Demos más atención a quien se ha quedado atrás. Daniele Rosa nos habla del valor de la familia según la Bayer
La espera telefónica sólo es de algunos segundos, acompañada por la música de fondo de un vals alegre y vivaz. Luego, una voz cortés desde el otro lado del aparato nos anuncia que Daniele Rosa está listo para la entrevista.
Un «buenos días» bien agudo y lleno de energía me confirma que será un intercambio de ideas y puntos de vista placentero y enriquecedor, una ocasión para conocernos y contarnos mutuamente más que una simple entrevista.
Así empieza nuestra cita telefónica con Daniele Rosa, Director de Comunicación para Italia de Bayer, la empresa farmacéutica que inventó la aspirina. Sin explayarnos demasiado en la retórica típica de las entrevistas, ha sido muy sencillo centrarnos en el asunto que a Familyandmedia más nos interesa: ¿cómo y con qué espíritu una gran empresa farmacéutica puede contribuir para mejorar la vida de las familias? ¿Todavía es viable una cultura del servicio a favor de las sociedad en las que vivimos, un espíritu de solidaridad que sea concreto, tangible y no exclusivamente funcional a los negocios?
– La promesa de vuestra marca es «Science for a Better Life».
Un desafío que sin duda requiere de un gran compromiso y responsabilidad. ¿De qué manera en vuestro trabajo diario tratáis de cumplir con esta promesa?
La Bayer es una realidad presente a nivel global en 75 países. Nuestra promesa de una ciencia cuyo reto es el de proporcionar una vida mejor está dirigida a todos estos países, tanto a aquellos ricos como a los más pobres o necesitados. Queremos contribuir a ayudar a la sociedad en la que estamos de esta forma, dándoles a todos la posibilidad de llevar una vida más digna gracias a la investigación científica y a los cuidados biomédicos. Éste es nuestro mensaje social, además de la misión que orienta nuestros negocios.
Más concretamente, lo que buscamos es ser fieles a esta promesa a través del compromiso cotidiano en la lucha contra enfermedades terribles, entre las que destacan la diabetes y el cáncer. Sin embargo, nuestro trabajo no se limita a la investigación científica. Hay también una atención particular al tema de la agricultura. De hecho, además de la salud, el de la alimentación es otro campo en el que estamos comprometidos. Quizá sea éste el ámbito menos conocido de nuestra labor. En efecto, cada día aumenta el número de personas a las que tenemos que ofrecer respuestas en términos de suministro de comida. No olvidemos que la falta de alimentación todavía sigue siendo un asunto de primaria importancia en muchos países del Tercer Mundo. Sostener el desarrollo de la agricultura luchando, por ejemplo, contra la desertificación y la erosión de los terrenos mediante la investigación y la innovación tecnológica para nosotros es un eje estratégico fundamental y una de las formas en las que ayudamos a la sociedad.
– Para una empresa como Bayer que se desempeña en el ámbito de la salud, interesarse por las personas debe ser importante no sólo desde el punto de vista estratégico y comercial, sino también desde el lado ético y solidario de la cuestión. ¿En qué medida la familia está al centro de vuestro mundo, vuestros valores y vuestra forma de trabajar? ¿Nos puede dar un ejemplo?
