulsivos: el hecho de que nos comuniquemos con alguien a través de una pantalla y no “cara a cara”, suele conllevar que perdamos esa prudencia al hablar que, normalmente, nos impide decir abiertamente todo lo que pensamos cuando el interlocutor está frente a nosotros en carne y hueso.
“Protegidos” por nuestro smartphone o PC, nos arriesgamos a cruzar los límites dentro de los cuales el tono de una conversación puede definirse como “civilizado”.
Insultos a perfectos desconocidos, bromas de mal gusto, comentarios cínicos e intrusivos que, tal vez, no pronunciaríamos sin el escudo de las herramientas tecnológicas.
La tentación de bajar de tono -incluso en las conversaciones importantes- porque estamos detrás de una pantalla es, por desgracia, una realidad cada vez más frecuente.
Así que aquí va otro propósito para este año:
Pensar siempre que los usuarios sociales son personas reales. Si se trata de conocidos, intente encontrarse con ella fuera de la plataforma, hágase entender, comunique noticias importantes, anime a su vecino no escribiendo un simple e impersonal mensaje, sino dando preferencia al menos a una llamada telefónica cuando no sea factible una reunión.
Demos profundidad a las relaciones y a la comunicación: ¡son demasiado importantes para nuestra vida!