Educar a niños interactivos
Fernando García Fernández y Xavier Bringué Sala. Educar hij@s interactiv@s
Una reflexión práctica sobre las pantallas. Instituto de Ciencias para la Familia. Universidad de Navarra, 2007
Magnífica guía para orientar a padres y educadores sobre el «buen gobierno» de las pantallas (Internet, videojuegos y teléfonos móviles) en sus hijos y alumnos. Los autores del breve ensayo, lleno de buen sentido pedagógico, tienen una amplia experiencia educativa con niños y adolescentes, son profesores e investigadores de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navara, y han realizado estudios reconocidos internacionalmente sobre el uso de los medios digitales por niños y jóvenes, en España y Latinoamérica.
(www.educared.net/generacionesinteractivas).
El primer capítulo del libro ofrece una descripción realista de las razones psicológicas y de carácter de la generación interactiva, que presumiblemente sigue ligada a un «sistema tecnológico cultural» de aprendizaje distinto de la cultura oral o incluso de una cultura visual pasiva (TV). Las ventajas e inconvenientes de la generación digital frente a la literaria se identifican sumariamente, sin pretensiones científicas: los jóvenes o adultos «digitales» son más rápidos en la búsqueda y procesamiento de información relevante, se muestran capaces de desarrollar varias actividades simultáneamente (multitarea), acceden a los textos de forma no lineal y consecuente, son más activos y «conectivos» (no necesariamente más comunicativos) y tienen más imaginación. Por el contrario, tienen más dificultades con el pensamiento abstracto y el conocimiento humanístico, les cuesta más perseverar o no rendirse ante la falta de resultados inmediatos de sus investigaciones o trabajos, son menos proclives a la reflexión y la contemplación y tienden a ser menos generosos.
Cada uno de los capítulos siguientes trata de una de las «pantallas»: Internet, los videojuegos y los teléfonos móviles. Sus usos se investigan a partir de un estudio sobre 10.000 escolares españoles -cuánto, cómo se usan y qué ofrecen- y el capítulo se cierra con «conclusiones prácticas aplicables a la educación familiar». Al final del libro, se ofrece un útil, aunque selectivo y mayoritariamente en español, listado de páginas web para profundizar en algunos de los aspectos tratados, junto con otras referencias bibliográficas.
Lejos de actitudes alarmistas o de una ingenua veneración idolátrica de las nuevas tecnologías, el libro parte de un principio educativo elemental, que luego traduce en criterios de aplicación de sentido común a situaciones reales, con los datos en la mano de lo que ofrecen estos nuevos medios: «Los niños pueden superar -y de hecho superan- a sus padres en informática, pero siguen necesitando que los padres les eduquen y les ayuden a dar sentido al mundo que les rodea».
Esto lleva, entre otras, a las siguientes recomendaciones:
– los padres son modelos, guías y referentes pueden mejorar el pensamiento crítico de sus hijos y mantener la condición de personas a las que pueden acudir en caso de duda.