Quienes tienen o han tenido hijos pequeños saben lo que significa intentar, a menudo en vano, estar en público sin llamar la atención. Mantener a un pequeño huracán sentado y tranquilo, o hacer que sea «poco ruidoso» incluso solo por diez minutos, es una hazaña.
A veces, la tecnología puede parecer un salvavidas. ¿Por dónde empezar entonces para no abusar de ella?
A continuación, les ofrezco diez consejos para no pegar a sus hijos a un “tablet” – aunque la tentación pueda ser fuerte – cuando vayan al restaurante.

1. Usar sin abusar

Quien nunca haya usado la televisión o un móvil para calmar a su hijo o para tomarse un respiro mientras lo sabe entretenido con su caricatura favorita, que tire la primera piedra.
Estas herramientas existen, están al alcance de todos y tienen potencial si se usan con inteligencia. Si las usamos con moderación, tendremos más ventajas que desventajas. El problema – no menor – surge cuando no conocemos otras opciones.
¿Quieren usar la pantalla cuando salen? Fíjense un tiempo máximo en el que la permitirán (diez o quince minutos). Sean estrictos con ustedes mismos: no superen el tiempo que han establecido antes de salir.

2. Acepten que los niños son niños: no piensen solo en cómo “apagarles”

Es importante no aprovecharse del efecto hipnótico que la pantalla tiene en nuestros hijos. No podemos caer en la tentación de utilizar siempre y exclusivamente la tecnología para gestionar su vida, en casa o fuera de ella.
Mientras escribo esto, tengo a mis hijos “desarmando la casa”, porque están jugando a “el piso es lava”. Hace poco, la sala se transformó en un restaurante, con letrero y todo.
Renunciar al “tablet”, la televisión y los videojuegos implica ciertos riesgos y renuncias. La primera renuncia es tener una casa perfectamente ordenada (para disfrutarla como quiero, espero hasta que duerman); mientras que fuera de casa, debemos renunciar a la pretensión de pasar inadvertidos y aceptar – con respeto a los demás – que los niños son niños. ¿Parece obvio? No lo es si nuestra única preocupación es “apagarles”.

3. Si es posible, elijan lugares adecuados para los pequeños

Si los niños están bien, los padres también lo estarán. Es la regla de oro para escoger un restaurante, un lugar de vacaciones o el tipo de salidas que hacemos desde que tenemos hijos.
Elegir lugares adecuados para ellos implica menos necesidad de entretenerles y más tranquilidad para los padres. Otra renuncia a aceptar es ésta: “la vida de antes” pertenece al pasado. Si, de vez en cuando, queremos disfrutar una salida de adultos, mejor dejar a los niños al cuidado de un familiar o niñera. De lo contrario, la tentación de recurrir a la pantalla será altísima.

4. Organícense para salir con otras familias

Una forma sencilla de evitar el aburrimiento y los caprichos, y así la tentación de poner a los hijos frente a una pantalla, es organizar salidas con otras familias. Es cierto que, si hay muchos niños, el riesgo de molestar a los demás es alto. Sin embargo, si encuentran un lugar adecuado para los pequeños (donde haya espacio amplio, al aire libre o en áreas de juegos) y se reúnen con amiguitos, no sentirán la necesidad de entretenerse con un móvil.

5. Lleven revistas con adhesivos y juegos de mesa pequeños

Hace tiempo, le regalé a mi hija de cinco años una revista. Por un lado, tenía adhesivos con ropa y, por otro, muñecas dibujadas para vestirlas. Estábamos fuera de casa y no tenía amiguitas con quién jugar. Pasó dos horas vistiendo a sus muñecas sin pedir el teléfono. Busquen revistas, escojan juegos de mesa pequeños junto a sus hijos. Si gustaban antes, cuando no había teléfonos móviles ni pantallas, ¿por qué no les habrían de gustar a los niños de hoy?

6. Lleven imágenes para colorear

No salgan de casa sin lápices, colores, hojas, cuadernos o revistas para colorear. Los niños pequeños suelen disfrutar el garabatear. Claro, para que aprecien esta “arte” deben tener padres que los acostumbren. Si en cada “momento muerto” ustedes les proponen el “tablet”, luego será difícil que se conformen con otra cosa.

7. Compartan experiencias, cuenten historias

Con los mayores, puede ser interesante jugar a roles, inventar historias y situaciones imaginarias. A los niños les encanta expandir la fantasía y agregar nuevos detalles. El restaurante puede convertirse en la cueva de un oso y nosotros en una familia de ositos. Si su mente está ocupada, habrá menos necesidad de entretenerlos con videos que no requieren esfuerzo imaginativo.

8. Aprovechen la salida familiar para conversar con más calma

No hay mesa que recoger, tareas terminadas ni lavadora por atender. Están en la mesa, sentados, con alguien que sirve la comida y limpia. Aprovechen la tranquilidad para conversar. Papá y mamá pueden contar, por ejemplo, historias de su infancia o de su vida antes de que los hijos nacieran. Los niños vivirán las salidas familiares como momentos mágicos. Personalmente, tengo recuerdos de este tipo en mi infancia y me han quedado grabados para siempre.

9. Hablen con los hijos antes de salir

Antes de salir, expliquen a los niños a dónde van, cómo deben comportarse en ese lugar, de acuerdo a su edad. A los niños no les gustan demasiado las sorpresas (excepto cuando son juguetes nuevos); prefieren ser preparados para lo que viene. Noté que cuando explicaba a mis hijos lo que haríamos y cómo debían comportarse, estaban más tranquilos que cuando llegaban de repente al lugar. Cultivar el diálogo, incluso si parecen “muy pequeños” para entender, es una práctica que marca la diferencia en familia. Mientras más los responsabilicen, tratándolos como personas capaces de entender, antes aprenderán a hacerlo.

10 Caminen, llévenlos en sus brazos: ¡solo serán pequeños una vez!

A los niños de dos o tres años les cuesta estar quietos mucho tiempo. Puede ser agotador pasar la noche siguiéndolos mientras exploran y tocan todo. Admitámoslo: la pantalla es mucho, mucho más cómoda. Sin embargo, mientras estamos tentados de usarla para mantenerlos ocupados toda la noche, pensemos que solo serán pequeños una vez. Es mejor aceptar el esfuerzo y permitirles descubrir el mundo, aprender a maravillarse y mirar a los ojos a las personas. Jueguen con ellos, acompáñenlos en sus descubrimientos. Pueden tener dolor de espalda por un tiempo, pero se harán mayores antes de que se den cuenta.

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