Los grupos de whatsapp existen prácticamente para todo: amigos, hermanos,
colegas, primos, compañeros de equipo, alumnos de la misma clase…

Los chats de grupo facilitan la vida de muchas maneras: es más
sencillo fijar lugares y horarios de encuentro, compartir contenidos que
interesan a todos, etc.

Sin embargo, la comunicación en línea en un grupo de muchas personas puede
ser compleja, fuente de estrés y de malentendidos.


En primer lugar, los mensajes pueden “invadir” nuestras vidas

En un chat multipersonal, casi siempre hay alguien escribiendo. Si
formamos parte de cinco, diez o incluso más grupos, el móvil nos persigue
continuamente.

Sólo debemos permanecer en un grupo si realmente creemos que es útil. Si
los beneficios son mayores que el esfuerzo. Cuando notamos que un grupo nos
pone nerviosos, es mejor mantenerse al margen, o silenciarlo y entrar en
contadas ocasiones.


Los mensajes pueden desencadenar dinámicas no fáciles de gestionar

Las conversaciones por chat no permiten captar los matices de la
comunicación presentes “en vivo”, en una discusión cara a cara.

Protegidos por una pantalla, y olvidando que al otro lado hay personas
reales, no es difícil llegar a auténticos enfrentamientos.

Es posible presenciar tremendas “riñas” por whatsapp entre personas que, en
la vida real, no le gritarían ni a una mosca.

En estos casos, lo ideal (aunque la tentación sea ponerse a mediar en el chat) es que alguien del grupo invite a los dos o más
contendientes a tratar el asunto en otro momento, y mejor personalmente,
donde usamos un tono diferente y la gente se entiende mejor.


Los mayores problemas surgen cuando los grupos están formados por
“extraños”

Hay grupos de whatsapp entre personas que apenas se conocen, y no tienen
mucho en común, pero comparten las mismas condiciones de vida.

El ejemplo más clásico es quizá el “grupo de padres” de la misma clase,
destinado a gestionar las comunicaciones e iniciativas escolares de sus
hijos.

Los grupos de whatsapp son muy comunes en los colegios, entre los padres y
los estudiantes, hasta el punto de que la gente ya no les hace caso.

Original y simpática es la iniciativa de un ayuntamiento italiano (Rávena,
Emilia-Romaña) que, partiendo de la consideración de que “los grupos de
whatsapp entre los padres de los jardines de infancia nacieron de forma
espontánea y están muy extendidos”, para potenciar la herramienta y evitar
algunas “criticidades”, decidió sugerir a todos los padres algunas reglas
para el buen uso de la mensajería “de clase” (link al texto íntegro:

Vademecum – Whatsapp

en español
)

Se trata de un texto elaborado a partir de un cuestionario al que
respondieron 140 padres y 30 profesores, y redactado con la ayuda de
pedagogos.

Algunos consejos del Vademécum de WhatsApp para los padres

1. “Utilizar el grupo como un ‘tablón de anuncios virtual’, publicando sólo
avisos, informaciones e iniciativas que conciernen a la clase”, y evitar la
proliferación de cualquier tipo de “cotilleo virtual”.

2. Limitar “el uso del grupo para asuntos generales de la clase”: el chat no debe convertirse en un contenedor de todo tipo de
informaciones y comentarios, pues puede anular la utilidad de la
herramienta.

3. “En caso de controversia o conflicto en el grupo”, es mejor “reunirse
personalmente, organizando una reunión de profesores y padres”.

4. Establecer un moderador: siempre debe haber una persona, elegida desde
el principio, capaz de colaborar con los profesores y padres. Una figura de
“servicio”, elegida a tal efecto, y a la que también se imparte cierta
formación.

Es una iniciativa que invita a las personas a actuar con sentido de la
responsabilidad y respeto a los demás, incluso ante una realidad cotidiana
como un simple chat entre padres.

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