Flexibilidad, competencias especializadas, smartworking y orientación por objetivos podrían determinar realmente el éxito de las mujeres en el ámbito digital. Pero ¿es efectivamente así? De hecho, los datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ofrecen un cuadro más afinado de las oportunidades y riesgos que se presentan a la mujer ante las nuevas formas de trabajo de la GIG Economy.

Aunque el cambio que está en marcha es enorme, los profesionales que responden a los perfiles buscados no son muchos.

Además, el informe “The future of jobs and skills del World Economic Forum” muestra que el 65% de los niños que comienzan ahora la escuela desarrollarán trabajos que no existen hoy.

Ante la magnitud de este cambio, es importante empezar a pensar desde ahora sobre las oportunidades y los riesgos que supondrá para las mujeres y para el empleo femenino.

Los datos de la OCDE componen un retrato del futuro que nos espera

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico ha investigado los aspectos relacionados con el futuro laboral de las mujeres, reflejados en el informe “Going digital: the future of work for women”. El trabajo indaga si la transformación digital reforzará o debilitará la posición de las mujeres en el mercado de trabajo.

Un aspecto con un impacto importante para las mujeres es la flexibilidad. Las mujeres, en efecto y a pesar de la emancipación, siguen cuidando de la casa y de la familia en su tiempo libre, y por este motivo la flexibilidad es una gran aliada para ellas. Así lo confirman los datos de la OCDE: las mujeres que trabajan desde casa presentan tasas de empleo más altas entre las mujeres madres. Y, donde la organización del trabajo es más flexible, se detecta también una reducción de la diferencia salarial con los varones.

Según la OCDE, la batalla del trabajo flexible se juega a partir de tres variables fundamentales:

• Voluntariedad o no de la adopción de estas medidas;

• Mayor o menor autonomía en la organización del trabajo;

• Seguridad del puesto de trabajo.

Pero la flexibilidad ¿es realmente la aliada número uno de las mujeres? No; porque, si es cierto que permite compaginar el trabajo con las tareas domésticas, también es cierto que, si se gestiona mal, puede llegar a complicar la separación entre vida privada y trabajo, en vez de facilitar la conciliación.

Otro aspecto fundamental es la automatización. La creciente informatización acabará determinando la vida laboral de hombres y mujeres, aunque las previsiones no son catastróficas. Según los cálculos del Instituto, el 9% de los trabajos en los países de la OCDE tienen un alto riesgo de automatización, mientras que otro 25% cambiaría de modo significativo, porque un porcentaje entre el 50% y el 75% de sus funciones podría ser automatizado.

La OCDE realiza un rápido análisis del empleo masculino y femenino en diferentes sectores, combinándolo con la tendencia de estos mismos sectores a la automatización del trabajo y la pérdida de puestos de trabajo, y llega a la conclusión de que no existe una importante diferencia por razón de sexo.

La receta para el trabajo futuro: capacidades

El verdadero antídoto contra el desempleo son las capacidades personales. Ya es complicado hoy encontrar trabajadores que respondan a las necesidades de un mercado en continuo cambio.

Sólo el 5% de los trabajadores con una licenciatura corre un riesgo alto de perder su trabajo a causa de la automatización, porcentaje que aumenta al 40% para los trabajadores con sólo el diploma escolar. A primera vista esta es una buena noticia para las mujeres, que en los países de la OCDE constituyen actualmente la mayoría de los licenciados.

Hay dos capacidades imprescindibles para no perder el trabajo:

• Las soft skills, es decir, esas características de la personalidad como las cualidades y actitudes individuales, las habilidades sociales, comunicativas y de gestión;

• Y las competencias especializadas en el ámbito TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), vinculadas al sector informático tecnológico.

Las mujeres deben cultivar precisamente esta segunda capacidad, para seguir siendo competitivas en el mercado. Como subraya la OCDE, en este campo hay una diferencia importante entre hombres y mujeres: la poseen el 5,5% de los trabajadores frente a únicamente el 1,4% de las trabajadoras.

¿Qué impacto tendrá la digitalización para el empleo femenino?

La OCDE acaba su informe mencionando una serie de políticas que harían de la revolución digital una oportunidad para las mujeres y no un riesgo:

• Resolver la diferencia entre hombres y mujeres en el acceso y, sobre todo, en la utilización de las nuevas tecnologías;

• Promover modalidades flexibles de trabajo utilizando las nuevas tecnologías;

• Asegurar a todos los trabajadores, hombres y mujeres, la misma atención en la ejecución de políticas de apoyo a los trabajadores deslocalizados;

• Adaptar los sistemas de protección social a las nuevas formas de trabajo.

La mayor parte de estas propuestas no exige un presupuesto enorme sino, simplemente, competencia y organización en el diseño de las políticas públicas.

Home schooling: la educación familiar

Entre las diversas formas de trabajo que el mundo 4.0 ofrece es el home schooling, es decir, educación en el hogar familiar. No hacen falta profesores o personas con requisitos especiales, podría ser una excelente oportunidad para las mujeres que quieren trabajar en casa, conciliando “libremente” trabajo y vida privada. No hay obligaciones particulares, aparte de las establecidas por la legislación estatal, que obliga a los niños a someterse anualmente a algunos exámenes de evaluación para certificar el aprovechamiento y permitir el avance escolar.

En Estados Unidos, Inglaterra y Canadá es un fenómeno bastante extendido; en Francia, España e Italia está en constante crecimiento, aunque con mayor dificultad.

Entre las ventajas está la posibilidad de tener un profesor siempre disponible, con la consiguiente atención y valoración de las necesidades de cada estudiante. Con una relación profesor-alumno paritaria, reglas menos estandarizadas y criterios de evaluación más flexibles.

Entre las desventajas, hay que contar la reducción del tiempo de socialización y el aislamiento del estudiante, que limitaría aún más su relación con niños de su edad. Esto, unido al tiempo de exposición smartphones y ordenadores, podría producir una incapacidad para relacionarse sin problemas con el mundo circundante, y las dinámicas de grupo.

Por otra parte, para las mujeres podría ser una buena solución para tener un trabajo al alcance de la mano, en casa, y conciliar así las actividades domésticas con el mundo laboral.

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