Entrevista con Alexander Pschera, un consultor de comunicación alemán que ha publicado recientemente un libro sobre social media: 800 Millionen (Matthes & Seitz Berlín 2011).

¿Por qué piensa que los 800 millones de usuarios de Facebook es un tema interesante para el libro? En los últimos meses, parece que está
bajando en número, y también su cotización en bolsa…

El título del libro es simbólico. Refleja el creciente impacto de las redes sociales en la sociedad. Este impacto no depende del éxito de Facebook en cuanto empresa o plataforma: Facebook es sólo un posible canal. Hay muchos otros relevantes como Youtube, + google, twitter o los blogs.

Parece que las redes sociales están multiplicando el número de contactos y relaciones potenciales Pero, ¿cómo están afectando a la calidad de las relaciones que los usuarios tienen con sus amigos más cercanos?

El impacto de las redes sociales radica en el nuevo rol que dan a los grupos de personas, a las pequeñas entidades sociales, así como en su forma de compartir ideas y emociones. En las redes sociales no comunicamos con la fórmula «uno-a-uno», sino con el método «de muchos-a-muchos». Otros amigos pueden seguir tus intereses, tus ideas, tus emociones. Esta posibilidad no quita valor a las relaciones más cercanas, sino que añade una nueva dimensión a la comunicación social.

¿Facebook es simplemente una máquina diseñada para obtener nueva información y datos de marketing acerca de los usuarios a través de enlaces cibernéticos?

Por un lado, Facebook es una máquina de recopilación de datos, esto no se puede negar. Hay que tener mucho cuidado con esta dimensión. Por otra parte, nuestros datos también son recogidos por muchas otras instituciones y plataformas tecnológicas (compañías telefónicas, empresas de transporte, libros de Amazon, etc.), por lo que este problema no es específico de Facebook.

¿Qué piensa usted acerca de que Facebook venda espacios publicitarios o datos del usuario a negocios y empresas?

No tengo ningún problema con la publicidad en redes sociales, siempre y cuando siga las normas éticas. Si las redes sociales están vendiendo los datos del usuario a las empresas – cosa que también hacen otras plataformas e instituciones – tienen que ser transparentes y dar a conocer sus reglas.
De esta manera, cada usuario puede decidir hasta dónde quiere llegar cuando proporciona datos auténticos de su vida personal (fotos, fecha de nacimiento, direcciones).

¿Cómo están influyendo las redes sociales en la vida real de las familias, de las relaciones de pareja o de adolescentes …? ¿Tienen un impacto particular en Alemania?

Los adolescentes de hoy en día ya no utilizan teléfonos fijos. Envían breves mensajes de texto o se encuentran en Facebook después del colegio.
El impacto se ha desplazado de un canal a otro. Esto supone un cambio cultural. ¿Implica riesgos? Sí, es necesario educar a los adolescentes para que aprendan las oportunidades y los riesgos que plantea la comunicación en un contexto social abierto. Pero si una persona joven tiene valores sólidos y está bien arraigada, las oportunidades ofrecidas por Facebook prevalecerán y los riesgos estarán bajo control.

Las redes sociales ¿cómo están cambiando la percepción de la calidad-tiempo en las relaciones? ¿Qué cosas positivas podemos aprender de esta «tecno-oportunidad»? ¿Cuáles son las consecuencias negativas que debemos evitar?

El riesgo es que la gente simplemente pierda demasiado tiempo en las redes sociales. De este modo, están siempre conectados, son adictos al pinboard o tablón de anuncios compartido. Se van convirtiendo en personas pasivas en las que se puede influir más fácilmente. Sin embargo, este riesgo se asocia con cada nuevo medio de comunicación que no está “inculturado”. Necesitamos que nos eduquen en las redes sociales, especialmente los padres ya que se enfrentan a un mundo completamente nuevo. Lo bueno de las redes sociales es -y esto lo puedo observar con mis hijos y sus amigos- que los jóvenes aprenden a comunicar en cuanto seres sociales. Aprenden cuestiones importantes sobre lo que significa «compartir» o ser responsables, sobre la inclusión de los demás en un contexto. Esto no tiene nada que ver con relaciones profundas. Debemos ser muy prudentes y saber separar las dos esferas de la comunicación humana: el aspecto privado y el aspecto social.
Facebook no es un medio para el amor verdadero, pero sí una etapa útil para la interacción social.

¿Cuáles son las mejores formas de educar a niños y adultos sobre el uso inteligente de las redes sociales?

Necesitamos inculturación, una integración de los canales sociales en la realidad moral y ética de nuestra sociedad. Eso no ha sucedido todavía, no lo suficiente. Necesitamos una adecuada capacitación y la institucionalización de las redes sociales. Para ello habría que comenzar con la formación de los formadores, que significa no sólo la enseñanza dirigida a los niños, sino también a los padres. No habría que educarles sólo en la dimensión técnica de las redes sociales – cómo crearlas, cómo mantenerlas, cómo evitar los riesgos, cómo esconderse -, sino especialmente en el modo en que las redes sociales pueden enriquecer nuestro comportamiento social; por último, pero no por ello menos importante, pensar en cómo pueden contribuir al desarrollo de nuestra vida apostólica.
De esta manera, como ha señalado el Santo Padre, las redes sociales pueden contribuir a crear una cultura de la amistad, del diálogo y del respeto.

¿Cree usted que el uso inadecuado de Internet está relacionado con el «comportamiento mundano» que Benedicto XVI sugirió corregir en su discurso de Friburgo durante su última visita a Alemania?

Absolutamente sí.Es el punto esencial y una muy buena aplicación del discurso de Friburgo del Santo Padre sobre el mundo de la comunicación. Lo que el Santo Padre señaló es que nuestra comunicación debe ser más íntegra y honesta. El Papa Benedicto utilizó la palabra alemana «Redlichkeit» para expresar la congruencia entre la comunicación y el modo de actuar. Esto implica que nuestras palabras siempre deben estar en línea con nuestras acciones, que es el ejemplo que Jesús nos da. Algo que es especialmente cierto en las redes sociales, donde existe un inherente riesgo de «exceso de comunicación».

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