Hemos recibido una carta muy larga por parte de un lector y que responde a un sentido bastante generalizado, aunque no expresado. La pregunta que se plantea nuestro lector al final de su carta es la siguiente:

¿También los gobiernos italianos están sometidos a la colonización ideológica del género? Que aprovechen la lectura.

«La del género es una colonización ideológica. Piénsese en los Balilla [ L’Opera Nazionale Balilla fue una organización juvenil fascista italiana. N.d.T.] o en la Juventud hitleriana». Ésta es la denuncia hecha por el Papa, en la rueda de prensa en avión, de vuelta de su visita pastoral en Filipinas. Sin duda una declaración clara y directa que ha dejado sin palabras a muchos y ha dado pie a polémicas y, en ciertos casos, a disensos. Un «no» diáfano contra todo tipo de tentativa que pretenda manipular y destruir a la familia por parte de la ideología del género. Porque es de esto que se trata, éste es el verdadero centro del asunto cuando el Papa usa la expresión «colonización ideológica».

Y el ejemplo sin duda más apropiado y significativo es el que ha proporcionado el mismo Francisco que fue testigo, cuando era cardenal de Buenos Aires, del intento de condicionar el ministro de Educación de su país por parte de organismos internacionales: se le pedía que introdujera materiales didácticos pro gender a cambio de financiamientos para la construcción de escuelas públicas. La selección del ejemplo, que afecta a la escuela, no es casual, visto que éste es el campo principal de enfrentamiento e intromisión en el que opera la ideología del género que, detrás de la máscara de la libertad e igualdad de oportunidades, trata de introducirse ahí donde hay niños para desfigurar el corazón y los fundamentos de las institución de la familia, rediseñando así el mismo concepto de matrimonio.

Podríamos hablar incluso de una colonización antropológica cuya finalidad es la impugnación total de la idea misma de naturaleza humana. Es lo que ya está ocurriendo en casi todos los países y ¡ay de quien intente cuestionarlo! La ideología del género no admite ningún tipo de contradictorio, impone un pensamiento único –ésta es la razón por la que el Papa la ha comparado con las dictaduras del siglo pasado–, y a quien se opone a ella se le tacha enseguida de discriminador, sin derecho a rechistar. Y éstas no solamente son sensaciones, percepciones o simples alarmismos. Es suficiente hojear las más de cuarenta hojas del documento

Strategia nazionale per la prevenzione e il contrasto delle discriminazioni basate sull’orientamento sessuale e sull’identità di genere per il 2013-2015

(Estrategia nacional para la prevención y la lucha contra las discriminaciones basadas en la orientación sexual y la identidad de género para el bienio 2013-2015) en el sitio del

Dipartimento per le Pari Opportunità della Presidenza del Consiglio dei Ministri italiano
, esto es, el gobierno italiano. No es un texto sacado de un blog, un foro o una asociación, «faccioso» por así decirlo, sino que es un documento oficial que procede nada menos que de una fuente gobernativa; es más, es una estrategia explícita que tiene un propósito y un proyecto determinados, con sus objetivos, sus destinatarios, su metodología y su plan de acción.
Un texto amplio que tras una sumaria exposición del contexto LGBT italiano, europeo y mundial, pasa rápidamente a la enumeración de los cuatro ejes alrededor de los cuales fundamentar la estrategia de acción de cara al cambio. Y no es un caso que el primer eje sea justo la escuela. Entrar en el sistema educativo, aprovechándose de la incapacidad de los niños para desarrollar un análisis crítico autónomo y consciente es un expediente fundamental para quien tiene intenciones manipuladoras. Sólo citamos algunas de las herramientas de acción que se hallan en el texto: otorgar la acreditación a las asociaciones LGBT en el MIUR (el Ministerio de Educación italiano) como entes de formación; enriquecer los planes de estudio con bibliografías específicas sobre las temáticas LGBT y sobre nuevas tipologías de organización familiar. Entre los distintos retos planteados, subrayamos el de favorecer el empoderamiento de las personas LGBT en las escuelas, bien sean docentes o bien alumnos. Lo que sorprende más, sin embargo, es el tono: frío, técnico, de manual de marketing, pero a la vez lúcido en su determinación hacia el cambio y a la imposición de una voluntad única. Estamos hablando de niños y da la impresión de que se está hablando de criar pollos en granjas. Pero éste es justamente el punto de la cuestión. La escuela es el escenario de batalla por excelencia, el dintel ideal para traspasar las fronteras y colar esta ideología en la sociedad. Y no es algo accidental. De hecho, convencer a los adultos es una tarea infinitamente más difícil, puesto que ya se trata de personas formadas con sus propias ideas, valores y experiencias. Pero si a partir de la guardería se empieza a explicar que no hay sexos, sino que sólo existen los géneros, que cualquiera puede elegir el que le parezca y que a lo mejor puede cambiarlo luego, si quiere, no cabe duda de que el proceso de manipulación tendrá muchas más posibilidades de éxito. En el momento actual, una barrera eficaz contra esta «colonización ideológica» –para volver a la expresión de Papa Francisco– la representan las familias mismas. Hay muchos casos, de hecho, en que los padres se percatan de que en la escuela sus hijos son víctimas de esta ideología. Por tanto, la voluntad, manifiesta en este documento, de que las escuelas se conviertan en campos de reeducación es patente, e incluso central para el éxito de su estrategia.

