El 15 de abril pasado, Associated Press, en su primera información sobre el coronavirus, lanzó una acusación de encubrimiento por parte del Gobierno chino, titulando China advirtió al público con seis días de retraso sobre la probable pandemia.

Publicamos, para su comodidad, una síntesis de esa noticia: «habían transcurrido seis días desde que las autoridades chinas decretaron en secreto que probablemente estaban ante una pandemia por causa de un nuevo coronavirus hasta que, el 20 de enero, Xi Jinping lo dijo públicamente».

Examinemos ahora el núcleo de la cuestión, prestando atención a las fechas, puesto que son muy importantes en el artículo de Associated Press, tal como recalca el mismo título del servicio:

China avisó al público con seis días de retraso sobre la probable pandemia
(el énfasis es mío). Los títulos son lo único que el 80% de los lectores recuerda después de haber leído una noticia, suponiendo que lea más allá del título. Hay que decir, además, para los lectores menos perezosos, que el título es siempre la clave de lectura de la totalidad del artículo, incluso cuando no exista una verdadera correspondencia.

Lo que Associated Press presenta como «estimaciones de nuestros expertos basadas en el examen retrospectivo de los data sobre la infección», parece proceder de un número de CCDC Weekly Reports (Center for Diseases Control of China), publicado por dicho organismo sanitario de China…el 20 de enero! Puede que AP tomase los datos oficiales de otras fuentes, porque en la noticia no se menciona la fuente oficial china. En cualquier caso, nadie discute sobre las fuentes si quiere mantenerlas confidenciales. Otros periodistas las mencionan antes que ellos. Así Jim Geraghty.

Jim Geraghty había informado en National Review, en su investigación personal sobre las fechas («The Comprehensive Timeline of China’s COVID-19 Lies»)… el 23 de marzo, es decir, tres semanas antes que AP. Lástima que Geraghty, que ha seguido de cerca el tema de la epidemia desde que estalló, trabaja para National Review, un semanario considerado afín al Partido Republicano. No queda bien que AP no mencionara a Geraghty.

Sin embargo, Jim Geraghty tenía fuentes sólidas: The Lancet (24 de enero), y The New England Journal of Medicine (29 de enero), habían presentado pruebas de la transmisión del virus entre humanos, algo negado por la Organización Mundial de la Salud hasta el 22 de enero, y ciertamente negado también por el Gobierno chino.

Pues bien, Associated Press podría tener un retraso (¿por qué no?) de setenta y cinco días en informar de este scoop periodístico, tras la cuidadosa estimación de sus expertos, mientras que denunciaba al Gobierno chino por una demora de seis días mediante un hábil recurso retórico: los Seis Días clave, sus seis días fatales. Muchas otras agencias periodísticas y periódicos creyeron el relato de AP.

Hay aún más ironías y paradojas en la narración de Associated Press, a propósito de los «Seis días fatales de retraso al enfrentarse a la pandemia del coronavirus».

He aquí otra: el 6 de abril, el Gobierno chino publica sus datos oficiales sobre la lucha contra el coronavirus, para manifestar su voluntad de «buscar colaboración internacional».

¿Alguna relación? ¿Se ha visto movida AP a reaccionar ante la propaganda del Gobierno chino? No parece. Podemos pensar que AP proporciona una investigación propia y su propio relato de los hechos, aunque nueve días después el comunicado oficial de China. Por otra parte, y a pesar de la proximidad de las fechas, el informe chino no se menciona nunca.

Sin embargo, el servicio de la Associated Press en el que se denuncia -recuerdo- LOS SEIS DÍAS FATALES de retraso del Gobierno chino en informar, en advertir, a su pueblo y por tanto, al mundo.

Pero el verdadero problema, sin embargo, es que los dos cuadros temporales – el proporcionado por la máquina de propaganda china y el suministrado por AP, tras una supuesta minuciosa investigación – son falso, en el primer caso, y erróneo, en el segundo.

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