Cuando se acercan las Navidades, más de una vez hemos sugerido algunas películas para ver en familia.

Este año lanzamos una nueva propuesta, especialmente dirigida a los abuelos y a sus nietos, con algunos títulos que, a nuestro juicio, tienen algo que contar y enseñar sobre la especial relación que puede establecerse entre un abuelo y su nieto.

Entre personas de distintas generaciones pueden surgir incomprensiones y dificultades, a causa de las diferentes experiencias y opiniones. Sin embargo, los niños, los adolescentes y los ancianos pueden enriquecerse mucho mutuamente: los primeros, transmitiendo vitalidad y entusiasmo; los segundos enseñando la virtud de la paciencia y algo de su sabiduría. Al menos eso es lo que sucede en las historias contadas en las películas que proponemos…

¡No queda más que desearles buena elección y buena visión!

Princesa por sorpresa (Pretty Princess, 2001, dirigida por Garry Marshall)

Mia, la quinceañera protagonista de esta comedia, es la clásica chica más bien patosa y un poco gafe (típico personaje de relato romántico) que luego se transforma: en el cole no es popular, tiene amistades más bien superficiales, y sus compañeras le toman el pelo. Pero, de repente, se convierte en la heredera al trono de un reino llamado Genovia. Al morir su padre, descubre que Clarisse, la reina de ese principado, es su abuela.

Mia empieza a recibir lecciones de etiqueta de su abuela, para poder convertirse en una buena princesa. Pero su nueva situación de futura heredera al trono la llevará a una crisis: llegará a pensar seriamente en renunciar al derecho de sucesión.

Los mundos de Mia y Clarisse son totalmente distintos: la primera es una niña desordenada, poco habituada a respetar las reglas de sociedad; la segunda, una elegante reina que no admite errores. Para que el reino tenga su heredera, será necesario que la abuela aprenda a aceptar y valorar la originalidad y la espontaneidad de la chica, mientras que ésta deberá ser más dócil a los consejos de la abuela. Sólo cuando la primera se disponga a renunciar a su rigidez, y la otra a su despreocupación, el Reino podrá tener un futuro.

Por qué aconsejamos esta película:

Esta historia, simpática y agradable, puede ser entendida como una bella metáfora, y que además puede ser útil: sólo si los jóvenes y los ancianos (empezando en las familias) saben colaborar, uniendo la sabiduría de quien ha vivido el pasado y la vitalidad de quien está proyectado hacia el futuro, es posible construir una sociedad en el presente.

Up, película de animación de 2009 dirigida por Peter Doctor y Bob Peterson

Carl y Ellie, protagonistas de este conmovedor largometraje, se aman sincera y profundamente desde niños, y pasan juntos una vida plena y feliz. Pero por culpa de una enfermedad sin posible curación, Ellie muere dejando a su marido solo y con un enorme vacío. Lamentablemente, no pudieron tener hijos, aunque los deseaban mucho; esto no impidió a los dos cónyuges seguir muy unidos y complementarse. Pero tras la muerte de su mujer, el peso de la soledad se le hace insoportable a Carl.

Durante tiempo, el anciano no encuentra motivos para reaccionar y, en cierto sentido, también él se deja morir. Se hace arisco y asocial, y sigue viviendo en la misma casa, oponiéndose con todas sus fuerzas a la idea de dejar que la derriben, impidiendo así la construcción de un nuevo barrio residencial.

A raíz de una fea discusión con un obrero, un tribunal sentencia que el anciano, declarado incapaz de cuidar de sí mismo, deberá ser llevado a una residencia, y la vivienda a la que está tan ligado será destruida. La noche antes de su entrada en la casa de reposo, cuando ya Carl casi se ha resignado a su suerte, empieza la aventura más sensacional de su vida. De un modo irreal pero sugestivo, el anciano logra desprender su casa del suelo gracias a un gran número de globos de muchos colores, para alzarse en vuelo y partir hacia las cataratas Paraíso, meta soñada por él y su esposa durante toda la vida. Carl emprende el viaje confiado y contento, pero pronto deberá enfrentarse a un pequeño inconveniente: fuera de la puerta, suspendido en el aire con él, está Russel, un jovencísimo boyscout que hace tiempo que persigue al anciano para “ayudarle”, y recibir así un distintivo que le ganaría la estima de su padre, siempre distraída y ausente.

Inicialmente molesto por la presencia del chico, el anciano acabará por encariñarse con Russel durante el viaje, y entre los dos se establecerá una relación maravillosa llena de complicidades y de apoyo mutuo, una relación sin que envidiar al vínculo especial que existe entre un abuelo y un nieto.
Gracias a Russel, Carl descubrirá que en la vida hay siempre personas por las que vale la pena esforzarse y reaccionar frente al sufrimiento.

Russel, con su simpatía y sus ganas de hacer cosas, devolverá la sonrisa al anciano, mientras que Carl, con sus delicadezas y sus consejos, será para el chico la guía y el punto de referencia que, de forma inconsciente, buscaba desde hacía tiempo.

Por qué lo aconsejamos:

Este filme puede infundir valor y esperanza en ancianos que se sientan vacíos e inútiles. A cualquier edad, y quizá en especial en la vejez, uno tiene mucho que ofrecer, sobre todo a los chicos, que necesitan guías sabios, fuertes, cariñosos.

El Principito

(Le Petit Prince), película de animación del 2015, dirigido por Mark Osborne.

La protagonista de esta historia es una niña con dos padres ausentes y distraídos, muy absorbidos por el trabajo, e incapaces de comprender sus necesidades. Sin darse cuenta, la tratan como una adulta y la encierran en una maraña de deberes y obligaciones, olvidando lo más importante para ella: el juego y la fantasía.

La niña trata de evadir esa rutina haciéndose amiga de su viejo y estrambótico amigo de casa, Antoine de Saint-Exupéry, el célebre autor del libro El Principito; con su ayuda se sumergirá en un mundo fantástico.

La relación que nace entre los dos se parecerá pronto a la de un abuelo y su nieta: ella no podrá prescindir de escucharle y hacerle preguntas, él no podrá pasar sin la mirada asombrada y soñadora de la pequeña.

También en este caso el abuelo es “adoptivo”, no de la familia de sangre, pero la película logra igualmente desvelarnos que ancianos y niños se necesitan unos a otros: los primeros, para seguir riendo y jugando, a pesar de los sufrimientos que han afrontado en la vida; los segundos, para aprender algo de las numerosas experiencias acumuladas por quien ha vivido más tiempo.

Por qué lo aconsejamos:

Muchas veces, los abuelos son puntos de referencia insustituibles para los niños. Esta película demuestra que, para los ancianos, es enriquecedor entretenerse con los más jóvenes para mantener una mente activa y chispeante, y también es importante para los más pequeños escuchar a quienes tienen mucho que contar.

No sé qué pensáis, queridos lectores ¿Os he convencido? Si es así, toma de la mano a tus nietos, alquila uno de estos filmes y disfrútalos con ellos…

Si queréis hacer sugerencias sobre este tema, escribidlos en los comentarios.

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