Thomas Lickona es un psicólogo del desarrollo. Su trabajo dedica especial atención a la familia, la escuela y los jóvenes. Es profesor emérito de la Universidad del Estado de Nueva York en Cortland, y fundador y director delCenter for the 4th and 5th Rs – Respect and Responsibility (www.cortland.edu/character). Entre sus libros recordamos Raising Good Children, Educating for Character. Con su esposa Judy ha publicado un libro para jóvenes: Sex, Love, and You: Making the Right Decision. El pasado mes de octubre presentó un studio sobre el tema “Luchar contra la pornografía” en el Congreso “Character, Education and Digital Lifestyles», promovido por Interaxion Group en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma. Hemos tenido el gusto de entrevistarlo y le preguntamos sobre los daños que puede producir la pornografía.

Según un reciente informe de la Asociación Americana de Pediatras, The impact of Pornography on Children, el consumo de pornografía entre los jóvenes americanos sigue aumentando, y es causa directa de diferentes trastornos a nivel psíquico y físico. En concreto, ¿piensa Vd. que puede afectar a la fertilidad de los chicos?

¡Claro que puede afectar negativamente! El consumo de pornografía puede causar diversos problemas a nivel psíquico y físico. El psiquiatra Norman Doidge, en su libro The Brain That Changes Itself del 2007 fue uno de los primeros en afirmar que el uso persistente de la pornografía puede generar problemas sexuales en los varones, como por ejemplo la disfunción eréctil y la pérdida de la atracción hacia la propia pareja. También el Journal of the American Medical Association Psychiatry sostiene que el uso de la pornografía genera una reducción de la materia gris del cerebro y una sensible disminución del interés hacia las mujeres reales.

Los neurocientíficos identifican en la dopamina, un agente neuro-químico liberado por el cerebro, la explicación de todo esto. La dopamina es el neurotransmisor de la gratificación que está detrás de la respuesta: “¡Sí, lo quiero!”, de cualquier motivación y deseo. Para entendernos, sin ella no nos apetecería ni siquiera comer un helado en verano. Cuando el nivel de dopamina cae, lo mismo sucede con la motivación. La dopamina aumenta sobre todo ante imprevistos y novedades, especialmente si son de tipo sexual. La pornografía consigue estimular continuamente al usuario, poniéndole delante “parejas” siempre nuevas que, a pesar de ser virtuales, obligan al cerebro a liberar dopamina en abundancia.

El resultado final d esta continua y excesiva estimulación artificial de nuestra dopamina a través de la pornografía, cómplice sobre todo la gratuita en internet, que ofrece ilimitados contenidos y que son siempre nuevos, es precisamente acostumbrar a nuestro cerebro a encontrar motivación y deseo solo frente a la liberación de un cierto nivel de dopamina, por debajo del cual nada resulta interesante. He aquí por qué frente a esta alteración, el contacto con la persona amada, habitual y carente de continuas novedades, puede liberar estímulos neuro-químicos netamente inferiores, con el resultado de hacérnoslo aparecer como si fuera un plato frío. El mensaje es claro: la pornografía puede arruinar la relación con nuestra pareja.

Han pasado dos años desde que Terry Crews, famoso por sus anuncios de lociones para después del afeitado, ha denunciado públicamente su dependencia de la pornografía y su difícil lucha para salir de esta. Si es verdad que el consumo de pornografía causa formas de dependencia del todo similares a las del consumo de cocaína, alcohol y anfetaminas, ¿cómo se puede ayudar de modo eficaz a quien sufre este problema?

La continua estimulación de dopamina en el cerebro, a través de material pornográfico, provoca un estado mental alterado de total dependencia, similar al de los drogadictos.

Afortunadamente, nuestro cerebro es plástico. Esto quiere decir que las conexiones neurológicas causadas por la pornografía no son irreversibles. Eliminando el consumo de material pornográfico se volverá a un nivel normal de liberación de dopamina. Muchas personas son capaces de salir solas de este túnel de dependencia, pero muchas otras necesitan ayuda y una asistencia concreta de un terapeuta, un psicólogo o por medio de una terapia de grupo.

Los programas de rehabilitación, como los de Sexaholics Anonymous y Sex Addicts Anonymous, están basados en 12 pasos graduales tomados del recorrido de los Enfermos Alcohólicos Anónimos, y han ayudado a muchas personas. Recientemente, el Dott. Kevin Majeres, psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard, ha creado un sitio web, www.overcomingcravings.com, que proporciona los módulos específicos de apoyo, incluso online, para quienes lo necesiten.

Quiero también citar al psicoterapista católico Peter Kleponis, que en su reciente libro Integrity Starts Here! propone un programa de rehabilitación de la pornografía basado en 7 puntos que ha sido probado con éxito en cientos de pacientes. El autor afirma que los factores emocionales como la soledad, la inseguridad, el estrés, el desasosiego o incluso heridas psicológicas abiertas como el divorcio o la separación, pueden contribuir a provocar el uso de pornografía o a aumentar la dependencia. Su programa de 7 puntos requiere ante todo un pleno conocimiento de sí mismos y del problema que tenemos. Estos son los 7 puntos en los que basar un plan de recuperación:

  • Un fuerte compromiso;
  • La voluntad de purificar la propia vida;
  • Sentido de responsabilidad;
  • Voluntad de seguir un guía;
  • Un plano espiritual, incluida la oración diaria;
  • Una formación sobre cómo tener relaciones sanas y administrar el estrés;
  • El ejercicio de las virtudes cada día para reforzar el carácter y evitar caer de nuevo en la tentación. El esfuerzo de vivir de modo virtuoso es una búsqueda que abarca toda la vida.

