Consumo excesivo de alcohol en adolescentes: la otra epidemia
Las restricciones y los problemas causados por la Covid-19 parecen haber alimentado también otra epidemia, la del consumo compulsivo de alcohol por parte de los adolescentes, la tendencia a consumir cinco o seis bebidas alcohólicas en una única sesión. Durante la pandemia, las compras on line de bebidas alcohólicas aumentaron más de un 200%.
Qué es el consumo excesivo de alcohol
El “binge drinking” (“atracón de alcoholes”) es el consumo de diversas bebidas alcohólicas en un periodo de tiempo breve. Muchos de los adolescentes que beben, lo hacen en exceso. Además, hay un dato nuevo: cuanto más temprano se empieza a beber, mayor es el riesgo de beber en exceso, con el objetivo de emborracharse, de “colocarse”. Según los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.), más de la mitad de los estudiantes de secundaria de EE.UU. que toman bebidas alcohólicas admiten haber tenido recientemente episodios de binge drinking, consumiendo cinco o más bebidas a la vez. Y esta tendencia se confirma ampliamente también en otros países occidentales. En diciembre de 2021, la Oficina Regional de la OMS para Europa publicó el informe “Digital marketing of alcohol: challenges and policy options for better health in the WHO European Region”.
El estudio subraya que niños y jóvenes corren el peligro de sufrir daños por la exposición a la publicidad del alcohol, que tiene lugar sobre todo a través de Internet. Los primeros datos del informe 2021 del Instituto Nacional de Salud italiano revelan cifras preocupantes sobre los hábitos de consumo de alcohol entre los jóvenes y sus consecuencias: de los 4 millones de bebedores compulsivos, 830.000 son jóvenes de entre 11 y 25 años.
Las consecuencias del “binge drinking”
Una reciente campaña de sensibilización lanzada en Australia, titulada “Un anuncio de alcohol cada 35 segundos”, analiza la difusión de las campañas publicitarias de alcohol y advierte del importante aumento del consumo durante el periodo de pandemia, también entre los adolescentes. Jóvenes y muy jóvenes -niños de 11 años, por ejemplo-, empiezan a beber y a emborracharse “por juego”, un juego muy dañino. Muchos acaban en coma etílico, y tienen que ser hospitalizados. Los datos proporcionados por los
hospitales hablan por sí solos de cuánto se está extendiendo el fenómeno.
Binge drinking: soluciones posibles
¿Qué se puede hacer? Muchos expertos, sobre todo en el ámbito sociopsicológico, coinciden en que las recomendaciones de “beber con responsabilidad” son insuficientes e ineficaces; algunos piensan que en realidad son una herramienta mal disimulada para campañas que tienen como objeto y finalidad la venta y, por tanto, el consumo de alcohol. El tema, por tanto, debería enfocarse más desde un punto de vista educativo, como responsabilidad de los adultos. No es casualidad que las principales páginas web y blogs de asociaciones de todo el mundo que se dedican a apoyar y acompañar hasta la curación a personas que sufren adicción al alcohol, tengan una sección dedicada a los padres, donde se publican reflexiones y consejos para evitar que los jóvenes caigan en la trampa del alcohol. “Compartir experiencias con los hijos, hacerles confidencias, estar atentos a sus necesidades, ser capaces de captar y descodificar las señales de peligro y los momentos de debilidad”, son algunos de los consejos de estas asociaciones. Se puede decir que no resulta fácil, pero hay mucho en juego y vale la pena intentarlo. “El mayor peligro es la indiferencia, o subestimar el problema”, afirman diversos expertos.