Los otros tres ejes del cambio son el trabajo, lugar natural de encuentro, relación y socialización, las prisiones –en donde en un principio las personas LGBT sufrirían más fácilmente acosos y violaciones– y los medios de comunicación. Pues bien, es preciso que nos detengamos un momento en este último punto. En cualquier dictadura –y aquí de nuevo hay que volver a las frases iniciales de Papa Francisco, cuando establece una comparación entre la ideología del género y los regímenes fascistas– es fundamental tener el control, además de la instrucción y de la educación de los jóvenes, también de los medios de comunicación. Casi sería superfluo explicar el porqué. Si controlas a los mensajeros también controlas los mensajes. Y en este análisis es interesante destacar cómo esta «estrategia nacional» busque violenta y descaradamente el respaldo y el apoyo de los medios de información, suponiendo que aún no los tuviera. Respaldo, por no decir control, que se legitima en la creación de un verdadero sistema de governance, como sugiere el mismo texto en el apartado final. Un modelo articulado que, citando al pie de la letra el documento, «prevea la acción sinérgica de las instituciones, de la sociedad civil, de las partes sociales y de otras asociaciones involucradas». Y en la lista analítica de este sistema tan integrado se enuncia la voluntad de involucrar también a las asociaciones patronales y sindicales, a la pública administración, a la FNSI (la federación nacional de la prensa italiana) y al colegio profesional de los periodistas. En suma, todas las principales instituciones de los medios de comunicación y sus respectivos líderes de opinión.

Visto todo lo anterior, la pregunta que surge es: ¿hasta qué punto este documento supera el punto de equilibrio entre una prevención e información justas y legítimas sobre el tema de la discriminación sexual –que en cualquier caso debe ser condenada– y hasta qué punto no se está yendo más allá, queriendo imponer otras verdades absolutas gracias a un enfoque que persigue una homologación –a nivel global– entre el hombre y la mujer, cumpliendo así con los dictámenes de una agenda política mundial? (véase el artículo El nuevo idioma del poder habla en el nombre del gender)

Lo descrito hasta ahora es el esquema de acción típico de una lobby. Partiendo de las necesidades efectivas y de problemáticas reales, como son el caso de la violencia, el acoso o la discriminación debidos a la orientación sexual, se propasa, y en vez de encontrar soluciones en el respeto de las identidades culturales, sociales, naturales y antropológicas, algunos grupos de interés y de poder instrumentalizan el problema sin escrúpulos, y transfiguran la realidad de acuerdo con su visión para perseguir sus objetivos. Como la realidad, de hecho, desmiente la ideología, ésta necesita imponerse «por principio», sin discusión posible. He ahí el germen totalitario de cualquier ideología.

Veamos ahora más de cerca este problema real denunciado por el documento pro género, y detengámonos sobre cuáles son los datos que trae en apoyo a su tesis…

¿Prioridades ideológicas o prioridades sociales?

Entre los datos que se ofrecen sobre el fenómeno discriminatorio relacionado con el género, el documento explica que los casos de discriminación registrados por el Contact Center han pasado de 43 en el año 2010 a 144 en 2012. ¿Cuántas energías y fondos conviene invertir para evitar esas situaciones?

