Los expertos recomiendan no dejar que los niños vean demasiada televisión.
Pasar muchas horas delante de la pantalla no es bueno. Esto es sabido por todos. Una investigación reciente de la Universidad de Zaragoza (España) y la de San Pablo de Brasil confirma esta tesis con bases científicas. Los niños que ven la televisión o que están delante de los videojuegos durante más de dos horas al día, tienen más posibilidades respecto a los otros de sufrir hipertensión. La investigación se ha realizado con más de 5 mil niños, de entre dos y diez años, procedentes de varios países: España, Alemania, Hungría, Italia, Chipre, EStonia, Suiza y Bélgica.

La investigación se denomina IDEFICS (Identification and Prevention of Dietary – and Lifestyle – induced Health Effects in Children and Infants) y ha sido publicada recientemente en el International Journal of Cardiology.

Los investigadores han querido demostrar lo que hasta hoy todos pensaban –expertos o no– con una investigación de campo, para establecer qué correlación directa hay entre la hipertensión, es decir la condición clínica en la que la presión de la sangre en las arterias de la circulación sistémica resulta elevada, y el tiempo de exposición frente a la televisión. La investigación ha mostrado que esta incidencia se ha verificado en 110 casos de 1.000, casi como decir en más de uno de cada 10.
La exposición al ordenador o a los videojuegos suponen un 30% más de posibilidades de tener problemas de hipertensión.

“El estudio muestra el número de nuevos casos de hipertensión y la conexión entre actividades físicas y diferentes costumbres sedentarias con el riesgo de tensión alta entre niños europeos”, ha declarado a los medios Augusto César F. de Moraes , estudioso brasileño y uno de los diez miembros del equipo de la investigación. Pero no solo eso. Los autores advierten como tales condiciones de vida pueden abrir las puertas a problemas cardiovasculares más importantes con el pasar de los años, como por ejemplo el de aumentar el riesgo de cardiopatía isquémica.

¿Qué se puede hacer entonces? ¿Cuáles pueden ser los remedios y las soluciones concretas, más allá de los consejos habituales –a menudo no escuchados por los padres– dados por los expertos en estos años? La respuesta procede directamente de los mismos investigadores. Es la vieja pero siempre eficaz invitación a hacer actividad física. Los niños, y también los adolescentes en general, deben hacer actividad física, incluso más de una hora al día. Y que no sean más de dos horas al día la actividad sedentaria como ver la televisión o estar con la consola de los videojuegos. La explicación médica es obvia. Las actividades físicas aumentan en nuestro organismo la oxigenación del corazón y, a su vez, hacen disminuir la presión arterial, con un beneficio general para todo nuestro organismo.

Una buena integración al ejercicio físicopuede ser, sin duda, la lectura de un libro, quizá para comentar después en familia. Favorece en el niño el desarrollo de una mente crítica y de una capacidad dialéctica, que será fundamental para que le vaya bien en sus estudios escolares y en la vida en general.

Entonces, padres ¿a qué esperáis? Es primavera, salid con vuestros niños a correr por el campo, quizá con un balón, y dejad apagada, al menos por hoy, la consola de los videojuegos.

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