Las empresas se están dando cuenta cada vez más de que, además del negocio, ya no pueden descuidar el sentido de responsabilidad social que tienen tanto hacia sus clientes y accionistas como hacia sus propios dependientes y también hacia la sociedad misma. En nuestra empresa, este sentido de responsabilidad social existe desde siempre y no por razones que conciernen los negocios. Es más bien parte de nuestro ADN. Le doy un ejemplo concreto al respecto. Con la EXPO se prevé que lleguen a Milán más de 20 millones de visitantes. Una de las previsiones estimadas es el fuerte crecimiento –más del 20%– del tráfico y, como puede imaginarse, de la consiguiente dificultad de llegar en horario al puesto de trabajo. De acuerdo con los sindicatos, la Bayer ha emprendido el proyecto FLEXpo que involucrará a más de 500 empleados de nuestras sedes de Milán, con el objetivo de facilitar y fomentar otro tipo de movilidad casa-trabajo durante los meses de la EXPO. Así, los empleados tendrán la ventaja de reducir tiempos y costes de desplazamiento, y conciliar mejor su vida personal y laboral. Es éste una de nuestra mayores satisfacciones. Ser coherentes con la promesa de nuestra marca: hacerle la vida mejor a todos, en el caso específico a nuestros empleados. Pero, si me permite, quisiera contar otro ejemplo de lo mucho que nos interesa lo social y la familia, lo que a mí me gusta llamar «nuestro welfare interior a la empresa»…
– Nos interesan ejemplos de acciones concretas que atañen a la vida cotidiana de las familias…
Para las familias de nuestros empleados, hemos pensado en proporcionarles comidas precocinadas de nuestros comedores de empresa a un precio muy conveniente. Muchos de nuestros empleados a menudo regresan muy tarde a casa y no tienen tiempo de hacer la compra y de cocinar siquiera. Poder contar, pues, con comidas que pueden llevarse a casa, e incluso ricas, ya preparadas y a precios muy asequibles puede ser una forma sencilla de hacerles la vida más fácil. Una última cosa. En nuestra comunicación siempre hemos tratado de insertar contenidos con un alcance social. Por esto, en el transcurso de los años, hemos querido contar en películas producidas por nosotros mismos, cinco historias distintas para sensibilizar la opinión pública acerca de asuntos que consideramos muy relevantes tales como la inmigración, la seguridad en las carreteras y el abuso de alcohol.
Éste es el compromiso concreto de Bayer para con la colectividad.
– La aspirina es el fármaco que hizo famosa la Bayer en todo el mundo, un medicamento que toda familia guarda en un cajón de su casa, para cualquier necesidad, por si a caso. Jugando un poco con las palabras, si hoy tuviésemos que hablar de «aspirina social», esto es de una «píldora mágica» equivalente para la sociedad, las familias, los jóvenes y, más en general, para todos los que se encuentran en situaciones de dificultad, ¿qué tipo de remedio se le ocurriría?
Esta es una buena pregunta. Le seré sincero: para mí no hay píldoras mágicas, o al menos todavía no se han inventado para esta clase de problemas. A parte de bromas, diría que tal vez sería suficiente con que cada uno se mantuviese coherente en su comportamiento y cumpliera con las promesas hechas a la colectividad. Si cada uno hiciera bien su propio trabajo –instituciones, empresas, asociaciones, universidades– quizá no hiciera falta ninguna «aspirina social». Creo que nuestra sociedad y ante todo la familia entendida como núcleo social necesitan cada vez más de una cultura del servicio, de una mirada dirigida a los que se han quedado atrás. Una mirada que no sea paternalista, sino cargada de amor y solidaridad.
– Para terminar. Hace poco hemos colgado online un artículo jocoso, aunque tal vez no tanto, Los «buenos propósitos digitales» para este año. Entre avalanchas de correos diarios, mensajes de Whatsapp, notificaciones en Facebook, quizá valga la pena detenernos un momento para reflexionar sobre lo que es verdaderamente necesario y lo que, en cambio, lo es menos. ¿Cuáles son sus buenos propósitos?
La verdad es que hoy es muy difícil poder llegar a desconectarse de la tecnología, bien en la vida privada bien en el trabajo. Ya estamos todos always on, perennemente conectados con todo y todos. Redes sociales, Internet, correos, móviles, son todas herramientas que han entrado con fuerza en nuestra vida diaria casi sin que nos percatáramos de ello, y ahora es imposible prescindir de ellas. La tecnología es un buen recurso, pero creo que –como siempre en la vida– debería ser nuestro sentido común el que ha de darle el justo significado. Tal vez, en el mar de correos, mensajes y llamadas deberíamos dedicarnos más a buscar relaciones en vez de conexiones. Mi buen propósito es el de seguir teniendo tiempo para responder a todos los que me llaman por teléfono. Hago de esto una cuestión de principio y de corrección. Pues bien, seguir en este camino es mi buen propósito para este año.