¿Qué significa ser una mujer hoy en día? Las mujeres desempeñan un papel importante tanto en la sociedad como en la familia. En el último siglo, cada vez más las mujeres se han ido incorporando, por elección o por exigencia, al mundo laboral; esto determina la necesidad de que el trabajo y la familia sean dos espacios que se integren al máximo, sin que ninguno de los dos se vea penalizado. Esto no es fácil; es más, a veces es una verdadera prueba de heroísmo por parte de las mujeres, que utilizan todas sus habilidades como estrategas.

¿Sigue siendo actual la figura de la mujer como madre y esposa?

Es un hecho conocido que las mujeres son polifacéticas y multitarea, no porque quien escribe este artículo sea parcial, sino porque se les asocia objetivamente con la ternura, la elegancia y la bondad, pero también con la perspicacia, la dedicación, la fuerza moral y la determinación y, por supuesto, la maternidad, que les hace exclusivas en el don de generar la vida. Su singular capacidad de dar amor y su carisma único la convierten en una figura necesaria en el mundo del trabajo, que se humaniza con su presencia. Al mismo tiempo es una figura insustituible en la familia. Es sobre todo a la mujer a la que se le exige ser una esposa atenta, una madre paciente y una trabajadora eficiente. La mujer, de hecho, es la que hace una contribución única a la creación de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento.

Sin embargo, no es fácil evitar ser devorado por los compromisos laborales, que pueden llenar la agenda sin dejar espacio para otras cosas; es necesario poner límites, despojarse del papel de mujer trabajadora y ponerse el de esposa-madre-amiga. No olvidemos que la mujer plenamente realizada no es la que alcanza altas cotas profesionales, sin preocuparse apenas de su familia; una mujer se siente satisfecha cuando se siente amada y cuando pone amor en las cosas que hace, entregándose totalmente a su marido, a sus hijos y a la sociedad. Pero, ¿cómo conseguirlo y no estresarse y volverse neurótica?

Veamos algunas sugerencias para equilibrar los diferentes aspectos:

1. En primer lugar, admite que no eres Wonder Woman. Deja de lado el «lo hago todo yo» o «yo sé hacerlo mejor»; más bien, acepta tus límites y pide ayuda, tanto a los que te rodean (porque en la gestión doméstica la única habilidad que se requiere de un hombre es la buena voluntad, y afortunadamente, ¡muchos maridos lo tienen!) como, cuando sea posible, a una persona externa que te pueda ayudar, aunque sea unas horas a la semana y aun a costa de equilibrar ingresos y gastos, porque los hijos crecen y mantener un buen trabajo es una decisión acertada.

2. Planificando todo. Una buena ayuda es el uso de Google Calendar para tener juntos, en una única agenda, los compromisos de trabajo y de la vida privada. Incluso diría que, en la agenda de una mujer, los momentos dedicados a su cónyuge, a sus hijos y a sus amigos deberían estar resaltados con un rotulador de color, para que no se vean como un compromiso más entre otros, sino que sean espacios defendidos con uñas y dientes, a los que no se debe renunciar. Además, hay aplicaciones que te permiten compartir el calendario con tu cónyuge, marcando los eventos como “Familia” para que sean inmediatamente visibles para ambos. Lo mismo ocurre con Google Shopping List, que permite compartir tu lista de la compra y que cada uno añada lo que se le ocurra. Y, cuando la situación se complica, por ejemplo con varios hijos y en verano, cuando entre las dos abuelas, los cursos de verano y los campamentos del colegio, parece que nos volvemos locos, podemos usar los programas Office para rellenar complicados archivos de Excel y no olvidar qué niño está con quién y cuándo.

3. Cuidar la disciplina en la distribución de los horarios. A no ser que haya urgencias o plazos, procura fijar tu horario de trabajo y ser consecuente con ello, para poder redistribuir equitativamente el tiempo que te queda para tus hijos, tu marido, tu casa y, por qué no, para ti misma.

4. Aprovechar la tecnología. Por ejemplo, hay robots que pueden ayudar en la limpieza del hogar; o apps que nos permiten tener todo a mano, tan cerca que ni siquiera tenemos que levantarnos de la mesa de trabajo. Pienso, por ejemplo, en las apps de bancos o correos, que evitan tener que hacer colas interminables o perder horas buscando aparcamiento; o en las preciosas apps de venta online, con las que podemos abarcar desde la ropa hasta los electrodomésticos y la compra en el supermercado: con un solo clic podemos enviar la lista de la compra y nos llegará directamente a la puerta de casa. O la utilísima aplicación con la que podemos comprobar lo que comen nuestros hijos en el colegio a diario para asegurar una dieta variada y equilibrada. Entonces, ¿por qué no aprovechar las características positivas de la tecnología?

5. Por último, haz que todos los miembros de la familia sean más responsables. Los maridos y los hijos, sobre todo si son mayores, pueden participar en la “lista de tareas”, simplemente creando un grupo de WhatsApp “Familia” en el que cada uno puede escribir sus necesidades y todos se ayudan mutuamente. En el caso de los niños más pequeños, es importante y les haremos crecer en autoestima, si les hacemos cada vez más autónomos: vestirse solos, ordenar su habitación, confiarles pequeñas tareas domésticas como poner la mesa o recogerla. Y, para todos ellos, educarles en el respeto mutuo y la empatía: si veo que mamá está cansada, no espero a que me lo pida, sino que me anticipo y la ayudo.

Recordemos que una mujer tiene una vida plena si trabaja en condiciones humanas y, al mismo tiempo, consigue educar en valores y virtudes a sus hijos, que serán las generaciones del futuro. Somos mujeres en camino de construir una sociedad más humana gracias a nuestra capacidad de unir los diferentes niveles de nuestra vida, con un claro sentido de la existencia y una sólida jerarquía de valores.
Obviamente, la autora está en este proceso y, por el momento, está atascada en el punto uno…

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