Antes de Navidad, mi marido y yo hemos decidido hacernos un regalo común: una suscripción a alguna de las plataformas para poder ver una película juntos por la noche, después de meter a los niños en la cama y a una hora conveniente (como se sabe, las vacaciones permiten que nos saltemos un poco la rutina y los horarios).

Por desgracia, justo cuando había que dar los regalos nos hemos enfermado todos, recuperándonos justo a tiempo para Nochebuena. Nada de regalo. Si los regalos de los niños los habíamos confiado a la atención de los abuelos, para el nuestro habíamos decidido esperar. Era uno de nuestros propósitos digitales para el Año nuevo: concedernos una película por la noche, al menos cada dos semanas. Una película de calidad, elegida con cuidado, que nos enriqueciera o que nos hiciera reír. Este ha sido el primer propósito digital del año, pero luego, pensando bien, se nos ocurrieron otros…a lo mejor coinciden con los vuestros.

1. Que mirar el móvil no sea lo primero que hacemos por la mañana (¡al menos, que sea lo segundo, después de una oración de agradecimiento, por ejemplo!)

Un italiano de cada dos, en cuanto se levanta, mira las notificaciones de su teléfono móvil. Es lo primero que “hace”. Y creo que este dato puede decirse de gran parte de la población mundial: allí donde la tecnología haya puesto sus potentes raíces. ¡Como si de la noche a la mañana algo hubiera cambiado en nuestro perfil de Instagram! No puedo juzgar a nadie: yo misma soy la primera que se comporta del mismo modo.

Con el nuevo año me he propuesto cambiar de actitud: que el móvil sea por lo menos la segunda cosa que tomo en mano, y que la pantalla no sea lo primero que mire. Que la prioridad sea el buenos días a mi marido y a mis hijos.

2. Que el móvil no interfiera mientras juego con mis hijos

Hace unos días, mi hijo y yo estábamos jugando a Uno (un juego de cartas) cuando veo que se ilumina la pantalla: era un mensaje de Whatsapp.

Sin pensar un segundo, miro la notificación, sin atender a la partida. “¡Mamá, estás siempre al móvil!”, grita mi hijo. Avergonzada de haber sido pillada por un niño de menos de seis años, dejé el móvil a un lado y seguí con el juego. Esa reprimenda, sin embargo, me hizo pensar durante días.

¿Cuántas veces interrumpimos un momento feliz con ellos porque suena el móvil? ¿Cuántas veces, en vez de observarle jugar, o verlos crecer, nos ausentamos con nuestro teléfono?

Otro propósito de este año, por tanto: tener el móvil apagado o lejos de mí en esos momentos tan importantes en los que dedico tiempo a mis hijos.

3. Apagar el móvil, la televisión y el ordenador algunas horas antes de irse a la cama.

Ya sé que no lo conseguiré siempre y no quiero hacer promesas que no puedo mantener. Pero por lo menos una o dos veces a la semana sueño con apagar el móvil antes de cenar, para “dejar descansar” a la mente, para probar la emoción de que el tiempo pase lentamente, perfeccionar la capacidad de prestar toda mi atención a las personas que me rodean y encontrar estímulos en el entorno no digital. A veces se tiene la sensación de estar perdidos sin instrumentos digitales. Parecen haberse convertido en «un órgano más».
Sin embargo, en cuanto se empiezan a recuperar espacios sin estos instrumentos, uno se da cuenta de que no sólo se sobrevive, sino que ¡se vive mejor! Tecnología sí, pero con la dosis necesaria. Este es mi ultimo propósito.

¿Cuáles son vuestros propósitos digitales?

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