Son datos muy tristes, sin duda. Ahora bien, son muchos más preocupantes los 400.000 menores que en el 2011 han sido víctimas de la llamada «violencia asistida de género» en Italia (ISTAT y Save the Childr en), es decir, los que han asistido en casa a la violencia, malos tratos físicos, psicológicos o económicos de sus madres por parte de sus maridos o parejas. A los gobiernos italianos, que se suceden y cambian, sin que curiosamente cambie la estrategia para luchar contra la discriminación de género, parece que les preocupan menos.

Tampoco preocupan tanto los 342.000 estudiantes expuestos al riesgo del amianto en toda Italia (CENSIS 2014), con problemas estructurales en 3.600 edificios escolares. Ni los 20.213 menores que en 2013 han sido atendidos por los servicios sociales fruto del fenómeno de la delincuencia (ISTAT 2014). Tampoco preocupa tanto otro dato análogo: en el año 2014, el 30% de las familias italianas consideraba el riesgo de la criminalidad como uno de los problemas presentes en la zona en que habitaban (ISTAT 2014).

Las cifras del Contact Center para luchar contra la discriminación de género distan también del número de jóvenes que se encuentra en riesgo de tóxico-dependencia: en el 2013, de una muestra de 34.385 estudiantes entre 15 y 19 años, el 21% había consumido una o más veces cannabis (2% más que en el año anterior); cocaína, el 2 % (1,86% en 2012); heroína, el 0,33% (0,32% en 2012), estimulantes metanfetaminas y/o éxtasis el 1,33% (1,12% en 2012), y alucinógenos el 2 % (1,72% en 2012). Además, en 2010 el ISTAT señalaba que el 52 % de las mujeres entre 14 y 65 años (más de 10 millones) habían sufrido algún tipo de acoso sexual a lo largo de sus vidas.

Sin duda, es importante evitar cualquier forma de discriminación, pero tal vez sea más importante que la agenda política le dé prioridad a asuntos que tienen estadísticamente una mayor incidencia social: cada uno de los 144 casos mencionados requiere una respuesta, pero quizá habría que empezar por invertir más fondos y energías en los problemas de centenares de millares de personas que viven en situaciones de riesgo extremas.

Reducir el coro de voces a una sola

A lo largo del documento sólo se contemplan dos posturas: por un lado la que favorece la teoría del género e identifica la atracción hacia personas del mismo sexo con un comportamiento sexual determinado y, por el otro, la denominada «homófoba». Sin embargo, en los últimos años, han venido aflorando todos los matices que hay en este ámbito y aparecen cada vez más grupos que disienten de las que se autoproclaman «asociaciones de categoría» como si tuvieran el mandato exclusivo y excluyente de representar a todos los que tienen atracción hacia personas del mismo sexo. En este sentido, Paul McHugh (antiguo director del Departamento de Psiquiatría del famoso Hospital John Hopkins) y otros médicos, han puesto en discusión las operaciones de cambio de género, basándose en investigaciones científicas realizadas por reconocidos hospitales de Suecia y Estados Unidos. Además, algunos grupos no están de acuerdo con las adopciones de niños por parte de personas del mismo sexo, como Xavier Bongibault, ateo y homosexual, fundador de « Plus gay sans mariage» en Francia. Lo mismo ha sucedido en Italia cuando los conocidos diseñadores homosexuales Dolce & Gabana se han mostrado contrarios a la adopción de niños por parte de parejas homosexuales: han mostrado su sorpresa por la intolerancia ante su legítima opinión.

Otras instituciones como Courage (en Europa y Estados Unidos) proponen la castidad como vía de realización personal y están obteniendo un cierto consenso y apoyo en lugares muy distintos. También en esta línea se mueve Philippe Ariño, conocido activista francés que ha publicado el libro Homosexualidad contracorriente.

