Huggy Wuggy es un muñeco azul con labios rojos y dientes afilados.
Aparentemente mimoso y en busca de caricias, este protagonista de un videojuego de terror (el videojuego de supervivencia ‘Poppy Playtime’, lanzado en octubre de 2021) es, en realidad, un asesino despiadado.

Si el nombre da a entender que se trata de un personaje acostumbrado a dar y pedir abrazos, en realidad es uno que, después de haber engañado a su víctima, la agrede hasta matarla.

En Italia la han lanzado dos populares youtubers, Luigi Calagna y Sofia Scalia, pero ya se ha extendido en varios países, tras aterrizar en el Reino Unido. Este peluche ha causado un justificado revuelo entre muchos padres, preocupados por sus posibles efectos en los niños, hasta el punto de que la Policía Postal ha dado la voz de alarma.

Un juego no apto para menores de 13 años

La clasificación del videojuego es PEGI 13, por lo que sólo está destinado a mayores de 13 años. Es fácil entender por qué. Basta escuchar la cancioncilla que la acompaña: «Los dientes afilados te dejan ensangrentado (Sharp teeth leave you bloody). No me llames nunca feo (Don’t you ever call me ugly). Abrázame hasta que te mueras (Hug me ‘til you die)”.

El muñeco es el antagonista en el primer capítulo del videojuego, disponible en varios dispositivos Apple o Android. Básicamente, se trata de un «escape room de terror»: Huggy Wuggy aparece de la nada, mientras el jugador tiene que resolver acertijos para escapar de la fábrica de juguetes Playtime&co (donde los juguetes tienen vida propia y son personajes malvados de los que Huggy es la mascota).

Lo que preocupa a los padres y educadores es el hecho de que muchos youtubers infantiles muestren tranquilamente las imágenes. También es fácil encontrar dibujos para colorear, dirigidos precisamente a los niños más pequeños, al igual que otros dibujos animados adaptados a su edad.

Sin embargo, la historia de Huggy Wuggy no es para niños: recuerda a la de otro personaje siniestro, Slender Man, una figura sin rostro y de extremidades alargadas, que a partir de un videojuego también se convirtió en un fenómeno social. Pero también recuerda al Momo Challange o a Jonathan Galindo: todos ellos pseudopersonajes que comparten la figura de «muñeco malvado» y que aparecen en vídeos o juegos de la web.


¿Por qué alejar a los niños de los contenidos de terror?

Es bueno recordar, en primer lugar, que cuando vemos una película o jugamos a un videojuego sabemos -al menos los adultos- que lo que estamos viendo o haciendo no es real. Sin embargo, a veces las escenas son tan verosímiles que nos mantienen en vilo y nos hacen vivir en primera persona las experiencias del protagonista. La película o el videojuego son ficciones, pero las emociones que sentimos y las reacciones que provocan son reales.
Tanto es así que ante las escenas de terror, como señala el artículo Qué provocan en tu cerebro las películas de terror, «la reacción a lo que vemos en la pantalla no se limita al cerebro sino que se extiende a todo el cuerpo. Esto se debe a que el cerebro envía una señal de alarma que activa el sistema nervioso autónomo mediante el aumento de la producción de cortisol y adrenalina, dos neurotransmisores que provocan ciertos cambios a nivel fisiológico (aumenta el ritmo cardíaco, se empieza a sudar, se contraen los músculos)».

El niño es incapaz de racionalizar y delimitar claramente, en su mente, la frontera entre la realidad y la ficción.

Si es cierto que la presencia (y las explicaciones) de un padre durante una escena de terror reduce el impacto emocional y la posibilidad de traum as, también es cierto, como coinciden muchos pediatras y psicólogos, que no hay que arriesgarse a provocar ansiedad cuando es posible entretenrese de otra manera.

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