«La maternidad es la génesis de todo significado posible. En ese «sí a la
vida» que la mujer pronuncia frente a sí misma, abriéndose a ese otro que,
sin embargo, está, dentro de ella, el tiempo queda suspendido, la eternidad
toca la carne del mundo, y el hombre acontece».

Con estas palabras, el jovencísimo Simone Tropea, autor de


Generato e non creato. Mistica e filosofia della nascita: la
maternità surrogata e il futuro dell’umanità


(Generado y no creado. Mística y filosofía del nacimiento: la maternidad
subrogada y el futuro de la humanidad), nos introduce en el «misterio de la
maternidad», un misterio que -como demuestra a lo largo del texto- no puede
«reducirse» a la compra y venta de seres humanos.

¿Por qué cuestionar esto?

Recientemente, en una red social, me encontré con un post que hablaba
positivamente de la gestación subrogada, más suavemente llamada «gestación
para otros».

Describe la gestación subrogada como una «práctica solidaria» para las
parejas que no pueden tener hijos biológicos.

Enseguida me di cuenta de que el aspecto económico de la cuestión quedaba completamente entre paréntesis (la
mujer no «regala su maternidad», en la mayoría de los casos la «vende» y a
menudo porque se encuentra en estado de pobreza); pero más allá del dinero
(que de por sí hace falso cualquier discurso sobre altruismo y gratuidad),
¿hay alguna razón intrínseca de esta práctica que nos permita verla como
algo inmoral?



La pregunta que subyace es: ¿puede considerarse la maternidad como
«un trabajo»?

Ante ese post sentí la necesidad de informarme más sobre el tema, aunque ya
había hecho un curso de bioética sobre el inicio de la vida en la
universidad y -como mujer y madre- sentía una repulsión instintiva por esa
práctica.

En cualquier caso, fue este deseo de profundizar el que me llevó a Generato non creato.

Tropea es un periodista científico, nacido en 1993, especializado en
Historia del Pensamiento Teológico y Filosofía Moral. Se formó en España
(en la Universidad Pontificia de Salamanca y en la «Rey Juan Carlos» de
Madrid), antes de volver a Italia y estudiar Bioética en la Universidad «La
Sapienza» de Roma.

En primer lugar, el autor se detiene en el vínculo madre-hijo, citando
textos como Maternal Care and Mental Health, de
J. Bowlby, médico que editó un documento para la OMS sobre el tema de la
maternidad y el apego del recién nacido a su madre.

«Con Bowlby -explica Tropea- mediante un enfoque científico integrado,

la ciencia contemporánea afirma definitivamente que la experiencia
psíquica fundamental, para todo individuo humano, es la relación con la
madre

. Una relación pre-cultural, que puede ser herida o
comprometida negativamente, cuando es alterada por un contexto histórico y
social, o por un evento biográfico, que produce

un desgarro violento y antinatural entre genetrix y generatus

, convirtiéndose así en el origen inconsciente de muchas patologías
psíquicas y físicas».

La separación de la madre debe ser gradual

Unas páginas más adelante, continúa: » Si esta separación no se produce de forma gradual, de
manera que el sujeto sea capaz de interiorizarla progresivamente,

reconociendo de forma positiva lo que esta separación significa para la
construcción de su identidad

, es decir, la única condición posible para la originalidad, entonces no habría salida del paradigma edípico (se
refiere al complejo de Edipo de la psicología freudiana: N. del T.)».

El autor consigue demostrar con agudeza -sin caer en moralismos ni clichés-
que cualquier práctica que niegue voluntariamente el vínculo
original entre madre e hijo no beneficia ni a la mujer ni al niño
implicado, sino que revela cómo seguimos inmersos en una mentalidad

tecno-machista que ve a la mujer como una «cosa», una «máquina que
produce niños »

y no la respeta como persona.

La ve en su «utilidad» («sirve para generar») y no la «contempla» como un
templo sagrado e inviolable de la vida.


La diferencia entre adopción y gestación subrogada

Tropea explica que si un niño se queda sin familia, es lógico confiarlo a
alguien que pueda cuidarlo. El interés del niño se sirve buscando a alguien
que ocupe el lugar de los padres ausentes.

También en la gestación subrogada alguien «ocupa el lugar de la madre»,
pero las premisas y los motivos son totalmente diferentes.

Desde el punto de vista jurídico, en el primer caso

son los derechos del más débil los que se protegen (los del niño)

; en el segundo, el niño se convierte en el «objeto» de un supuesto derecho
, hasta el punto de que debe ser «deliberadamente engendrado» y separado
intencionadamente, desde su nacimiento, de quien le dio a luz. Es una
verdadera violencia. ¿Cómo se puede definir como «necesaria»?

Un libro interesante que cuestiona el relativismo

Tropea es consciente de que puede recibir críticas de quienes piensan que
no se puede llegar a ninguna verdad en el ámbito moral, pero también es
consciente de la contradicción interna a esta crítica: «la mayoría de la
gente -dice-

no sólo cree que no se puede decir ninguna verdad sobre
prácticamente nada, sino que está convencida de que esto es
absolutamente cierto

«.

De hecho, nos encontramos ante una crisis del pensamiento lógico-racional.
Cada pensamiento está ligado exclusivamente a la subjetividad de la persona
que lo expone, y esto también está llevando a una implosión del Derecho.

Sin embargo, si alguien está interesado en enfrentarse a un texto
filosófico y quiere conocer los motivos racionales por las que es legítimo
dudar de la bondad del útero de alquiler, entonces este texto está escrito
para él.

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