Además de provocar disfunciones sexuales en algunas personas, ¿la investigación ha demostrado que existan otros efectos negativos ligados al consumo de pornografía?

En 2012, la revista Sexual Addiction and Compulsivity ha publicado una serie de estudios sobre la pornografía en diversos países, muy centrados en los efectos de la pornografía de Internet sobre los adolescentes. Estas son las principales conclusiones:

· Cuanto más material sexualmente explícito ven los adolescentes en Internet, más insistentemente piensan en el sexo. En definitiva, entran en un auténtico círculo vicioso.

· Cuanto más pornografía consumen los adolescentes, más probable es que sean propensos al sexo ocasional y a tener relaciones sexuales en edad temprana;

· Cuanto más material pornográfico miran los adolescentes, más probable es que practiquen comportamientos sexuales desviados y de alto riesgo;

· Si los adolescentes ven material pornográfico con escenas de violencia, es muy probable que sean agresivos en sus hábitos sexuales.

· Cuanto más material pornográfico ven los adolescentes, es más probable que caigan en la depresión y que cometan actos delictivos;

· Las chicas tienden a sentirse físicamente inferiores a las mujeres que ven en los materiales pornográficos;

· Los chicos tienden a tener miedo de no estar a la altura de los hombres que ven en los vídeos pornográficos.

¿Hay otras diferencia entre hombres y mujeres?

Diversos estudios han señalado que estadísticamente es mucho más probable que sean los varones quienes consumen pornografía, respeto a las mujeres. Una estimación es que el 87% de las personas dependientes de la pornografía son varones.

De todos modos, las chicas jóvenes también acceden, en forma cada vez más creciente, a la pornografía. Un reciente informe sobre menores en los Estados Unidos ha revelado que, a finales del siglo pasado, los jóvenes de menos de 17 años empleaban el 65% de su tiempo libre sobre todo en las web para adultos más que en los videojuegos. De estos jóvenes, cuatro de cada diez eran chicas.

Citando siempre la relación de la Asociación Americana de Pediatras, el consumo de pornografía en los jóvenes tiene entre sus efectos la aceptación de la infidelidad en la relación de pareja y la percepción del matrimonio como algo obsoleto. ¿En qué modo y hasta qué punto la pornografía puede realmente condicionar y alterar nuestra compresion práctica sobre la construcción de la familia y el deseo de tener hijos?

El estudio que menciona se basa en un panel de estudiantes de diversas universidades americanas elegidos de forma aleatoria que habían visto material pornográfico durante 6 semanas consecutivas. Entre los distintos efectos negativos detectados están la gran tolerancia hacia las violaciones, la fuerte disminución del deseo de formar una familia y de tener hijos, en comparación con el panel que no había visto material pornográfico.

Según los investigadores, a hacer menos atractiva la visión del matrimonio y de la familia en aquellos que habían visto material pornográfico contribuía el hecho de que la pornografía provocó en ellos una gratificación sexual impersonal y egocéntrica, que les empuja hacia relaciones libres y sin ataduras, más que hacia una relación de amor, de don de sí mismo y de compromiso con la asunción de deberes y responsabilidades. Los investigadores también afirmaron que contraer matrimonio y ser padres son dos de los más grandes compromisos que podemos adoptar en nuestra vida. La pornografía proyecta en los jóvenes una visión diferente y totalmente opuesta, debilitando los valores basados en el amor, la responsabilidad y el sacrificio exigidos por el matrimonio y el crecimiento de los hijos.

¿En qué otros modos la pornografía da un retrato distorsionado de la sexualidad humana?

Además de separar el sexo del amor, la pornografía presenta una imagen muy deformada, casi inhumana, de las relaciones sexuales. No muestra los comportamientos sanos, como la conversación amorosa, los besos y los gestos de afecto. En la pornografía, todo es desviado y distorsionado. El abuso del sexo es la norma.

En un mercado muy competitivo, los productores de contenidos pornográficos rivalizan para producir vídeos cada vez más extremos. En un estudio sobre los contenidos pornográficos más vistos, en primer lugar están aquellos con escenas muy violentas, donde la mujer es humillada verbal y físicamente.

Los actores que han abandonado la industria pornográfica afirman que los productores esconden una realidad hecha de continuas violencias, abusos físicos y verbales hacia ellos, también por parte de agentes y realizadores. Hay muchos sitios web que han publicado estos terribles testimonios de los actores. También hay numerosos libros que revelan la dureza y la aridez de este mundo, como Pornland de Gail Dines y Pornified: How Pornography is Transforming Our Lives, Our Relationships, and our Families, de Pamela Paul.

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