A medida que los niños van creciendo

,

empiezan a recibir mucha información nueva que deben ir «chequeando» en su
apertura hacia el exterior.

Crear el clima de confianza necesario en la familia para que los niños
puedan preguntar y hablar libremente en casa es fundamental. El cambio que
se produce entre los siete y los doce años es gigantesco y es en esta etapa
donde los padres debemos sentar las bases de la comunicación en familia.

Además, necesita saber dar razón a sus amigos del porqué de algunas
exigencias de sus padres o de sus propias decisiones: sobre el tiempo de
uso de las nuevas tecnologías, respecto a la sobriedad en los gastos, del
porqué no acude a determinados planes o si no ve una serie de televisión.
Las preguntas no se pueden «programar», y aunque siempre contestemos en el
momento, conviene buscar un momento posterior pata tratarlo de nuevo con
mayor tranquilidad.

Por el contrario, en ciertos temas, si la pregunta no surge del hijo la
debemos provocar los padres con el fin de adelantarnos a situaciones que,
de no producirse esa conversación, se darán a corto plazo. Así, por
ejemplo, existe un abismo entre que a un hijo le explique el origen de la
vida humana su padre o su madre, a que se entere por medio de una
conversación con los compañeros del colegio o por medio de una revista
juvenil.

1. Fomenta ocasiones para el
diálogo en familia
, como por ejemplo, cenar sin televisión y sin teléfono móvil.


2. Un buen plan para los fines de semana son las excursiones familiares

, que nos permiten hablar de los temas que no nos dan tiempo en el día a
día.


3. Procura que entre los hermanos no se «coman» el tiempo de
intervención

del más tímido o el más lento a la hora de intervenir en las tertulias
familiares.


4. Dedica un tiempo exclusivo, de vez en cuando, a solas con cada hijo.

En un ambiente relajado es más fácil que nos transmitan sus inquietudes.

5. Da importancia a sus cosas
, a sus peleas con los amigos o al primer grano que le sale a los doce años
y que le hace sentirse horrible. Nunca nos riamos de ellos, pues estaremos
cortando de lleno la comunicación con nuestro hijo

.


6. Un momento ideal para charlar un ratito es justo antes de dormirse

, cuando ya está metido en su cama y se siente relajado. Podemos sentarnos
junto a él y dejar que nos cuente algo que le ocurrió ese día o que le
preocupe.


7. ¿Quién no recuerda las mañanas de domingo en el dormitorio de sus
padres?

Si acude al despertarse y se mete en vuestra cama para resguardarse del
frío, posiblemente se anime a haceros alguna confidencia. No dejéis pasar
el momento.

8. Aprovecha los momentos oportunos.
Otro momento puede ser cuando uno de los cónyuges viaja por trabajo y los
hijos rápidamente hacen turnos para dormir con papá o mamá. Esa noche quizá
podamos aparcar en la mesita de noche nuestro libro y dedicarnos a hablar
con nuestro hijo.

9. Aprovecha el día de su cumpleaños
o de su santo para sacarle del colegio en el rato de la comida. Le hará
sentirse importante delante de sus compañeros y estará más receptivo a las
sugerencias que le hagas en ese momento tan especial.

Por concesión de

http://www.hacerfamilia.com/

Previous

Entrevista a la neuropsiquiatra infantil y psicoanalista Caterina Saccà

Next

El relato de los medios de comunicación. ¿Qué queda del viaje de Papa Francisco en Estados Unidos?

Check Also