Con un estilo de investigación y de narración muy intenso, muy americano, el documental The social dilemma va directamente al grano. Inicia Tristan Harris con una frase que ha tenido mucho éxito: “Si el servicio es gratis, el producto eres tú”. Remacha la profesora Shoshana Zuboff (autora del libro El capitalismo de la vigilancia): “Las empresas de Internet son las más ricas de la historia”. ¿Por qué? Porque todas las marcas quieren estar seguras de que sus anuncios tienen éxito, y hacen negocio vendiendo certezas. Pero para conseguirlas, hay que hacer buenas predicciones y para ello se necesitan muchos datos: “Es un nuevo mercado que vende futures sobre el ser humano“.

Todo lo que hacemos on line (chatear, publicar fotos, poner likes, localizarnos con Google maps, unirse a un grupo de opinión) es observado, registrado, evaluado. Gracias al uso intensivo de la Inteligencia Artificial, se construyen modelos de predicción para cada individuo o grupo de individuos (es la tarea que realizan Google Feed y Facebook Feed, presentes en todos los dispositivos Android). Las sugerencias de nuevos amigos, de nuevos grupos, realizadas de acuerdo con el perfil con el que hemos sido etiquetados, tienen el objetivo de aumentar nuestra participación, crear grupos homogéneos de internautas y, entonces, colocar una publicidad ajustada a los intereses identificados. “Han aprendido a influir en el comportamiento y las emociones”, dice la profesora de Harvard.

Todo esto es ya casi conocimiento común, por lo menos para los enterados, pero ¿cuál es el impacto sobre cada uno? Los efectos individuales y sociales son muchos, mencionamos algunos a continuación:

Tendemos a agruparnos en tribus de pensamiento homogéneo, sin enfrentarnos con quien piensa de otro modo. Entre los jóvenes aumenta la ansiedad de ser apreciados con base en el número de likes, de pulgares arriba que reciben por las fotos, comentarios o vídeos que publican; se trata de la ansiedad por el reconocimiento social que ha abierto la puerta a la modificación de los comportamientos. Hay una tendencia a intercambiar no unos pensamientos meditados, sino sentimientos inmediatos, habladurías, sospechas infundadas.
Se propagan noticias falsas que siempre encuentran seguidores. El documental recuerda el caso de Kyrie Irving, un campeón de baloncesto que confesó haberse unido a los que creen que la tierra es plana.
Pizzagate es una teoría complotista que se hizo viral durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos. El rumor de que altos funcionarios del Partido Demócrata y restaurantes de Estados Unidos estaban implicados en un supuesto tráfico de seres humanos y abuso de menores, provocó que un lunático disparara con un rifle en un restaurante. Facebook admitió que tuvo un papel en las campañas de odio y racismo que estallaron en Myanmar, donde se produjeron actos de violencia a raíz de noticias falsas publicadas a través de esta red social. En general, en todos los países el uso de las redes sociales durante las elecciones potencia conflictos viscerales en lugar de promover una confrontación razonada.

Tristan Harris hace una observación muy aguda: “El peligro no es la tecnología, sino la capacidad de la tecnología para sacar lo peor de nosotros”. Nuestra única salvación es buscar la verdad y compartirla. “Si no estamos de acuerdo en qué es la verdad o si existe la verdad, estamos perdidos. Ese es el problema de los problemas”.

Este docudrama tiene la indudable capacidad, como había sucedido también con The Great Hack sobre el escándalo de Cambridge Analytica, de suscitar dudas y críticas, aunque con demasiada frecuencia busca conclusiones efectistas y se inclina por una visión catastrofista. Es indudable que el problema existe, pero sólo se puede resolver con la institución de órganos de control internacionales y con una educación dirigida a estimular la capacidad de discernimiento en el uso de las redes sociales.

Facebook, el principal acusado en este documental, reconoce que se apoya en la publicidad para poder ofrecer sus servicios gratis, pero rechaza todas las tesis del documental, argumentando que Facebook Feed no crea dependencia en absoluto, sino que es un útil apoyo a las opciones del usuario. “En el segundo trimestre de 2020 hemos eliminado más de 22 millones de textos de odio”, afirma la red social.

Como señala el productor italiano Dario Nuzzo, “The social dilemma es un buen producto, una representación práctica y literal de todo lo que dice, capaz de mantener al espectador pegado al sillón durante 90 largos minutos. También es interesante la clave de lectura sobre la capacidad de las redes sociales para embrujar al usuario como un mago a su público.
Aunque sólo se pone en evidencia en algunos puntos de la narración, la magia es un ejemplo adecuado para mostrar las dinámicas que se atisban en el uso de la web… Es siempre el mago quien elige a dónde llevar su juego, decidiendo qué alternativas presentar ante una elección que el observador cree hacer por sí mismo”.

Nota: Agradecemos al sitio Familycinematv por el permiso de reproducción de este artículo. Enlace al texto original: https://familycinematv.it

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