El término teletrabajo tiene su origen en 1973 cuando el
ingeniero de la NASA Jack Nilles lo acuñó durante la crisis del petróleo.
El “telecole”, sin embargo, ha surgido como una necesidad
en plena pandemia para dar continuidad al curso escolar 19/20, gracias en
buena parte a la tecnología. O sea,

tanto el trabajo como el colegio en remoto surgen a raíz de una crisis

.

Y este dato común es el que permite desarrollar la reflexión que me he
hecho y que os propongo en este artículo. Cómo compaginar estas tres
variables tan complejas en nuestra vida diaria en estas circunstancias
impuestas por la pandemia: teletrabajo, telecolegio y crisis.

El teletrabajo y el telecole en la actualidad

Desde marzo de 2020 el coronavirus ha acelerado tanto el trabajo como el
colegio virtual a nivel mundial, aunque en términos de teletrabajo aún

dista mucho de aproximarse a los niveles de los Países Bajos

, país líder en esta modalidad.

En ambos casos, tanto el trabajo como la escuela a distancia, el
protagonista ha sido el ordenador o cualquier dispositivo con conexión a internet. Y se ha empezado a utilizar este
método para situaciones extremas, como por ejemplo

la histórica nevada que tuvo lugar en Madrid (España) entre el 6 y el
11 de enero de 2021, “Filomena”

, donde tanto alumnos como trabajadores hicieron uso de estas herramientas
para seguir el ritmo de clases y la vida profesional.

Todo empieza por una buena organización…

Para empezar, es claro que la palabra clave para encontrar cierto
equilibrio entre nuestros dos términos, es sin lugar a dudas

organización.

Pero antes de empezar a organizarnos, debemos

explicar a los niños qué está pasando.

No hay que dramatizar, pero hemos de evitarles la incertidumbre que los
pone más nerviosos y alterados. Y estarás de acuerdo conmigo, querido
lector, que eso es justo lo que no nos conviene, estar serenos en la medida
de lo posible. Si estamos agitados, nos equivocamos más fácilmente al tomar
decisiones.

El siguiente paso es recabar información. Me refiero a
conocer los horarios de las clases de los niños y las reuniones virtuales o
llamadas del trabajo profesional. Reunida la información pertinente, se
vuelcan todas esas citas en un único calendario común.

Pero tan importante como tener los datos es saber de cuántos dispositivos disponemos. Cuantos más tengamos mejor, no
cabe duda, para no pisotearnos los horarios. Se puede contemplar utilizar
los teléfonos móviles como medida de emergencia. En resumen, valora tu realidad familiar: cuántos miembros sois, cuántos
dispositivos tenéis, nivel de importancia de cada cita en el calendario,
etc. Hay tantas casuísticas como personas en el mundo.

Como ambas modalidades tienen lugar en casa, habrá que tener presente
también las labores domésticas. Estas actividades, que en
situaciones normales pueden estar delegadas en otra persona, recaerán sobre
nosotros pues no se permite salir de casa. Se puede implicar a toda la
familia para que colabore.

Estos encargos, junto con unas normas básicas de convivencia y nuestro calendario, serán
suficientes para empezar nuestra primera jornada de trabajo y telecole.

Con esto evitaremos los inconvenientes típicos que nos encontramos a la
hora de compaginar dos sistemas que a primera vista parecen incompatibles,
como son el multitasking (varias tareas a la vez) y
reducir al mínimo las distracciones.

Momento previo al día D

Lo principal es disponer de un lugar de trabajo, a ser
posible siempre el mismo. Será importante valorar si es necesario tener
nuestra oficina junto a nuestros hijos o bien podemos estar en otro lugar.
Dependerá de las edades de los hijos más pequeños, pues precisan supervisión y guía.

Una herramienta que implementé en el confinamiento fue ponerme distintas alarmas en el móvil para que me avisaran 15´antes del
comienzo de las clases. Tiempo suficiente para mentalizar al hijo
correspondiente y conectarlo a su sesión de trabajo.

Sería conveniente informar a nuestro jefe de nuestros horarios preferentes
para tener esas reuniones virtuales. Si es buen líder
tratará de amoldarse o llegar a un acuerdo.

Pero para que el trabajo sea realmente productivo habrá que plantearse
trabajar antes de que se despierte la familia o bien mientras los más
pequeños de la casa duermen su siesta y los mayores descansan con una buena
película. Y, en cambio, los momentos de más estrés destinarlos a la lectura
de e-mails y tareas de menor concentración.

Además, para tener organizadas las comidas y que no nos
ocupe más tiempo del necesario, es una buena idea apostar por un menú semanal.

Empieza el día D

Al empezar nuestra jornada de trabajo y escuela virtual se recomienda
realizar las mismas tareas de cualquier día normal: desayunar, orden del
cuarto y aseo personal. Esto último es importante de cara
a las video llamadas que podamos tener.

Tener espacio para una reunión matutina sería un plus. En
ella se puede explicar en qué va a consistir el día. A los niños les sienta
muy bien conocer qué viene después de cada actividad.

Unos minutos antes de nuestra conexión conviene familiarizarse con las plataformas de trabajo con calma.

Y, por último, y no por ello menos importante, hay que recoger después de
trabajar y romper con alguna actividad despejante.

En resumen, “teletrabajar” simultaneando con clases de los niños no es una
misión imposible. Hay que contar con las distracciones y como padres no
exigirse más de la cuenta tratando de reproducir la escuela en casa. Si como familia se hace equipo todo resultará más sencillo y
encontraremos el equilibrio, equilibrio que nunca es definitivo. El
“equilibrio definitivo” es el de los cementerios, la vida es siempre…vida.

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