Por último, en el ámbito de los medios de comunicación italianos y siguiendo las sugerencias de este documento, el Ministerio de la Igualdad de Oportunidades publicó un informe para dar indicaciones específicas a los medios de comunicación:
«Líneas guía para una información respetuosa de las personas LGBT», aprobadas en diciembre de 2013 y dirigidas a los profesionales de la comunicación. En ellas se especifica la terminología adecuada que tendrían que emplear los periodistas cuando afrontan noticias relacionadas con estos temas: algo que sería realmente sorprendente en cualquier otro ámbito periodístico.

Imposición: todo para el pueblo pero sin el pueblo

¿Es posible seguir viviendo en una sociedad pluralista y mantener las propias posiciones en la esfera pública, también en lo que se refiere al género? En este tema cada vez es más difícil. En abril de 2014, Brendan Eich, Administrador Delegado de Mozilla, la empresa del famoso navegador Firefox, dimitió ante las presiones porque 6 años antes (2008) había donado 1.000 dólares a la campaña que promovió en California la proposición 8, aceptada tras un referéndum y puesta en entredicho por una Corte algunos años después: «sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer es válido o reconocido en California». También la empresa italiana Barilla cedió en 2014 al boicot de ciertas lobbies y cambió su publicidad para incluir a las parejas del mismo sexo. Poco después, en 2015 una corte de Distrito de Estados Unidos redefinió el matrimonio para incluir a parejas del mismo sexo; de este modo el juez cancelaba una enmienda constitucional estatal de Florida, aprobada por casi el 62% del electorado en una votación del 2008. Lo mismo ha sucedido en otros Estados de esa nación y en otros países.

El parlamento croata aprobó en 2014 una ley de uniones civiles para parejas del mismo sexo a pesar de que distintas asociaciones, con más de 700.000 firmas, hubiesen logrado promover un referéndum a favor de la familia en el que el 66% de los votantes apoyaba «la introducción de una disposición en la Constitución de la República de Croacia, que defina el matrimonio como una unión de por vida entre una mujer y un hombre».

También en el Reino Unido el primer ministro James Cameron no incluyó en su programa electoral la idea de igualar el matrimonio con las uniones entre personas del mismo sexo y en diciembre de 2012 el mismo primer ministro desatendió las 500.000 firmas presentadas para convocar una consulta pública, aprobando poco tiempo después (2013) la equiparación sin consulta pública.

No sólo sucede en la vida política, sino también en la vida corriente: una pastelería que no accede a la petición de una torta nupcial para una parejade personas del mismo sexo, una floristería que prefiere vender flores pero no accede a adornos nupciales de determinado tipo, un fotógrafo que decide no aceptar un encargo, homosexuales que desean acceder a una terapia reparativa y les viene negada, predicadores que son llevados al tribunal por repetir palabras bíblicas… Conforme pasa el tiempo, cada vez son más las personas perseguidas por no aceptar la opinión de un grupo minoritario.

En el campo educativo, detrás de la lucha contra la homofobia, se esconden personas que tratan de re-educar a las jóvenes generaciones, imponiéndoles la teoría del gender. En Italia, el Liceo Muratori de Módena, fue
escenario de una arenga ideológica a cargo de Vladimir Luxuria (un conocido activista transexual en Italia) y en diversas escuelas de todo el territorio, diversas asociaciones (como el Arcigay), están distribuyendo material de iniciación a la homosexualidad.

Se ha convertido así en una tendencia el aprobar leyes e iniciativas para el pueblo pero sin el pueblo, impulsadas por una minoría que regula y pretende cambiar la concepción de matrimonio: son prueba de ello algunas iniciativas que se han emprendido en Colombia, Uruguay, Paraguay y por ciertas minorías en algunos países de África. Un ejemplo al respecto es que en febrero de 2015 el periodista y activista gay Bruno Bimbi reconoció que los cónyuges de la primera unión legalizada de homosexuales en Argentina en 2009 (Alex Freyre y José María Di Bello) no eran pareja de verdad y que el matrimonio fue una simulación orquestada al detalle para forzar la aprobación de la ley de uniones homosexuales. Adoptaron tres hijos y su relación ficticia (celebrada con amplia cobertura mediática en 2009), terminó cinco años después: ¿es posible simular una vida en pareja y adoptar tres hijos en cinco años?

En este campo y en otros ha llegado el momento di preguntarse por el sentido de la libertad de expresión y de pensamiento, y de cuánto realmente se tengan en cuenta las opiniones mayoritarias.

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