La adolescencia es una etapa de la vida de especial vulnerabilidad. No sólo en términos fisiológicos, sino
también porque se está forjando la personalidad. Y como no
podía ser de otra forma, los jóvenes se muestran frágiles también en el
campo de la tecnología.

Lejos queda el primer uso que se le dio a internet allá por el año 1983. A
fecha de hoy, la red ya está establecida en todo el mundo, en la mayoría de
los negocios y en casi todas las familias. Internet ha traído muchas cosas
buenas a nuestra sociedad. Pero lamentablemente no se han tenido en cuenta
sus consecuencias negativas y ahora, a través de diversos estudios, se está tratando de equilibrar los efectos
negativos.


La personalidad y la vulnerabilidad: claves para una buena relación con
la red

La autoestima es un término que siempre ha preocupado en
el mundo de la educación. Y ahora cobra especial importancia con la
inmersión de las redes sociales: un escaparate donde mirar y ser mirado y,
por tanto, un espacio de riesgo para la estima de uno mismo.

Se han llevado a cabo dos estudios interesantes con resultados muy
reveladores. El primero
es uno en el que se analizó el uso de redes sociales en los adolescentes y la autoestima.

En él se valoró más la susceptibilidad diferencial de cada
individuo y no tanto el tiempo dedicado a internet. Al final, aunque la
cantidad de tiempo influye en un uso problemático de la red, hay que tener
más en cuenta que hay personas más predispuestas que otras
según sea su personalidad.

Otro tema examinado en dicho estudio fue la diferenciación de dos tipos de
autoestima: la basal y la barométrica. La
basal es esa que crece más lentamente en un período largo de tiempo.
Mientras que la barométrica es la momentánea, la que tiene lugar en un
período de tiempo más corto.

En la adolescencia conviene poner el foco en la autoestima barométrica,
especialmente respecto al uso de las redes sociales. Éstas, donde todo
funciona a golpe de clic y con un visionado rápido de imágenes y vídeos,
pueden provocar en el adolescente cambios significativos en su autoestima,
tal y como se demuestra en los resultados del estudio.

De las dos hipótesis de este estudio (hipótesis 1: efectos momentáneos del
uso de RRSS en la autoestima e hipótesis; 2: evaluar la heterogeneidad de
cada individuo), se concluye que los adolescentes modifican su autoestima
con los diferentes sucesos y experiencias que tienen cada día, y que es
importante valorar la inestabilidad barométrica que es la
que fluctúa en el corto plazo. Además, este desequilibrio se dará
especialmente si el adolescente tiene una personalidad vulnerable o, y así
enlazamos con el

segundo estudio,

presenta una personalidad con tendencias “oscuras” (maquiavelismo,
narcisismo, psicopatía, sadismo y rencor).

Este segundo estudio demuestra la relación entre los distintos rasgos
oscuros, un uso problemático de internet y las distintas actividades en
línea, con unos datos muy significativos.


La importancia del acompañamiento y la educación del carácter

Por mucho que se diga que las generaciones de adolescentes de hoy en día
son “nativos digitales”, eso no significa que debamos abandonarlos a su
suerte. Precisamente porque están en una época de profundos cambios, y
conociendo la influencia que internet puede ejercitar en el carácter de los
niños y jóvenes, padres y educadores debemos estar encima también de su
mundo tecnológico, por ejemplo: interesándonos acerca de las cuentas que
siguen en redes sociales, preguntándoles acerca de cómo se sienten,
comentando con ellos acerca de prácticas problemáticas en internet,
mostrándoles otros caminos para solventar con elegancia los problemas que
puedan surgir, poniendo un filtro de seguridad en los dispositivos de casa,
etc.

Además, será importante que desde pequeños reciban educación en las virtudes, incidiendo en esa parte de la
personalidad que es educable: el carácter.

Al igual que ahora está tan de moda la personalización en
la medicina u otras áreas, así también debe ser la educación de
adolescentes y niños. Cada persona es única e irrepetible. No sólo existen
diferencias entre hombre y mujer (los resultados de ambos estudios detallan
marcados contrastes entre los dos sexos), sino que cada sujeto es distinto
de otro, aportando riqueza.

La autenticidad: la antítesis del “postureo”

Es sabido que en el mundo virtual existe un sesgo de positividad, pues las personas tiende a mostrar
los aspectos agradables y positivos de su vida. Esto conviene saberlo y
transmitirlo a los más jóvenes, porque de lo contrario puede parecer que
todo el mundo está teniendo un día maravilloso menos uno mismo. Y esto
genera mucha frustración y depresión.

La clave para aumentar la autoestima en estas circunstancias está en mostrarse auténticos, que es la antítesis del “postureo”.
La vida es imperfecta, y mostrarse así, imperfectos y sin autocostricciones
impuestas por el ambiente, beneficia a los adolescentes devolviéndoles la
seguridad en sí mismos. Además, que una vida auténtica es mucho más
atrayente que una vida maquillada y llena de filtros.

Para terminar, conviene añadir que es necesaria una buena formación en la escuela y en casa, dirigida a alumnos,
padres y profesores. Conviene estar al día, no tanto del uso técnico de las
actividades en línea sino más del uso emocional que se hace de ellas.

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