Son cerca de 800 mil, según los últimos datos censales, las parejas en que Italia han tenido al menos tres hijos.

Familias
normales – como se definen ellos – y también moscas blancas – como vienen percibidos por muchos. Santas o heroicas – como las definen algunos, inconscientes o ingenuas – como las llaman otros. Solo una cosa es verdad. Son familias que se sienten discriminadas. Según un sondeo promovido por la Asociación nacional familias numerosas a la pregunta “¿Os habéis sentido alguna vez víctimas de abusos o de discriminación por el hecho de ser familia numerosa?” el 28% respondió sí. Casi una familia de cada tres.

Las discriminaciones más frecuentes: las dimisiones en blanco firmadas en el momento de la contratación en este o ese lugar al nacimiento de un hijo; dificultades para obtener permisos por motivos familiares; hoteles, restaurantes y museos en los que se prohíben los perros y los carricoches; tarifas sobre consumo que equiparan una familia XXL a un soltero derrochador y mucho más.

Para dar voz y apoyo a estas familias está la Asociación nacional de familias numerosas (ANFN), nacida el 26 de julio de 2004 en la ciudad de Brescia, en el Norte de Italia, del encuentro casual de dos padres de familias numerosas, Mario Sberna y Enrico Cinelli, ante un mostrador de pescado, pescado que sabían no se podían permitir para sus familias.

Hoy la asociación se ha difundido en toda Italia, cuenta con más de 20 mil inscritos y crecen a un ritmo de 45 nuevos socios por semana. Tiene una revista propia, que se llama Test positivo (una emoción que las familias numerosas sienten muchas veces) y una página web.

Las iniciativas realizadas y las que están en marcha son numerosas y enseñan la ayuda concreta. La asociación ha estipulado, por ejemplo, en todo el territorio italiano cerca de 250 convenciones que permiten a las familias numerosas disfrutar bienes y servicios a precios subvencionados. Gracias al Banco de alimentos, la asociación distribuye regularmente paquetes de comida a mil familias numerosas indigentes. Con su proyecto Ayudémonos, sostenido por socios y donantes privados, ha ayudado en estos años en cien situaciones de emergencia denunciadas por familias en gravísima dificultad económica. Las familias numerosas tienen incluso un equipo nacional de fútbol, al que se han unido también ex profesionales, ahora padres de cuatro, cinco, diez hijos. El equipo ha pisado el césped de los estadios más grandes de Italia y, recientemente, ha jugado partidos en una Tierra Santa golpeada por la guerra.


Familias cada vez más pobres, pero el verdadero desafío es el bienestar familiar

También según el Instituto de Estadística, el porcentaje de familias justo por encima del umbral de pobreza en Italia crece de forma exponencial al nacimiento de un nuevo hijo. La dificultad económica de nuestro tiempo es evidente para todos. Sin embargo, a menudo el verdadero enemigo son los prejuicios y los estereotipos sociales y culturales, que dejan caer un velo allí donde hay una oportunidad y un desafío. Invertir sobre el bienestar familiar y sobre los hijos – al menos hasta su autonomía – genera, de hecho, riqueza: mayores consumos llevan a más puestos de trabajo. Eliminar obstáculos culturales y económicos para alinear el número de hijos deseados (al menos dos) a los efectivamente tenidos (hoy en Italia estamos en una media de 1’3 por cada mujer fértil) garantizaría el cambio generacional, y por tanto la supervivencia de un país. Se revitaliza y se da un sentido también al bienestar. Comorecientemente subrayó el cardenal Bagnasco, presidente de los obispos italianos, “la familia es el primer bienestar, el primer antídoto social, la primera línea de salvación no solo para la solidaridad económica que contribuye a garantizar sino también porque se revela la fuente de energías interiores que solas pueden sostener en los momentos difíciles de la vida. Es una contribución impagable. Debemos gritarlo a los cuatro vientos”.

Las razones de la crisis de un modelo familiar

Hasta la postguerra – recuerda la Asociación nacional familias numerosas – Italia vivía gracias sobre todo a la agricultura. Los hijos eran vistos como una riqueza, porque eran mano de obra fundamental para el trabajo en el campo. Por tanto, eran un bien social a tutelar, como expresan los padres de la Constitución en los artículos 29, 30 y 31.

En el paso a la economía industrial en los años cincuenta y a la de los servicios en los años noventa, llegó por un lado el bienestar, pero por otro también un fuerte estímulo hacia el consumismo y el individualismo.

Con el ‘68 se afirmó un movimiento político, cultural y social que ha llevado a la reclamación gradual de derechos individuales a expensas de los públicos y familiares. El resultado de esta nueva visión ha sido que los hijos ya no se perciben como un bien público para tutelar, sino como una simple elección privada.

La atención de los medios de comunicación hacia este tema es cada vez más escasa. De las familias numerosas se habla de hecho cada vez menos, no solo en Italia, sino también en Alemania por ejemplo, un país históricamente favorable a las políticas familiares.

La encuesta

Y vosotros, estimados lectores, ¿qué pensáis? ¿Pensáis que los hijos son un bien público a tutelar o una elección individual?

Participad en el sorteo (el cuestionario es sólo en italiano), la Asociación nacional familias numerosas quiere conocer vuestra opinión al respecto.

Previous

Carta abierta de Family Party: «¡No perdamos nuestras raíces!»

Next

Un mes de zapping: los aprobados y los suspendidos de otoño

Check Also